Tuesday, January 21, 2014

Olvidado jesuita es el verdadero padre del Big Bang


Domingo 22 de septiembre del 2013 / 4:44 am




Georges Lemaitre se enfrentó a Einstein, quien terminó apoyándolo y reconociendo “la partícula de Dios”

La edad del Universo, fijada en 13.700 millones de años, habría sido imposible de establecer por la ciencia en tan corto tiempo de no ser por la teoría del Big Bang, la Gran Explosión, del astrónomo y sacerdote belga Georges Henry Lemaitre, quien esbozó esta visión revolucionaria entre 1927 y 1931.

Todo el mundo tiene referencias de Galileo, Newton y Einstein o por citar en nuestra época a Carl Sagan y Stephen Hawking , pero pocos han oído hablar de Lemaitre, el pionero de las teorías actuales sobre el origen del universo, quien llegó a este camino no por razones religiosas, sino buscando explicar la expansión de las galaxias.

Paradójicamente, su teoría fue designada peyorativamente como Big Bang por el astrónomo británico Fred Hoyle con el ánimo de ridiculizarlo, sin imaginar que ese nombre pasaría a la posteridad como la clave en la búsqueda del origen del universo.

La teoría del Big Bang se atribuye generalmente a Albert Einstein, quien fue el principal detractor de Lemaitre hasta que, años después, comprobó que el religioso belga había acertado en los cálculos astronómicos, de alta complejidad, y juntos profundizaron las investigaciones.

EL UNIVERSO EN EXPANSIÓN

La aventura científica del sacerdote jesuita empezó cuando el astrónomo estadounidense Edwin Powell Hubble (1889-1953) descubrió corrimiento al rojo de galaxias distantes, lo que significaba que se alejaban y, por lo tanto, no existía un Universo estable.

Sus estudios lo llevaron a señalar que la totalidad del universo comenzó a partir de un solo “átomo primigenio”, lo que constituye la primera versión de lo que ha llegado a ser la teoría actual del Big Bang.

Einstein menospreció el modelo de Lemaitre, como hizo con todos los modelos en los que el universo se expandía, pero el religioso belga lo demostró, basándose en la ley universal de la termodinámica y el principio de la entropía, por lo que al final tuvo que admitir que podía tener razón.

Su hipótesis no fue bien recibida por la comunidad científica, debido a que en esos momentos casi todas las teorías sobre el movimiento celeste defendían la concepción de un universo inmutable y eterno.

GRAN EXPLOSIÓN DIVINA…

El trasfondo del debate era que la idea de una Gran Explosión como origen del universo se rechazaba porque, de acuerdo con los genios de la astronomía, era una estrategia de Lemaitre para introducir la creación divina en la ciencia.

No se discutía si la hipótesis del átomo primitivo era una intuición física o más bien una teoría rigurosamente elaborada: se la rechazaba frontalmente.

Los detractores más radicales se horrorizaban al ver “derrumbarse” el principio del “Padre de la Química” Antoine Lavoisier, descubierto antes por Mijail Lomonosov, de que “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”.

Lemaitre no se amedrentó, pero se vio obligado a dar maratónicas conferencias para insistir que no pretendía “explotar” la ciencia en beneficio de la religión, porque “estaba firmemente convencido de que ambas tienen caminos diferentes para llegar a la verdad”.

De acuerdo con su interpretación, la narración de la creación hecha en el Génesis no puede explicarse literalmente si se tiene en cuenta que es un relato poético, que utiliza un lenguaje mitológico para mostrar una realidad.

“No se puede reducir a Dios a una hipótesis científica. Si Dios permanece escondido no es porque no exista, sino porque no se identifica con el mundo y porque respeta nuestra libertad”, recalcó.

NO SE AMILANÓ

El astrónomo británico Fred Hoyle, partidario recalcitrante, en ese entonces, de un modelo de universo eterno, acuñó la expresión peyorativa “Big bang” para ridiculizar las ideas desarrolladas por Lemaitre.

Lejos estaba de imaginar el autor de “El Universo inteligente” que esa expresión se usaría hoy, sin connotaciones negativas, para designar una teoría respaldada desde entonces por numerosos hechos experimentales.

Al ver que la publicación de sus trabajos en 1927, sobre la expansión del universo, no encontraba eco en la comunidad científica, recurrió a Einstein, el más grande científico de todos los tiempos.

Lemaitre consiguió hablar con Einstein, quien le comentó sin pelos en la lengua: «He leído su artículo. Sus cálculos son correctos, pero su física es abominable».

El religioso no se amilanó, convencido de que Einstein se equivocaba, se enfrascó en un debate del más alto nivel científico.

En silencio, pero con una firmeza de matemático, Einstein empezó a revisar cada uno de los pasos teóricos de Lemaitre durante varios años, hasta que en 1933 volvieron a encontrarse en Estados Unidos, donde el religioso había sido invitado por Robert Millikan, director del Instituto de Tecnología de California.

EL RECONOCIMIENTO

Einstein reconoció finalmente que el universo está en expansión, pero le dijo que no le convencía la teoría del átomo primitivo, porque le recordaba demasiado la creación, es decir el bíblico Génesis.

A principios de los años treinta se admitía que había galaxias fuera de la nuestra y que el universo se expandía, con lo que se deducían de ello modelos del cosmos en evolución permanente, en el curso quizá de una duración finita.

Lemaitre había avanzado un gran trecho para abrir camino a su teoría del universo en expansión, pero seguía estrellándose contra las preferencias filosóficas de numerosos físicos.

No solo les obligaba a aceptar que el universo tuvo un comienzo, sino también que consistió en un estado de densidad infinita, en una singularidad donde las leyes de la física pierden todo su sentido. Pero ya estaban los primeros pasos hacia la demostración irrefutable del Big Bang e incluso se le relaciona con su visión de lo que se llamaría después “la partícula de Dios”.
  

Fuente

August 16, 2016

Update:

UNKNOWN:
The Roman Catholic religion controlled Scientific Research until the XIX Century.
Whatever Scientific discovery conflicted with Catholic whim, or did not promote  the Catholic Agenda..it was not allowed any credibility or recognition.

IN FACT, The Catholic Religion knows no restrictions, it meddles in Science, it interferes in Politics, and even pretends to DICTATE to men's CONSCIENCES.


1 comment:

  1. Science and Religion are totally compatible. They should never have been confronted. Time will show they are complementary.

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