Tuesday, January 28, 2014

Y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia



Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, y la llaga de su muerte fué curada: y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.

Y adoraron al dragón que había dado la potestad á la bestia, y adoraron á la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante á la bestia, y quién podrá lidiar con ella?


 Apocalipsis 13:3,4
Reina-Valera Antigua (RVA)





Une cumbre a Cuba y OEA


AP/ANDREA RODRÍGUEZ / LA HABANA / Publicada el 28/01/2014




Los presidentes Dilma Rousseff de Brasil; Raúl Castro de Cuba, Nicolás Maduro de Venezuela y Evo Morales de Bolivia. Foto: AP.



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El secretario de la Organización de Estados Latinoamericanos (OEA), José Miguel Insulza, llegó ayer a la capital cubana en una visita histórica pues la organización no mantiene relaciones con la isla desde hace cinco décadas.

Insulza arribó al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana para la II Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), informaron a la AP funcionarios cubanos.

Siguiendo “la cortesía” que le corresponde como anfitrión de la Cumbre de la Celac, Cuba invitó a Insulza, expresó la semana pasada el canciller Bruno Rodríguez. El secretario aceptó la oferta convirtiéndose en el primero de ese organismo interamericano en llegar a la isla. Su llegada, a diferencia de los jefes de Estado, no fue público ni transmitido por la señal oficial.

Las tensiones entre Cuba y la OEA comenzaron tras el triunfo de la Revolución, cuando Washington usó al mecanismo para presionar al naciente Gobierno encabezado por Fidel Castro.

El punto climático llegó en 1962, cuando la OEA le suspendió la membresía a Cuba y al calor de la Guerra Fría logró que los otros participantes en el foro le dieran la espalda.

Finalmente la OEA levantó la restricción sobre Cuba en 2009, durante una asamblea general en Honduras, pero Cuba rechazó volver al mecanismo.

Arranca cumbre

Defensa de cultivos tradicionales como la quinua, reclamos históricos como los de los argentinos sobre las islas Malvinas o iniciativas de alfabetización y derecho al agua centrarán la atención de los en la Celac.

El canciller cubano Bruno Rodríguez se reunió ayer con sus colegas para preparar el documento que será suscrito por los presidentes y jefes de Estado, quienes tienen su encuentro desde ayer martes.

Celac es la cumbre regional más joven y convoca a 33 países del continente, sólo excluyendo a Estados Unidos y Canadá.

Los presidentes Cristina Fernández de Argentina; Dilma Rousseff de Brasil; Evo Morales de Bolivia; Nicolás Maduro de Venezuela y José Mujica de Uruguay llegaron el fin de semana.

Rousseff y Castro acompañados por Maduro, Morales y Martelly de Haití, inauguraron una terminal de contenedores en la localidad de Mariel.


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Cuba acogerá un seminario de comunicación para obispos organizado por el Vaticano






romereportsesp

Published on Jan 28, 2014

Treinta y cinco obispos de América Central y el Caribe participarán en un encuentro sobre comunicación que tendrá lugar en febrero en La Habana.
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25/07/2013 ENTREGA LLAVES RIO DE JANEIRO AL PAPA FRANCISCO, JMJ 2013





Popular Televisión R.Murcia

Streamed live on Jul 25, 2013

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Tuesday, January 21, 2014

Olvidado jesuita es el verdadero padre del Big Bang


Domingo 22 de septiembre del 2013 / 4:44 am




Georges Lemaitre se enfrentó a Einstein, quien terminó apoyándolo y reconociendo “la partícula de Dios”

La edad del Universo, fijada en 13.700 millones de años, habría sido imposible de establecer por la ciencia en tan corto tiempo de no ser por la teoría del Big Bang, la Gran Explosión, del astrónomo y sacerdote belga Georges Henry Lemaitre, quien esbozó esta visión revolucionaria entre 1927 y 1931.

Todo el mundo tiene referencias de Galileo, Newton y Einstein o por citar en nuestra época a Carl Sagan y Stephen Hawking , pero pocos han oído hablar de Lemaitre, el pionero de las teorías actuales sobre el origen del universo, quien llegó a este camino no por razones religiosas, sino buscando explicar la expansión de las galaxias.

Paradójicamente, su teoría fue designada peyorativamente como Big Bang por el astrónomo británico Fred Hoyle con el ánimo de ridiculizarlo, sin imaginar que ese nombre pasaría a la posteridad como la clave en la búsqueda del origen del universo.

La teoría del Big Bang se atribuye generalmente a Albert Einstein, quien fue el principal detractor de Lemaitre hasta que, años después, comprobó que el religioso belga había acertado en los cálculos astronómicos, de alta complejidad, y juntos profundizaron las investigaciones.

EL UNIVERSO EN EXPANSIÓN

La aventura científica del sacerdote jesuita empezó cuando el astrónomo estadounidense Edwin Powell Hubble (1889-1953) descubrió corrimiento al rojo de galaxias distantes, lo que significaba que se alejaban y, por lo tanto, no existía un Universo estable.

Sus estudios lo llevaron a señalar que la totalidad del universo comenzó a partir de un solo “átomo primigenio”, lo que constituye la primera versión de lo que ha llegado a ser la teoría actual del Big Bang.

Einstein menospreció el modelo de Lemaitre, como hizo con todos los modelos en los que el universo se expandía, pero el religioso belga lo demostró, basándose en la ley universal de la termodinámica y el principio de la entropía, por lo que al final tuvo que admitir que podía tener razón.

Su hipótesis no fue bien recibida por la comunidad científica, debido a que en esos momentos casi todas las teorías sobre el movimiento celeste defendían la concepción de un universo inmutable y eterno.

GRAN EXPLOSIÓN DIVINA…

El trasfondo del debate era que la idea de una Gran Explosión como origen del universo se rechazaba porque, de acuerdo con los genios de la astronomía, era una estrategia de Lemaitre para introducir la creación divina en la ciencia.

No se discutía si la hipótesis del átomo primitivo era una intuición física o más bien una teoría rigurosamente elaborada: se la rechazaba frontalmente.

Los detractores más radicales se horrorizaban al ver “derrumbarse” el principio del “Padre de la Química” Antoine Lavoisier, descubierto antes por Mijail Lomonosov, de que “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”.

Lemaitre no se amedrentó, pero se vio obligado a dar maratónicas conferencias para insistir que no pretendía “explotar” la ciencia en beneficio de la religión, porque “estaba firmemente convencido de que ambas tienen caminos diferentes para llegar a la verdad”.

De acuerdo con su interpretación, la narración de la creación hecha en el Génesis no puede explicarse literalmente si se tiene en cuenta que es un relato poético, que utiliza un lenguaje mitológico para mostrar una realidad.

“No se puede reducir a Dios a una hipótesis científica. Si Dios permanece escondido no es porque no exista, sino porque no se identifica con el mundo y porque respeta nuestra libertad”, recalcó.

NO SE AMILANÓ

El astrónomo británico Fred Hoyle, partidario recalcitrante, en ese entonces, de un modelo de universo eterno, acuñó la expresión peyorativa “Big bang” para ridiculizar las ideas desarrolladas por Lemaitre.

Lejos estaba de imaginar el autor de “El Universo inteligente” que esa expresión se usaría hoy, sin connotaciones negativas, para designar una teoría respaldada desde entonces por numerosos hechos experimentales.

Al ver que la publicación de sus trabajos en 1927, sobre la expansión del universo, no encontraba eco en la comunidad científica, recurrió a Einstein, el más grande científico de todos los tiempos.

Lemaitre consiguió hablar con Einstein, quien le comentó sin pelos en la lengua: «He leído su artículo. Sus cálculos son correctos, pero su física es abominable».

El religioso no se amilanó, convencido de que Einstein se equivocaba, se enfrascó en un debate del más alto nivel científico.

En silencio, pero con una firmeza de matemático, Einstein empezó a revisar cada uno de los pasos teóricos de Lemaitre durante varios años, hasta que en 1933 volvieron a encontrarse en Estados Unidos, donde el religioso había sido invitado por Robert Millikan, director del Instituto de Tecnología de California.

EL RECONOCIMIENTO

Einstein reconoció finalmente que el universo está en expansión, pero le dijo que no le convencía la teoría del átomo primitivo, porque le recordaba demasiado la creación, es decir el bíblico Génesis.

A principios de los años treinta se admitía que había galaxias fuera de la nuestra y que el universo se expandía, con lo que se deducían de ello modelos del cosmos en evolución permanente, en el curso quizá de una duración finita.

Lemaitre había avanzado un gran trecho para abrir camino a su teoría del universo en expansión, pero seguía estrellándose contra las preferencias filosóficas de numerosos físicos.

No solo les obligaba a aceptar que el universo tuvo un comienzo, sino también que consistió en un estado de densidad infinita, en una singularidad donde las leyes de la física pierden todo su sentido. Pero ya estaban los primeros pasos hacia la demostración irrefutable del Big Bang e incluso se le relaciona con su visión de lo que se llamaría después “la partícula de Dios”.
  

Fuente

August 16, 2016

Update:

UNKNOWN:
The Roman Catholic religion controlled Scientific Research until the XIX Century.
Whatever Scientific discovery conflicted with Catholic whim, or did not promote  the Catholic Agenda..it was not allowed any credibility or recognition.

IN FACT, The Catholic Religion knows no restrictions, it meddles in Science, it interferes in Politics, and even pretends to DICTATE to men's CONSCIENCES.


Los encuentros y sus prácticas cuestionables







Y esta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios. San Juan 3:19-21.


INTRODUCCIÓN:


Sin lugar a dudas, en los últimos dos años hemos leído y escuchado múltiples de enseñanzas sobre las herejías de los famosos y secretísimos encuentros. Pero nunca se ha sacado a la luz un tema específico que se centre específicamente en las prácticas cuestionables, por las cuales condenamos tales encuentros.


El martes 05 de Agosto abordé este tema en mi programa radial “El Mundo Actual” (que se transmite todos los martes a las 12:00 del mediodía, en Washington DC, y se retransmite simultáneamente a la ciudad de Atlanta, Georgia, y otros países), tocamos los puntos más predominantes que se practican en los encuentros y que son seriamente cuestionables, por carecer de todo respaldo Bíblico, y ser considerados ¡Abominables delante del Señor!


En el programa se citaron algunos casos contundentes, para lo cual invité al programa desde Nueva York, al hermano José Luis Saez, quien compartió un testimonio espeluznante, con relación a las famosas regresiones. Otra personalidad que estuvo presente en el programa fue a un ex agente del FBI, y actualmente maneja una agencia de detectives privados.


A continuación los invito a que nos compenetremos en el tema de los secretísimos encuentros evangélicos que tanta polémica y división ha ocasionado dentro del pueblo del Señor.



BREVE HISTORIA:


Los encuentros o retiros espirituales —como le prefieren llamar otras iglesias o concilios involucrados— tienen su origen en la iglesia católica romana; aunque muchas de las prácticas también están fuertemente vinculadas a los rituales budistas o religiones mentalistas del Oriente.


Su práctica tiene mas de quinientos años, y su principal fundador fue el fraile español Ignacio de Loyola. Y que a raíz de esos ejercicios espirituales —como inicialmente se les llamó— fue que nació la tenebrosa orden jesuita, fundada en el año de 1528.


Desde entonces, los jesuitas construyeron las conocidas “casas de retiros”, donde los sacerdotes y monjas católicas acudían para hacer los mencionados ejercicios espirituales. Fue en estos primero encuentros donde Ignacio de Loyola estableció el código de silencio, o “pacto de silencio”; es por eso que hasta hoy en día, un sacerdote jesuita, o recluta jesuita, prefieren morir antes que revelar el pacto de silencio que juro en dicho retiro.




Ignacio de Loyola es el fundador de la “Compañía de Jesús”,
autor y promotor de los “Ejercicios Espirituales”,
practicados el los seminarios y retiros jesuitas.


Sin embargo, estos encuentros no crearon ningún encanto en la feligresía católica, puesto que esta práctica, como mencioné, era solo para las personas íntimamente vinculadas al servicio total de la iglesia católica, como son los sacerdotes y monjas.


Fue hasta el año de 1928, cuando otro fraile español, llamado José María Escriba de Balaguer, fundara la famosa organización “Opus Dei” o Prelatura de la Cruz. Balaguer nunca imagino que con la creación de esta organización obtendría un éxito rotundo en la feligresía de las décadas siguientes, en especial en los setenta y ochenta.



LOS ENCUENTROS CATÓLICOS:


Sin lugar a dudas, en los años sesenta, la iglesia católica notó que para las siguientes décadas —rumbo hacia el nuevo milenio— enfrentaría todo un terremoto por el éxodo de miles de feligreses; en especial en el continente Latinoamericano, donde se concentra la mayor membresía.


La iglesia católica no podía quedarse con los brazos cruzados, viendo venir este vendaval. Tenían que tomar esto con profunda seriedad, pues las iglesias evangélicas recibirían un impulso extraordinario por parte del Espíritu Santo, sacudiendo la fe de millones de católicos, los cuales, una vez que tuvieran esta experiencia con el Señor, y un encuentro con la verdadera palabra de Dios, rápidamente abandonarían las filas de las envejecidas iglesias católicas.


De inmediato el Papa Pablo VI, convoco el fortalecimiento del Concilio II, iniciado por Juan XXIII. En 1965, Pablo VI, consolida en este concilio ecuménico, la nueva estrategia del vaticano: Primer punto, no entrar en confrontación con el resto de las religiones, sino buscar un acercamiento entre ellas, para juntas lanzarse a la caza de lo que ellos llaman las “Sectas Evangélicas”.


Una vez iniciado el complot del Concilio II, se ponen en acción todas las estrategias, acerca de cómo minar nuestras iglesias. De lo que si estaban completamente seguros, era que los evangélicos de las décadas del los 70´s y 80´s, estaban experimentando una verdadera explosión de la manifestación del Espíritu Santo. Lo que seducía enormemente a los católicos, de modo que habría que buscar una experiencia semejante, que sirviera de carnada a la juventud católica y de esa manera frenar ese éxodo.


SURGEN LOS CARISMATICOS:


Ya para el año 1975, había estallado en España la euforia de los encuentros del Opus Dei, que habían sido fundados en 1928. Los españoles laicos venían hablando maravillas de los famosos encuentros o ejercicios espirituales. No solo venían hablando de tener un verdadero encuentro con Dios, sino que también venían dispuestos a defender hasta con su propia vida la iglesia católica.


Con este estallido, la iglesia católica vio en el Opus Dei, el gran remedio que estaba buscando. Sin pérdida de tiempo, lo inyecta en el recién creado movimiento carismático, y lo lanzan como una novedad para el continente americano.


Miles de evangélicos ex católicos de esa época recuerdan haber asistido a los famosos retiros de los carismáticos, y más especialmente a los famosos encuentros del Opus Dei. En México, he hablado con muchos de estos hermanos de este tema, y todos ellos me comparten que los encuentros católicos en relación con los evangélicos —que analizaremos más adelante— son la misma cosa.


Con el éxito de los secretísimos encuentros, José María Escriba de Balaguer, no solo salvó a la iglesia católica, sino que logró que su organización se fortaleciera a los niveles más altos del vaticano; logrando inclusive, ya muerto, ser ascendido a los altares de santo en tiempo record, y en su legado dejó para el nuevo milenio a dos grandes fieles de su organización que más tarde se convertirían en Papas. Uno de ellos fue Karol Wojtyla, quien fue el Papa Juan Pablo II, desde 1978 hasta el 2005, el otro, Joseph Ratzinger, hoy el papa Benedicto XVI, desde 2005.




Sede del Opus Dei en Nueva York, Estados Unidos.
Situada en una zona céntrica, tiene 17 pisos y fue construido
en 2001 con un coste de 70 millones de dólares.


El Opus Dei mantiene sus exitosos encuentros, los cuales se dividen en tres: El pre-encuentro, pos encuentro y el reencuentro, una vez que el laico católico ha pasado por estos tres cursillos de la cristiandad, como le llaman ellos, estás listos para emprender su misión de defender su religión.


Las practicas que realicen los católicos en sus encuentros, no es el tema de nuestro estudio y en realidad no nos interesan. Bien sabemos por la palabra del Señor que un árbol malo no puede dar buenos frutos. Eso no quiere decir que los árboles malos no den frutos, claro que los dan, pero son malos frutos. Santiago el hermano del Señor también dejo bien claro esto en los siguientes pasajes:


¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Del mismo modo, ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. Santiago 3:11-12.


LOS ENCUENTROS EVANGÉLICOS:

Es un hecho, que al hombre que se le da el crédito de haber introducido los famosos encuentros a la iglesia evangélica se llama César Castellanos; fundador de la organización con nombre católico: “Misión Carismática Internacional”. Por haber sido Castellanos el primero que introdujo la copia de los encuentros católicos a lo evangélico, se acreditó la franquicia total de la literatura, que transcribe casi igual los cursillos de la cristiandad del Opus Dei.


Esta franquicia le genero fuertes entradas económicas, convirtiéndose en uno de los hombres más adinerado del país de Colombia. Aunque el Sr. Castellanos alega que el Señor le revelo esta supuesta visión, ya sabemos que no es cierto; por el enorme parecido con los encuentros católicos, y por haber sido los católicos los primeros en implementar este tipo de prácticas secretas. Esto está debidamente documentado en innumerables escritos, tanto del Opus Dei, como de escritores cristianos.




Exercitia spiritualia (1548)
Esta es una de las primeras ediciones de los Ejercicios Espirituales
de Ignacio de Loyola. Estos ejercicios fueron designados para realizarse
en un retiro apartado, sin ningún tipo de distracción, bajo la guía de un
“director espiritual”, con la intención de aumentar la experiencia personal de fe.


El segundo hombre que introdujo con mucha influencia en la iglesia evangélica estos encuentros, fue el pastor Carlos Luna de Guatemala. Cabe mencionar que ambos hombres, Castellanos y Luna, muestran fuertes vínculos con el vaticano, en verdad solo el Señor sabe hasta dónde, y hasta que tipo de arreglos llegan esos vínculos; eso solo lo sabe Dios y ellos.


Los encuentros de César Castellanos fueron introducidos con el nombre de: Los G12, es decir el gobierno de los doce; como indicando que este modelo lo practicó el mismo Señor Jesús, pero una vez veamos las practicas que realizan nos daremos cuenta que no fue así; sin olvidar que solo el Señor Jesús nombro sus doce, y después ninguno de sus apóstoles lo hizo, eso está totalmente documentado en la historia. El pastor Carlos Luna, lo introdujo a los evangélicos con el nombre de Modelo de Jesús.


Es muy interesante, que para que esta infiltración tuviera éxito, tuvo que ser introducida por dos personajes, dos testigos falsos, para dar credibilidad a una mentira.


Aunque ellos fueron los primeros y pusieron su propia franquicia, hoy en día innumerables líderes de mucha influencia, y aun concilios enteros, han creado sus propios métodos. Todos ellos alegando que son diferentes a los encuentros de del pastor Luna y del pastor Castellanos, pero ineludiblemente estos también vienen bien cargados de todas las herejías católicas; en Nicaragua hay un proverbio del pueblo que reza así: “Es la misma mona, pero con otro rabo”.


Desde el momento en que estos encuentros entraron a la iglesia evangélica, causo divisiones; inclusive en la misma organización de César Castellanos, han tenido innumerables divisiones. Lo mismo con Cash Luna, muchas familias buenas han tenido que salir.


Este movimiento ya ha causado graves daños a la iglesia evangélica a nivel mundial, algunos de ellos irreparables. Me refiero a la enorme cantidad de iglesias que ya no existen; que fueron destruidas una vez que entraron a estos famosos encuentros; y a la enorme cantidad de ministros que de haber sido hombres santos, fueron transformados en impíos, soberbios y blasfemos; y una gran mayoría han caído en el alcoholismo.


Estos encuentros han dividido en su totalidad preciosos concilios Pentecostales, en México, y en especial en Centro América; donde ya es un hecho que dos países centro americanos son declarados apostatas, estos son Nicaragua y Costa Rica; siendo este último el primero en sucumbir a la apostasía. En ese mismo camino esta Honduras, mientras el Salvador y Guatemala combaten fuertemente los verdaderos fieles para que su país no caiga.


A continuación pasamos a los cuestionamientos que surgen de estos encuentros; quiero aclarar que no pondremos todos, solo analizaremos las principales herejías.


SERIOS CUESTIONAMIENTOS EN LOS SECRETISIMOS ENCUENTROS:


Primer punto: El completo hermetismo sobre la dirección o ubicación en donde se realizara el encuentro. El Encuentro es un retiro espiritual de 3 días, que se lleva a cabo después del Pre-Encuentro (1 mes después) Desde ese momento en que ninguno conoce o puede saber el lugar y se le mantiene en secreto, eso mismo ya huele mal, y de inmediato se vincula con el ocultismo. Jesús le respondió: —Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. San Juan 18:20.




El secreto, el silencio, lo oculto, es una constante en los Encuentros.


A ninguno de los nuevos participantes, se les permite, no solo conocer el lugar del retiro, sino que también se le priva de asistir en su propio transporte. Todos ellos deben de llegar a un lugar de contacto, que generalmente es la iglesia que está liderando el famoso encuentro, en ese lugar todas las personas dejan sus vehículos y son llevados con mucho hermetismo al lugar del encuentro, por lo tanto su familia, jamás podrá saber en qué lugar se encuentra su ser querido.


Esta práctica es totalmente contraproducente y es abiertamente una práctica del ocultismo, y la misma palabra del Señor, rechaza totalmente este tipo de acciones, tal como ya lo leímos en San Juan 18:20, donde el Señor Jesús, declara que él nunca ha hecho nada en oculto.


Pero también el propio apóstol Pablo rechazó abiertamente cualquier práctica que tuviera que ver con lo oculto: Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana. 2 Corintios 4:20.


Segundo punto: Incomunicación con el exterior por tres días. Una vez que los encuentristas son puestos en un solo transporte, se procede a decomisar aparatos personales que los puedan distraer del lugar donde se llevara el encuentro. A las mujeres les ordena entregar sus bolsos, para poder quitarle cualquier cosa que ellos consideren que les pueda distraer, a todos se les decomisan sus teléfonos celulares y cámaras.


De esa forma ellos quedan incomunicados con el exterior. Por tres días consecutivos se les obliga mantener un silencio profundo, siempre están vigilados por dos líderes, aun si van al baño deben de estar vigilados, tienen que seguir fuertemente el régimen de disciplina implantado, es decir, que tienen que repetir y hacer exactamente lo que ellos les indiquen.


En mi programa de este martes 5, les mencioné que tuve a un ex agente del FBI y ex miembro del servicio de inteligencia, el Sr. Max Herrera, y le preguntamos sobre ese aislamiento por tres días a las personas, nuestra pregunta fue: ¿Puede haber en esta práctica alguna implicación en las leyes estadunidenses? A lo que de inmediato respondió: “Esto es sumamente peligroso, pues automáticamente que a una persona se le aislé del exterior de su familia y se deja incomunicada, ya se le considera un secuestro, aunque la persona haya sido llevada voluntariamente”.


El programa lo tenemos grabado en CD, si desea una copia por favor comuníquese a nuestra oficina, para que le indiquen como obtenerlo.


Tercer Punto: Regresión (bajo el pretexto de sanidad interior). Quise buscar textualmente el significado de la palabra en el diccionario y esto es lo que dice: (Del lat. regressĭo, -ōnis). f. Retrocesión o acción de volver hacia atrás. || 2. Gram. derivación regresiva. || 3. Psicol. Retroceso a estados psicológicos o formas de conductas propias de etapas anteriores, a causa de tensiones o conflictos no resueltos.


Al analizar la practica de las regresiones, la investigación me llevo al uso de la hipnosis, pues a la persona se le somete a un estado en el que va al pasado, para poder ella redescubrir la causa , por la cual él o ella ha sido un cristiano fracasado. Supuestamente a los encuentristas se les dice que esto es sanidad interior, pero esto es totalmente falso, y contradice las sagradas escrituras. La verdadera sanidad interior, que si existe, es la que comienza en el mismo momento en que la persona se entrega a Cristo Jesús, y prosigue hacia adelante en la nueva vida en Cristo Jesús, la verdadera sanidad interior no tiene nada que ver con la hipnosis.


Hipnosis: Estado de conciencia alterado que se caracteriza por una reducción de la atención y un incremento de la sugestión. La hipnosis se deriva del hipnotismo. Lo que automáticamente lo lleva a la hechicería.




En la regresión el individuo entra en un estado
psicológico en el que pretende hacer una
conexión con el pasado.


La hipnosis es sumamente peligrosa, ya que la persona tiene que dejar su mente en blanco, para poder viajar a su pasado y procurar tener contacto con ese pasado, o con la persona que considere que es la fuente de su frustración, esto los lleva a la consulta con los muertos. La palabra del Señor condena totalmente este tipo de prácticas, para tal caso analicemos los siguientes pasajes de la Biblia.


Cuando entres a la tierra que Jehová, tu Dios, te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominable para Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas cosas abominables Jehová, tu Dios, expulsa a estas naciones de tu presencia. Dt 18.9-12.




Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Galatas 5:1.


Los demás hombres, los que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a las imágenes de oro, plata, bronce, piedra y madera, las cuales no pueden ver ni oír ni andar No se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus robos. Apocalipsis 9:20-21.


Considero que los pasajes que estamos leyendo hablan por sí mismos. Lo que indica que las prácticas de las regresiones son totalmente abominables delante del Altísimo.


Cuarto Punto: Psicodrama, técnica terapéutica que consiste en que el individuo interprete durante una representación teatral improvisada uno o más papeles relacionados con sus problemas existenciales, conflictos actuales o pasados, síntomas o fantasías.


En esta práctica, al participante en el encuentro, se le lleva a un salón especial, en algunos casos, es un cuarto oscuro o a media luz, donde está un líder ya sea mujer u hombre. El participante se tiene que sentar en el regazo de este misterioso personaje, el cual representa el rol del ser querido, muchas veces ya fallecido.




El psicodrama otro tipo de terapia usada en los encuentros. En esta práctica
el líder espiritual representa el papel del ser querido con el cual la persona
pretende resolver situaciones del pasado.


La práctica es supuestamente para levantar su auto estima, pero los psicólogos dicen que esto es sumamente peligroso, y puede haber daños irreversibles, sobre ambas personas; digamos que pueden haber invasiones de demonios de homosexualismo o de otras manifestaciones de pecado abominables. Supuestamente con esta práctica las personas quedan regeneradas, de allí que regresan diciendo que han tenido el verdadero encuentro con el Señor; recuerde que el 90% de los encuentristas son cristianos y pastores con muchos años de ministerio.


Por lo tanto esta práctica es seriamente cuestionada por la Biblia, nadie puede suplantar el Espíritu Santo que es el Consolador, y nadie puede ser mediador entre Dios y los hombres, sino solo el Señor Jesús. Veamos que les dice la palabra del Señor a los que regresan hablando de un nuevo encuentro:


Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla. He 6:4-6.


Quinto punto: Programación neurolingüística. Esta práctica es sumamente peligrosa, ya que al encuentrista se le hace repetir y aceptar acciones de su pasado que pudieron haber sido sanados o olvidados por el Señor, al caer los encuentristas en esto están abriendo puertas para que los demonios vuelvan a entrar en ellos. Por ejemplo cuando se les obliga a los encuentristas a ser liberados de posesiones de demonios, recuerde que antes de que se les invite a pasar a adelante para ser liberado, ya se le ha dado toda una terapia, en la cual el participante se le hace creer que él está en alguna forma poseído; como dije esta práctica es sumamente peligrosa. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. S. Jn 14.26.


Debo de advertir a los líderes que se prestan para estas prácticas en los encuentros, a que tengan cuidado, pues están tratando de ocupar el lugar del Espíritu Santo, y esto les podría estar trayendo consecuencia eternales.


Sexto Punto: Quiebra de Maldiciones generacionales. Al encuentrista —que como dije el 90% son evangélicos de otras iglesias o de la misma iglesia— quien dirige el encuentro les hace creer que están acarreando maldiciones generacionales, esta es la principal causa por la que los llevan a la famosa regresión. Pero la palabra del Señor condena esta práctica:


Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8.1-2.


“olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Fil. 3:13-14.


Séptimo Punto: Indulgencias. A todos los participantes, al llegar al encuentro se les proporciona una hoja clínica con una lista de más de doscientos pecados, los cuales debe de marcar con un lápiz, los pecados que ellos consideran que no se les han perdonados, para que el final de su encuentro esos pecados estén borrados.


También se les da martillo y clavo, para que claven en una cruz de madera papelitos en los cuales escriben pecados que jamás fueron confesados a sus conyugues, o padres o amigos. Estos papelitos, son reemplazados cuando los participantes están durmiendo, para cuando vuelvan a realizar el acto, en un momento emotivo, se le pide al participante que recoja su papelito donde lo clavo, al arrancarlo, el papelito viene con una frase:


“Tus pecados ya fueron perdonados” dado el momento el participante queda impacto por este hecho, lo que no sabe la persona, es que esos pecados nunca antes confesado a su cónyuge o padres, ya están en boca del máximo líder de los encuentros, y estos podrán ser usados en forma de chantaje, para cuando el participante se quiera apartar de dicha iglesia.


El origen de esta práctica es católico, y fue implantada en la edad media, cuando el vaticano ordeno que todo el pueblo tuviera que ir a confesarse con el cura de la ciudad, para que sus pecados fueran perdonados, incluyendo los pecados generacionales.


Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. He. 12:2.


Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Is. 43:25.


Y no enseñará más ninguno a su prójimo… porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado. Jer. 31:34.


CONCLUSIÓN:


Como dije al inicio del tema, no están incluidos todos los cuestionamientos, ya que solo hemos querido tocar los que consideramos más nocivos contra la sana doctrina. Hemos tratado de ser claros, sin la intención de ofender a nadie, solamente poner las cosas tal como nos las enseña la palabra del Señor.


Si alguna iglesia está practicando encuentros, o retiros, pero no está haciendo nada de lo que mencionamos, sino todo lo contrario, se le está dando total énfasis a la palabra del Señor, quiero decirles que en ningún momento estoy en contra de ustedes.


Recomendación a los que están siendo invitados a asistir a un encuentro:

Pida la dirección y ubicación correcta del lugar donde se pretende realizar el encuentro. Si tiene vehículo propio, que le permitan ir su propio medio de transporte. Que le permitan llevar su teléfono celular y ponerlo en vibrador, por si sucede alguna emergencia en su familia, lo mismo que le permitan llevar su cámara fotográfica si así lo desea, y que se le de libertad de adorar al Señor, sin manipulación.


Y esta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios. San Juan 3:19-21.




Que el Señor les bendiga grandemente.

Shalom

Dr. Antonio Bolainez


Todos los pasajes bíblicos, corresponde a las versiones de la Reina Valera Revisada, perteneciente a la Biblioteca digital Libronix. Las definiciones del diccionario de la RAE, pertenecen a la enciclopedia electrónica Encarta.


Fuente
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Construyendo puentes para contribuir a sanar a un mundo herido



Diciembre 31, 2013



Paisaje en recuperación en el norte de Mindanao, Filipinas. Foto de: S Miclat

El Equipo Ecojesuit

Durante la Semana Mundial del Agua 2013 acontecida en Estocolmo, Suecia, los miembros del equipo Ecojesuit mantuvimos algunas reuniones interesantes con personalidades del campo de la ciencia y del medio ambiente que están proporcionando reflexiones críticas muy importantes sobre las respuestas y las acciones que necesariamente tenemos que afrontar en relación a las grandes preocupaciones medioambientales y de sostenibilidad actuales, tanto a nivel local como global.

En primer lugar, nos encontramos con Johan Rockström, un científico reconocido internacionalmente en temas de sostenibilidad a nivel mundial. Nos explicó cómo estamos produciendo un cuádruple “estrujamiento” sobre la Tierra: a) crecimiento de la población, aunque la mayoría de los impactos ambientales en el planeta son causados por una minoría rica; b) la agenda pendiente de abordar sobre el clima, que es el gran problema; c) el fuerte declive de los ecosistemas, en una magnitud nunca conocida como la que está ocurriendo en los últimos 50 años, y que está debilitando las funciones y servicios del ecosistema en el planeta; y d ) que tenemos que abandonar nuestro viejo paradigma de que los ecosistemas se comportan linealmente, como era previsible, de forma controlada, porque en realidad, la sorpresa es universal, ya que los sistemas varían con inesperadamente con mucha rapidez, de manera abrupta, y a menudo de forma irreversible.

Johan nos presentó el concepto de ‘Antropoceno’ como una nueva era geológica, donde los seres humanos son el motor predominante del cambio a nivel planetario. Tenemos evidencia de esto si tomamos cualquier parámetro que es importante para el bienestar humano, con el fin de evitar futuros daños a largo plazo a los sistemas planetarios y a las sociedades que dependen de la noción de los límites del planeta (a diferencia de la identificación de los puntos de no retorno). Fueron diseñados para mantener los niveles de seguridad de impacto humano, pero no asume ni descarta la existencia de puntos de no retorno en el sistema de la Tierra.

La buena noticia es que podemos transformar este panorama. Los cambios en la sociedad, los ecosistemas y el clima están cada vez más interconectados, y los cambios a gran escala en uno de ellos pueden convertirse en el conductor de cambio en otros. Tales conexiones y su conectividad están creciendo y son cuestiones críticas para la resistencia planetaria debido a su potencial para aumentar de manera viral la propagación de cambios en escalas locales a escalas mayores.

En conclusión, Johan sugirió que trabajamos en la misma dirección, aunque nosotros hablamos y actuamos en otra dimensión dentro mismo tema, ya que nosotros hablamos de las respuestas a la sostenibilidad del medio ambiente a través de un cambio en los valores, las actitudes y los comportamientos, que a su vez puede producir cambios en la sociedad y contribuir a respuestas y acciones más creativas e innovadoras que se encaminen a la sostenibilidad del planeta.

Una segunda reunión fue con parte del equipo del Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI) y se alcanzaron varias conclusiones interesantes durante esta reunión. El SEI está trabajando en diferentes temas: la gestión de los sistemas ambientales, la reducción del riesgo climático, la transformación de la gobernanza, y el “repensamiento” del desarrollo. Todos estos temas tienen una clara importancia a usos prácticos para las comunidades locales, especialmente a través de kits de herramientas diseñadas por SEI. Potencialmente, Ecojesuit puede ser la plataforma de comunicación para compartir información y noticias de esta institución científica con las comunidades locales ya que muchos de nuestros suscriptores trabajan a nivel comunitario.

Como dijo durante la reunión Johan Kuylenstierna, director ejecutivo de SEI, los resultados de la investigación tienen un impacto limitado en la comunidad científica que lee revistas como Science® o Nature®, pero las religiones tienen la posibilidad de tener un impacto en millones de creyentes, además que muchos entre los lectores Ecojesuit tienen el conocimiento para hablar en una dimensión de valores.

Estas reuniones permitieron ver claramente que estamos en la misma senda con otras iniciativas sobre las grandes preocupaciones ambientales, con las que podemos realizar alianzas para comunicar un mismo mensaje desde distintas perspectivas y puntos de vista con el fin de contribuir a alcanzar un mismo objetivo: sanar un mundo herido. Los científicos, la sociedad civil, centros académicos, centros sociales, comunidades locales y organizaciones de diferentes religiones y creencias tienen que unirse e integrar esfuerzos para provocar cambios en la sociedad que nos encamine hacia un verdadero desarrollo sostenible.

Al mismo tiempo, también estamos descubriendo numerosas iniciativas, además de las existentes en el campo de la ciencia. Un ejemplo son las iniciativas dentro de las instituciones académicas. La Universidad de Yale alberga el Foro sobre Religión y Ecología, un proyecto internacional pluri-religioso. Con sus conferencias, publicaciones y su sitio web, el foro se dedica a explorar distintas cosmovisiones religiosas, textos, la ética y las prácticas con el fin de ampliar la comprensión compleja de la naturaleza y de los problemas ambientales actuales. El Foro reconoce que las religiones tienen que estar en diálogo con otras disciplinas (por ejemplo la ciencia, la economía, la educación, las políticas públicas) en la búsqueda de soluciones integrales a los problemas globales y locales del medio ambiente.

La Universidad Loyola de Chicago tiene el International Jesuit Ecology Project, cuya misión es crear un texto de ciencias del medio ambiente gratuito y disponible en internet para que sea accesible a estudiantes de secundaria y estudios superiores, y que aborda los principales desafíos ecológicos de nuestro tiempo desde una perspectiva científica, espiritual y ética de manera integrada.

Organizaciones de la sociedad civil también están tratando de construir este tipo de puentes con las religiones y creencias para contribuir a la curación de un mundo herido. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) está desarrollando su programa Tierra Sagrada: Religiones para la Naturaleza que construye un diálogo global con los líderes religiosos y las instituciones de fe con el fin de desarrollar maneras de enriquecer las aspiraciones de la sociedad con valores y estilos de vida que sean ecológicamente sostenibles y apoyándose en principios espirituales. WWF ya trabaja en estrecha colaboración con la Alianza de Religiones y Conservación, un organismo secular que ayuda a las principales religiones del mundo a desarrollar programas ambientales sobre la base de sus propias enseñanzas básicas, sus creencias y prácticas.

Ecojesuit también quiere construir puentes con otras organizaciones basadas en la fe. Por ejemplo, la Fundación Islámica de Ecología y Ciencias del Ambiente es una organización multi-dimensional que crea redes alrededor del mundo con ONGs, organizaciones internacionales, instituciones académicas, y organizaciones de base, e invita a la colaboración a instituciones y personas de todas las tendencias que también se dedican al esfuerzo de mantener la Tierra como un hábitat saludable para las futuras generaciones de la humanidad, así como para los demás seres vivos. CIDSE (Coopération Internationale pour le Développement et la Solidarité) es una alianza internacional de 17 agencias católicas de desarrollo de Europa y América del Norte, que trabajan con personas de todos los credos. Sus temas prioritarios son la financiación del desarrollo, la alimentación, la justicia climática, y los negocios y los derechos humanos.

En 2014, Ecojesuit comenzará invitando a estas y otras organizaciones a compartir con nosotros su trabajo y visiones para sanar, cuidar y conservar nuestro hogar común: la Madre Tierra.


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John Kerry habla sobre el Nuevo Orden Mundial | 1991





Zona De Conspiracion

Published on Nov 25, 2013

Los subtitulos son trabajo del usuario http://www.youtube.com/melvecs
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Superior General de los Jesuitas sobre Siria: "Nos aterra la barbarie a la que somos conducidos"




Reproducimos la reciente entrevista al Padre General de los Jesuitas, Adolfo Nicolás, sobre Siria y los esfuerzos del Papa Francisco por alcanzar la paz.




Q. El Santo Padre ha salido de su protocolo normal para hablar en pro de la Paz en Siria. ¿qué piensa Usted al respecto?

R. No tengo costumbre de comentar sobre situaciones internacionales o de carácter político. Pero en el caso presente estamos de frente a una situación Humanitaria que supera los límites normales que apoyarían el silencio. Y tengo que decir que confieso que no entiendo quién ha dado autorización a los Estados Unidos o a Francia para actuar contra un país de tal modo que sin duda aumentará el sufrimiento de una población que ya ha sufrido más de la cuenta. La violencia o acciones violentas, como la que se está preparando, solamente son justificables como último recurso y de tal manera que solamente los culpables reciban daño. En el caso de un país, esto resulta totalmente imposible y por lo tanto, a mí me resulta totalmente inaceptable. Nosotros, Jesuitas, apoyamos la acción del Santo Padre al 100% y deseamos del fondo de nuestro corazón que la anunciada acción punitiva no tenga lugar.

Q. ¿Pero, no tiene el mundo la responsabilidad de hacer algo contra los que abusan del Poder contra su propio pueblo, como en el caso de un Gobierno que usa armas químicas en un conflicto?

R. Tenemos en esta pregunta tres cuestiones, que conviene separar claramente. La primera tiene que ver con el hecho que todo abuso de poder ha de ser condenado y rechazado. Y, con todo respeto por el pueblo Norteamericano, creo que este concreto uso de poder que se está preparando constituye en sí mismo un abuso de poder. Los Estados Unidos de América tienen que dejar de actuar y reaccionar como el chico Grande en el barrio del mundo. Esto lleva inevitablemente al abuso, el atropello y el "matonismo" sobre los miembros más débiles de la Comunidad.

La segunda, es que, si ha habido uso de armas químicas, todavía nos queda la obligación de mostrar al mundo de una manera clara que un lado del conflicto, y no el otro, las han usado. No basta con que algún miembro del gobierno del país que quiere atacar diga que está convencido. Hay que demostrar al mundo que esto es así, sin lugar a dudas, para que el mundo pueda confiar en este país. Esta confianza no se da actualmente, y han comenzado ya las especulaciones sobre ulteriores motivos que pueda tener USA en su proyectada intervención.

Y la tercera, que los medios considerados adecuados para castigar el abuso, no dañen a las mismas víctimas del primer abuso, una vez se haya demostrado que esto es lo que ha sucedido. La experiencia del pasado nos dice que esto es imposible (aunque se llame a las víctimas con el eufemismo de "daño colateral") y los resultados son que aumenta el sufrimiento de los ciudadanos ordinarios inocentes y ajenos al conflicto. Todos sabemos que la gran preocupación de los Sabios y Fundadores Religiosos de todas las tradiciones y culturas era "¿cómo reducir el sufrimiento humano?" Es muy preocupante que en nombre de la justicia planifiquemos un ataque que va a aumentar el sufrimiento de las víctimas.

Q. ¿No es Usted especialmente duro con los Estados Unidos?

R. No lo creo. No he tenido nunca prejuicios sobre este Gran País y ahora mismo trabajo con algunos Jesuitas de allá cuya opinión y cuyos servicios valoro grandemente. Nunca he tenido sentimientos negativos frente a los USA, un país que yo admiro enormemente por muchas razones, incluyendo en ellas su dedicación, espiritualidad y pensamiento. Lo que más me preocupa es que precisamente este país, que yo admiro sinceramente, está al borde de cometer un gran error. Y podría decir algo parecido sobre Francia: Un país que ha sido un verdadero líder en esprit, inteligencia, y que ha contribuido en gran manera a la Civilización y a la Cultura y que está ahora tentada a conducir a la Humanidad hacia atrás, a la Barbarie, en abierta contradicción con todo lo que ha simbolizado a lo largo de muchas generaciones. Que estos dos países se unan ahora para una medida tan horrenda es parte de la ira de tantos países en el mundo. No tenemos miedo al ataque; nos aterra la barbarie a la que somos conducidos.

Q. ¿Y por qué hablar así ahora?

R. Porque el problema es ahora. Porque el Santo Padre está tomando medidas extraordinarias para hacernos conscientes de la urgencia del momento. El haber declarado el día 7 de Septiembre como día de ayuno por la paz en Siria es una medida extraordinaria y nosotros queremos unirnos a ella. Podemos recordar que en un momento en el Evangelio los discípulos no pudieron liberar a un joven del mal espíritu y Jesús les dijo: "Este tipo de espíritus no se pueden echar si no es con oración y ayuno" A mí me resulta dificilísimo aceptar que un país, que se considera, al menos nominalmente, cristiano no pueda concebir más que una acción militar en una situación de conflicto y que con ello pueda llevar al mundo, de nuevo, a la ley de la jungla.

(Fuente: Oficina de Comunicación y Relaciones Públicas de la Compañía de Jesús - Roma. 4 de septiembre.)


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Monday, January 13, 2014

Entrevista con el prepósito general Adolfo Nicolás


Vol. XVIII, n. 1 10 enero 2014


PADRE GENERAL



Tras el encuentro de los jesuitas de roma con el Papa Francisco, el 3 de enero 2014, hemos presentado al P. General algunas cuestiones. He aquí sus respuestas.



El 3 de enero tuvo lugar en la Iglesia del Gesù una Misa de acción de gracias por la canonización de Pedro Fabro, uno de los primeros compañeros de Ignacio y co-fundador de la Compañía de Jesús. ¿Quiere esto decir que la Compañía va a seguir promoviendo canonizaciones de jesuitas para aumentar la ya larga lista de sus Santos?



La pregunta parece desconocer que prácticamente en todas las Órdenes Religiosas tenemos una o dos personas muy cualificadas para cuidar que se cumplan los requisitos necesarios para la canonización de quien, con su vida e inspiración, pueda contribuir a la vida de la Iglesia. Estos Religiosos, llamados "Postuladores", estudian y preparan el proceso, no solamente de otros Religiosos de la misma familia, sino a veces toman a su cargo también causas de laicos, o bien otros religiosos y eclesiásticos, según se les pida su colaboración. Naturalmente los Postuladores trabajan siguiendo principios o políticas de la Orden. Nosotros pensamos que el bien fundamental es el bien de la Iglesia y tomamos muy en serio la condición de que haya devoción popular hacia el que consideremos candidato a la canonización. Si hay "devoción popular", nosotros colaboramos en la preparación para que sea seria y bien fundada. Por lo tanto, se puede decir que no pretendemos en absoluto acrecentar nuestras listas para aumentar nuestro prestigio; eso sería contrario al bien de la Iglesia y, por lo tanto, indigno de nuestra vocación.



Usted escribió una breve carta a la Compañía después de la Misa del día de San Ignacio con impresiones sobre la presidencia y participación del Papa Francisco. ¿Qué subrayaría Usted de la participación del Papa en esta ocasión?



Confieso que me gustó mucho una observación que hizo el Cardenal Vallini en la Sacristía antes de la Celebración de la Misa. Dijo que esta celebración estaba yendo por caminos de "simplificación extrema". El Papa Francisco entraba en la Iglesia como solemos hacer los sacerdotes de a pie; no llevaba consigo el Báculo, símbolo de autoridad y de ministerio pastoral, etc. Lo mismo sucedió el día de San Ignacio en julio. Mi interpretación es que entre jesuitas quería manifestar que la dirección la da San Ignacio, y él venía como "hermano entre hermanos" a escuchar la Palabra de Dios y dejarse guiar por ella. De hecho la mayoría de los asistentes jesuitas (346) se reconocieron en las palabras de la homilía y se sintieron interpelados por el Papa Francisco en lo íntimo de sus corazones.



¿Cuáles fueron para ustedes, jesuitas, los puntos centrales de la homilía?



No puedo pretender hablar en nombre de todos los oyentes. Para mí son cuatro los puntos que ha tocado el Papa y que nos invitan a orar y profundizar. (1) Primero la necesidad de centrarse en Cristo, tan esencial a San Ignacio y que explica por qué llevamos el Nombre de Jesús. Centrarse en Jesús para tener sus sentimientos, su corazón, para vaciarse de sí mismo. (2) El Papa ha definido al jesuita como alguien "inquieto", difícil de contentar; más aún, alguien que nunca pensará que ya basta, que se ha hecho todo, que se ha terminado el pensamiento. El Papa definió a los jesuitas como personas del "pensamiento incompleto", "siempre abierto", de modo que solamente en la conciencia de lo incompleto podamos encontrar la paz. (3) El tercer punto es una extensión del segundo en términos de ser "hombres de grandes deseos", algo que toca profundamente tanto a San Ignacio como a San Pedro Fabro. De los grandes deseos va a depender la audacia, la valentía, la capacidad de tomar grandes riesgos por el bien de la gente y de la Iglesia. No siempre saldremos bien parados pero sin riesgo no hay vida, o, como dice el Papa, sin deseos no se va a ninguna parte. (4) El cuarto punto es ya un tema del Papa Francisco, pero toma relieve en el contexto de esta Misa con nosotros. Se trata de la evangelización con dulzura, fraternidad y amor.

Como se puede ver, estamos ante retos importantes en los que hay que armonizar tensión con paz interior, grandes deseos con un estilo fraterno y dulce al presentar el Evangelio. El jesuita según el Papa Francisco, es un hombre en tensión, consciente de ser incompleto de cara a Jesús y a Dios y, por lo tanto, ansiando "algo más", pero esta tensión es interior y le hace siempre "peregrino de más", un hombre de deseos difícil de contentar. Y al mismo tiempo le hace consciente de sus lagunas interiores, de su imperfección y su pecado, de no poder considerarse jamás mejor que nadie, y, por lo tanto, nunca se ve a sí mismo como el amante perfecto y exigente, sino como siendo amado y perdonado "con el otro".



¿Nos puede decir algo sobre cómo puede influir todo esto en la celebración del segundo Centenario de la restauración de la Compañía?



Puedo decir con toda verdad que éste es el estilo de la celebración. Queremos que sea un año de estudio y de reflexión. Todas las crisis de la historia encierran una sabiduría oculta que hace falta desentrañar. Para nosotros, jesuitas, esta es la conmemoración de nuestra más grande crisis. Es, por lo tanto, importante que por encima o por debajo de los acontecimientos sepamos aprender, descubrir lo bueno y lo malo de nuestro proceder, para reavivar esos grandes deseos de que hablaba el Papa y continuar el trabajo de Evangelización afinando nuestra fraternidad y profundizando el amor.


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2014: Ejercicios Espirituales en Centroamérica

Homilía Papa Francisco en la iglesia de Jesús día 3 de enero



Enero 3, 2014




El Papa Francisco está celebrando la Misa en la Iglesia de Jesús en el día de la fiesta litúrgica del Santo Nombre de Jesús es de una celebración de acción de gracias, agradeciendo la canonización del jesuita Pierre Favre, cofundador de la Compañía de Jesús.


Concelebraron con el Papa sus compañeros jesuitas presentes en Roma. Esta es la tercera vez que Francisco visita esta iglesia querida por san Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús, en el corazón de Roma. En la histórica iglesia romana tan ligada a la vida de su fundador, Francisco, primer Papa jesuita, celebró la fiesta litúrgica de San Ignacio de Loyola, con los jesuitas, de forma privada, el pasado 31 de julio. Así como también, se detuvo en ella en el marco de su visita forma privada al Centro Astalli de Roma, que es la sede italiana del Servicio Jesuita para los Refugiados, el pasado 10 de septiembre.

El Papa Francisco dijo en su homilía que el Evangelio debe ser anunciado con mansedumbre y amor, no con palos. "Cada uno de nosotros, los jesuitas, que seguímos a Jesús, debemos estar dispuesto a vaciarnos, siendo hombres que no vivan centrados en si mismos, porque el centro debe ser Cristo y su Iglesia. Dios es lo primero y si Dios no es lo primero la compañía está confundida."

Texto completo de la homilía del Papa Francisco:

"San Pablo nos dice, lo han escuchado, 'Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús, Él mismo estando en la condición de Dios, no consideró un privilegio ser como Dios pero se anonadó a si mismo asumiendo una condición de siervo'. Nosotros, los jesuitas, queremos llevar el nombre de Jesús, militar debajo del estandarte de su cruz, y esto significa tener los mismos sentimientos de Cristo, significa pensar como Él; querer bien como Él; ver como Él; caminar como Él.

Significa hacer lo mismo que Él hizo y con sus mismos sentimientos, con los sentimientos de su corazón. El corazón de Cristo, de un Dios que por amor se ha vaciado. Cada un de nosotros los jesuitas, que siguen a Jesús, deberían estar dispuestos a vaciarse a sí mismo. Estamos llamados a este vaciamiento, ser vaciados, ser hombres que no deben vivir centrados sobre si mismos, porque el centro de la Compañía es Cristo y su Iglesia.

Y Dios es siempre el 'Deus semper maior', el Dios de las sorpresas, y si el Dios de las sorpresas no está siempre en el centro, la Compañía se desorienta. Por eso ser jesuita significa ser una persona del pensamiento incompleto, del pensamiento abierto, porque piensa siempre mirando al horizonte que es la gloria de Dios, siempre mayor, que nos sorprende sin descanso. Es esta la inquietud de nuestra aspiración, la santa y bella inquietud.

Porque pecadores, podemos pedirnos si nuestro corazón ha mantenido la inquietud de la búsqueda o si por el contrario se ha atrofiado, si nuestro corazón está siempre en tensión, un corazón que no se relaja, no se cierra en si mismo, pero que marca el ritmo de un camino que es necesario cumplir junto a todo el pueblo de Dios. Es necesario buscar a Dios para encontrarlo, y encontrarlo para buscarlo y siempre. Solamente esta inquietud le da paz al corazón de un jesuita.

Una inquietud también apostólica no nos debe hacer renunciar al anuncio del kerigma, a evangelizar con coraje. Es la inquietud que nos prepara para recibir el don de la fecundidad apostólica, sin inquietud somos estériles. En esta inquietud que tenía Pietro Favro, hombre de grandes deseos, había otro Daniel.

Favre era un hombre modesto, sensible, de profunda vida interior, dotado del don de tener amistad con personas de todo tipo. Era un espíritu inquieto, indeciso, nunca satisfecho. Bajo la guía de san Ignacio logró unir su sensibilidad inquieta, pero también dulce y exquisita, con la capacidad de tomar decisiones. Era un hombre de grandes deseos, se ha hecho cargo de sus deseos y los ha reconocido. Más aún, Pierre Favre, cuando se proponen cosas difíciles es que se manifiesta el verdadero espíritu de un hombre de acción. Una fe profunda implica siempre un profundo deseo de cambiar el mundo.

Esta es la pregunta que debemos ponernos: tenemos también nosotros grandes visiones y arrojos? ¿Somos nosotros también audaces? Nuestro sueño vuela alto, el celo nos devora? O somos mediocres y nos conformamos de nuestras programaciones apostólicas de trabajadores. Recordémoslo siempre: la fuerza de la Iglesia no vive en sí misma y en su capacidad organizativa, pero se esconde en las aguas profundas de Dios. En estas aguas se agitan nuestros deseos y los deseos ensanchan el corazón, como decía san Agustín: rezar para desear y desear para ensanchar el corazón.

Justamente en sus deseos Favre podía discernir la voz de Dios. Sin deseos no se va a ninguna parte. Es por ello que hay que ofrecer los propios deseos al Señor. En las constituciones se dice que se ayuda al prójimo con los deseos presentados a Dios Nuestro Señor. Favre tenía el verdadero deseo de ser dilatado en Dios, estaba totalmente centrado en Dios, por eso podía ir en espíritu de obediencia, también muchas veces a pié por todas partes de Europa a dialogar con todos con dulzura, era la lanza del evangelio.

Me hace pensar a la tentación que quizás podemos tener nosotros, de relacionar el anuncio del evangelio con palazos inquisitorios y condenatorios. No, el evangelio se anuncia con dulzura, con fraternidad, con amor. Su familiaridad con Dios le llevaba a entender que la experiencia interior y la vida apostólica van siempre juntos. Escribe en sus memorias que el primer movimiento del corazón tiene que ser desear lo que es esencial y originario, o sea que el primer puesto sea dado a la solicitud perfecta de encontrar a Dios nuestro Señor. Favre encuentra el deseo de dejar que Cristo opere en el centro del corazón. Solamente si se está centrado en Dios se puede ir a las periferias del mundo. Y Favre viajó sin tregua también por las fronteras geográficas a tal punto, que se decía de él 'parece que haya nacido para no estar quieto en ninguna parte'.

Favre era devorado por el intenso deseo de comunicar al Señor. Si nosotros no tenemos su mismo deseo entonces tenemos necesidad de detenernos en oración y con fervor silencioso pedirle al Señor por intercesión de nuestro hermano Pietro, que vuelva a fascinarnos con el brillo del Señor que llevaba a Pietro a todas estas locuras apostólicas y a ese deseo sin control.

Nosotros somos hombres en tensión, somos también hombres contradictorios e incoherentes, pecadores todos, pero hombres que quieren caminar bajo la mirada de Jesús. Somos pequeños, pecadores, pero queremos militar bajo el estandarte de la cruz, en la Compañía que lleva el nombre de Jesús. Nosotros que somos egoístas queremos entretanto vivir una vida agitada por grandes deseos. Renovemos entonces nuestra oración al Eterno Señor del Universo, para que con la ayuda de su Madre Gloriosa, podamos querer, desear, vivir el sentimiento de Cristo que se vació a si mismo. Como decía Pietro Favre, no busquemos en esta vida un nombre que no se aferre a aquel de Jesús. Recemos a la Virgen de ser puestos con su Hijo.


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Francisco, con los jesuitas: El Evangelio no se anuncia con "bastonazos inquisitoriales"





romereportsesp

Published on Jan 3, 2014

El Evangelio se anuncia con la dulzura y el fervor del amor que da Dios. Así se expresó el Papa durante la Misa que celebró en la iglesia del Gesú de Roma con los jesuitas.
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Saturday, January 4, 2014

Francisco, en misa con los jesuitas, insta a evangelizar con «dulzura y amor» y no con «bastonazos»


Actualizado 3 enero 2014








El Papa Francisco y Adolfo Nicolás, superior de los jesuitas, posan en una foto de 2013







Francisco, de cerca: 6,6 millones de fieles han estado en encuentros con él en el Vaticano

Francisco avisa: «Ya estamos en la "última hora", cada momento de nuestra vida es definitivo»

El Papa canoniza por una vía «especial» a Pedro Fabro, compañero de Ignacio y primer cura jesuita

Del jesuita Fco.Fdez., apóstol de Bangladesh,




El Papa Francisco, primer papa jesuita de la historia, ha celebrado la misa matutina de este viernes 3 de enero en el gran centro jesuita de Roma, la iglesia del Jesús,acompañado de unos 350 jesuitas, incluido el superior general de la Compañía de Jesús, el español Adolfo Nicolás.

En la homilía ha instado a que el evangelio no se asocie a "bastonazos inquisitorios": para ello, pidió que se transmita con "dulzura, fraternidad y amor", para poder llegar así a las "periferias del mundo".

El motivo central del encuentro era la próxima canonización del beato francés Pedro Fabro (1506-1546), uno de los primeros compañeros de Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, a quien Francisco considera un auténtico modelo de vida y cuya canonización ha ordenado sin esperar que se constate un segundo milagro atribuido a su intercesión, como es habitual.

Pedro Fabro, explicó Francisco, "tenía el verdadero y profundo deseo de abrirse a Dios: estaba completamente centrado en Dios, y por esto quería ir, con espíritu de obediencia, a menudo también a pie, por todas partes de Europa, a dialogar con todos con dulzura y anunciar el Evangelio", dijo Francisco.

"Me viene a la mente la tentación que quizá podamos tener nosotros y que muchos tienen, deconectar el anuncio del Evangelio con bastonazos inquisitorios, de condena. No, el Evangelio se anuncia con dulzura, con fraternidad, con amor", agregó.



El papa puso como ejemplo el hecho de que Pedro Fabro sintiera "el deseo de dejar en el centro de su corazón a Jesús", lo que "significa pensar como él, amar como él, ver como él, caminar como él".

"Solo si se está centrado en Dios es posible ir a las periferias del mundo", incidió Francisco durante su homilía, y dijo que no hay que ser "hombres en tensión, contradictorios e incoherentes, pecadores, sino hombres que quieren caminar bajo la mirada de Jesús".

Francisco llegó a la iglesia de los jesuitas poco antes de las 9 de la mañana, donde fue recibido por el superior general, Adolfo Nicolás.














Fuente

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Sobre Los Jesuítas



por Fernando Garrido Tortosa
1881

del Sitio Web Filosofia

selección por Editorial-Streicher

17 Marzo 2013

del Sitio Web Editorial-Streicher

Versión completa


A propósito de jesuitas y ascensos al poder, nos han indicado la existencia de un autor y una obra que al conocerla la hemos juzgado conveniente para ser difundida, que es un estudio histórico y un ejemplo de un malestar antiguo.

Fernando Garrido Tortosa (1821-1883), español propagador de las ideas socialistas del siglo XIX, prolífico escritor por ende, escribió en 1881 un libro titulado "¡Pobres Jesuitas!", que está digitalmente completo en el sitio www.filosofia.org.

Hemos decidido presentar para el lector que carezca de toda noticia de dicha obra, su Introducción y los capítulos 2, 6y 21, que son muy ilustrativos de lo jesuítico en general.

Hay, sin embargo, algunas afirmaciones que debe tenerse en cuenta que son de hace 130 años y que hoy no son tan ciertas.

El resto creemos que sí lo son.

Editorial-Streicher





¡Pobres Jesuitas!
(Selección)

Origen, doctrinas, máximas, privilegios y vicisitudes
de la Compañía de Jesús desde su fundación hasta nuestros días,
seguida de la Monita Secreta, o Instrucciones ocultas de los jesuitas,
por primera vez publicadas en castellano.






INTRODUCCIÓN

"No calumniemos a los jesuitas"
Voltaire


La lucha secular sostenida contra el progreso y la ciencia por la Iglesia romana, y la influencia que la Compañía de Jesús ejerció y ejerce sobre el clero católico y en la política de la corte Pontificia, dan a su historia un extraordinario interés.

La historia de esa Compañía está tan íntimamente ligada a la del mundo civilizado desde hace trescientos cuarenta años, que de todos los hechos resulta, a pesar de su título, por cierto pretencioso, de Compañeros de Jesús, que los jesuitas se ocuparon siempre más de las cosas de este mundo que de las del otro, que es para ellos, cuando más, una pantalla o un reclamo para seducir incautos.

Verdad es que esto nada tiene de extraño, pues en definitiva, a toda corporación teocrática el otro mundo sirvió de pretexto, de reclamo, para apropiarse los bienes de éste e imperar en él, temporal y espiritualmente.

Pero esta famosa Compañía, Sociedad, Orden o Instituto, que con todos estos nombres se la conoce, ofrece el fenómeno sorprendente y único de haberse fundado, progresado y desenvuelto en el mundo a pesar de las persecuciones más violentas, destierros, procesos, asesinatos, suplicios, proscripciones en masa y anatemas de los mismos Papas que en el último siglo concluyeron por suprimirla.

Estas persecuciones tuvieron lugar en los países bárbaros como en los civilizados, en las monarquías como en las repúblicas, por los reyes más católicos como por los más heréticos, pudiendo decirse que la Compañía de Jesús ha crecido a fuerza de maldiciones, sobrenadando en medio de las más terribles tempestades contra ella desencadenadas, o reapareciendo tras cada naufragio, más vigorosa y emprendedora, al mismo tiempo que más cauta e hipócrita.

A la hora en que escribimos, algunos miles de jesuitas, vestidos de negro, con apariencias inofensivas, y hasta humildes, de aspecto reservado, cauteloso siempre, con frecuencia entrometidos, insinuantes, en las cinco partes del mundo, procuran por todos los medios imaginables el restablecimiento del poder temporal y espiritual de los Pontífices romanos, al mismo tiempo que la posesión de la mayor suma de riquezas y bienes mundanos, y por medio de unos y otros el dominio universal.



Y, cosa en verdad sorprendente, estas negras legiones, aparentemente desarmadas, desafían y tienen en jaque a los gobiernos más poderosos que les son abiertamente hostiles, se imponen y dominan como señores a pueblos que los aborrecen, y no ocultan sus propósitos y esperanza de destruir la civilización moderna, sometiendo la Sociedad al Syllabus, que es su obra, su programa y su bandera.

¿Qué institución, de entre las muchas abortadas por las entrañas de la Iglesia romana, ha hecho hablar más de ella que la Compañía de Jesús, en los tres siglos y medio que cuenta de existencia? Ninguna.



Desde su origen se vio perseguida por grandes y pequeños; pero hasta de las persecuciones supo sacar partido para engrandecerse, representando el papel de mártir y de víctima, cual actor consumado.

Precisamente en las naciones de donde fue una y muchas veces expulsada, por considerarla los poderes públicos incompatible con su independencia, la Compañía de Jesús ha mostrado empeño más tenaz en volver a introducirse para restablecer su influencia, aunque haya tenido que ocultarse bajo todo género de disfraces y que recurrir a los medios más falsos, ilegales, criminales y tenebrosos.

Los jesuitas fueron mal recibidos en todos los países, sin excluir los más católicos.



Fueron de todos expulsados, incluso de la misma Roma de los Papas; pero a todos volvieron, entrando por el tejado si hallaron cerrada la puerta, realizando la fábula de los espíritus invisibles, pues para estos negros vampiros no hay puerta cerrada.

Ellos mismos han dicho en ocasiones solemnes:


"Entramos como corderos; nos echan como a lobos; pero volvemos como leones".

Son como las arañas, que se está seguro de ver reaparecer, recomenzando su tela, en toda casa que no se barre bien todos los días y no se deshollina al menos todos los sábados.

Jesuitas y jesuitismo han llegado a ser, en los idiomas de todos los países, sinónimos de hipocresía, falsedad, disimulo y ambición, que procura satisfacerse por medios bajos, rastreros, solapados, y hasta criminales.

En todas partes se considera insultado el hombre a quien dicen:


"¡Es usted un jesuita!"

El misterio en que siempre se envolvió la Compañía de Jesús para realizar sus designios, no ha contribuido poco al acrecentamiento de su influencia, porque todo lo misterioso ejerce sobre las imaginaciones exaltadas acción poderosa.



En cambio, por la misma razón, siempre han sido sospechosos y mirados con desconfianza por las gentes sensatas y de sano criterio, que no pueden comprender que las ideas justas y los propósitos honrados se oculten en las sombras y busquen medios que no pueden mostrarse a la luz del día para llegar a la realización de sus fines, sobre todo cuando nada se opone a su manifestación.



Por esto la Compañía de Jesús no ha sido ni es popular en ningún país. Aparte de su propósitos, sus medios repugnan a la conciencia pública.

Los libros y escritos de todos los géneros, clases y formas, publicados en todas las lenguas, en contra de los jesuitas, son innumerables; las defensas y apologías de su Institución, publicadas por los jesuitas de capa larga o corta, no lo son menos; y, sin embargo, aún se está lejos se haber dicho sobre la Compañía la última palabra.

La bibliografía anti-jesuítica no está, a pesar de todo, bastante generalizada para que la generación contemporánea pueda darse cuenta de todo el mal que esta Compañía hizo, hace y hará, por desgracia, todavía, a la causa del progreso y de la humana moral.

Leyendo la historia y las obras más importantes escritas tanto en pro como en contra de los jesuitas, nos ha sorprendido el hecho, verdaderamente extraño, que les es especialísimo, de la universalidad de las persecuciones que han sufrido, y de su inutilidad para librar de ellos a las naciones.



Podría decirse que es una secta indestructible, a pesar de que no puede oponer a los poderes constituidos la más pequeña resistencia material. Si, como ahora en Francia, la echan por la puerta, tenemos la seguridad de que entrará por la ventana.



¿Cuántas veces la arrojaron por ésta y volvió a entrar por la puerta?



De casi todas las naciones civilizadas o bárbaras está hoy legalmente expulsada la Compañía de Jesús, y a pesar de las leyes y de la opinión pública, existe en todas ellas; y puesto que los medios empleados contra ella no dieron los resultados que sus autores se proponían, parécenos objeto digno de llamar la atención de los hombres pensadores la investigación de las causas de esta impotencia de los poderes públicos y de las leyes, para librar las naciones de esta secta, por ellos calificada de plaga social, y por la pública opinión de cáncer poco menos que incurable.

La Compañía de Jesús nació en la época del Renacimiento, en la que la Iglesia romana se veía atacada por toda suerte de enemigos, protestantes, musulmanes y filósofos, y cuando, como nunca, el virus de la corrupción corría sus entrañas.

En medio de aquella terrible tempestad de guerras religiosas, provocada por la política mundana y personalísima de los Papas, un vasco español, hombre oscuro y desprovisto de instrucción, concibió la idea de crear una nueva y católica corporación, destinada a sostener la supremacía del Papado contra sus enemigos y a extender sus dominios por medios diferentes de los empleados hasta entonces por el clero secular, por las órdenes monásticas y por la Inquisición.



Y preciso es convenir en que, no por más modestos y menos brillantes, estos medios jesuíticos han dejado de producir su efecto, siquiera no impidieran la progresiva decadencia de la autoridad pontificia, ni que media Europa abandonara el catolicismo.

Para conservar, como para extender su dominio, los Papas, cual Mahoma, habían empleado, según las circunstancias, la atracción y el terror, la predicación humilde y la fuerza brutal.



La Compañía de Jesús, sin renunciar a estos medios, comunes a todas las organizaciones teocráticas, los subordinó a los que le eran peculiares:


la astucia, la falsedad, la superchería, el desprecio más profundo de la conciencia y de la moral, y por lo tanto el crimen, proclamando altamente que:


"el fin justifica los medios, y que los inferiores deben obedecer ciegamente las órdenes de sus jefes, creyéndolas buenas, aunque todo mundo las tenga por detestables".

La Inquisición desapareció del mundo llamado cristiano; las órdenes monásticas, que fueron durante siglos la inmensa democracia militante del Papado, desaparecieron por completo de muchas naciones, sin excluir las católicas, y sólo quedan en otras cual tristes restos de épocas pasadas, de ignorancia y fanatismo, incompatibles con el estado social contemporáneo.



Pero la Compañía de Jesús ha sobrevivido y aumenta en lugar de disminuir, hasta el punto de haber llegado a ser el elemento preponderante, el alma, por decirlo así, del catolicismo moderno.

Esta Compañía, creada para ser milicia de los Papas, ha concluido por infiltrarse de tal modo en la organización eclesiástica, que al fin le ha influido su espíritu, absorbiendo el catolicismo romano y devolviéndole la unidad de objeto y de acción, que el galicanismo en Francia y el regalismo en España, en Portugal y en otras naciones, le habían hecho perder en los últimos siglos.

Los mismos Papas se han visto convertidos en instrumentos de los jesuitas; pero, bajo su influencia, el Pontificado ha perdido su carácter y esplendor de otros tiempos, hasta reducirse a jefatura de una secta, por muchos considerada empresa industrial, explotadora de la necedad de unos y de la bellaquería de otros, que no responde ni a las necesidades ni a los sentimientos y grandes aspiraciones de la Humanidad en nuestros días.

La astucia, la doblez, con sus medios innobles y mezquinos, pueden a veces producir éxitos momentáneos, más o menos inesperados, pero no pueden nunca producirlos sólidos y permanentes, porque son impropios para apoderarse del sentimiento público.

La intriga fue siempre medio de acción de minorías impotentes, instrumento de oligarquías y de intereses antisociales; mas por la misma causa repugna a los pueblos, para los cuales la verdad y la justicia, o lo que por tales han tomado de buena fe, deben mostrarse altamente, a la luz del día, para ser por todos aceptadas y aclamadas.



Esto es precisamente, aparte de otras causas que le son ingénitas, el lado flaco, por no decir repugnante, del catolicismo romano, desde que cayó bajo el poder de los hijos de Ignacio de Loyola.

A pesar de que la Compañía de Jesús produjera hombres notables, historiadores, legisladores, oradores, apóstoles, capitanes y estadistas, y de haberse consagrado a la instrucción de la juventud, en parte alguna de las en que estableció sus reales, pudo destruir la repulsión instintiva que inspira a los pueblos todo lo que lleva el sello del jesuitismo.



Las cualidades personales de sus miembros más distinguidos no bastaron a salvar la institución jesuítica de esta antipatía que ha inspirado siempre.

Los mismos jesuitas lo han reconocido así, y han escrito muchos libros para hacer la defensa y la apología de su Compañía.



El jesuita Bartolí, por ejemplo, escribió lo siguiente:


"No sólo entre los herejes, también entre los católicos hay quien con sus palabras y escritos se empeña en hacer caer sobre la Compañía el odio y el desprecio del mundo, presentándola perturbadora, peligrosa, dominadora y degenerada..."

Hombre del siglo XIX, amante de la Humanidad y de sus derechos, es evidente que yo no puedo menos de desear la más completa disolución de este Instituto, tristemente célebre, por ver en él un enemigo irreconciliable, una negación viva y activa del humano progreso.



Pero adversario leal, al escribir estos apuntes sobre la Compañía de Jesús, cúmpleme manifestar que, lejos de odiar a sus miembros, los compadezco, por haber abdicado su personalidad, sometiéndose como dóciles instrumentos a un jefe supremo, al General de la Orden, en el que ven nada menos que un representante de Dios: mi antipatía es para la Institución, no para sus miembros.



Por eso repetiré con Voltaire:


"¡No calumniemos a los jesuitas!"

Por eso añado: ¡Pobres jesuitas!.






Capítulo II



Sumario: Despotismo del general de la Compañía. Sus atribuciones absolutas. El disimulo y la falsedad erigidos en regla de conducta, en deberes ineludibles para sus miembros por la Compañía de Jesús. Defensa de tal inmoral procedimiento por sus mismos escritores.


I
Dirijamos ahora una mirada a las instituciones de la Compañía, porque su conocimiento es necesario para comprender, así su fuerza resistente como las persecuciones que ha sufrido, y la general animadversión que sobre ella pesa.

No es tan fácil como pudiera creerse el conocimiento y definición de las constituciones de la Compañía. Su gobierno es monárquico independiente, puesto que depende de la voluntad de su General, a pesar de estar subordinado a los Pontífices romanos.

Pretendió, sin embargo, San Ignacio que su Sociedad o Compañía fuese una monarquía mixta, puesto que reservó a la congregación o junta general de los hermanos profesos la elección del General, repartiendo además entre éste y la junta general el poder legislativo, y reservando también a ésta el derecho de deponer en ciertos casos al General; pero ¿de qué servía este derecho a la congregación?

Como en las monarquías mixtas o constitucionales, esta participación del pueblo en el poder es ilusoria, porque el General es quien únicamente tiene facultades para reunir a sus mal llamados socios o profesos, que tienen derecho a tomar parte en la junta; y como son hechuras suyas y de él lo esperan todo, porque el General, como los reyes en las monarquías, concede los empleos y distribuye las funciones, está seguro de que harán cuanto a él se le antoje.

La soberanía de la Sociedad, es por tanto, una ilusión; y Lainez, que sucedió a Ignacio en el generalato, propuso e hizo aceptar, en la primera junta o congregación por él convocada, que sólo el General tenía derecho para establecer reglas nuevas.

El General asume, por lo tanto, los poderes ejecutivos y legislativo, ni más ni menos que un rey absoluto.

Veamos ahora cuáles son sus prerrogativas.





II
Él administra la Sociedad y ejerce jurisdicción sobre todos sus miembros.



De él emana toda la autoridad de los provinciales y demás superiores, reservándose la facultad de distribuir a cada uno o de retirarle el poder que le concedió, cuando le parece necesario. Debe velar por la observancia de las instituciones, pero puede dispensarse de ello.

Ningún misionero puede, sin permiso del General, aceptar dignidades fuera de la Sociedad, y cuando las acepte, autorizado por él, aunque sea un puesto de los primeros de la Iglesia o del Estado,siempre está sometido a las reglas de la Compañía, debiendo oír los consejos de su General en el desempeño de su cargo, sea éste civil o eclesiástico.

El General está vinculado para hacer reglas, dar ordenanzas y declaraciones sobre la Constitución de la Compañía.



Las bulas de 1540, 1543 y 1571 lo autorizan para hacer todas las Constituciones particulares que crea necesaria al bien de la Sociedad, con facultad de cambiarlas, modificarlas o abolirlas, y de reemplazarlas por otras cuando lo crea conveniente.

Sobre cuanto se refiere a la Compañía el General puede mandar a todos los miembros de ella, aunque haya transmitido parte de sus poderes a algunos de sus inferiores, anular lo que éstos hagan, o modificarlo como mejor le parezca, sin que por esta contradicción exima a sus subordinados de la obediencia pasiva que le deben, como a representante de Jesucristo.



Sólo él tiene plenos poderes para hacer toda clase de contratos.

Sin duda, para engañar incautos, hay en las constituciones una disposición que autoriza a la congregación a deponer al General en caso de malversación de caudales, y otras en la que se establece que los asuntos graves debe tratarlos delante de sus asistentes.



Pero todo esto es completamente nulo, porque él solo determina lo que son asuntos graves, porque sus asistentes no tiene ni voz ni voto, y porque él puede expulsar de la Sociedad a quien le parezca, y admitir y conceder grados y oficios sin dar a nadie cuenta de ello, debiendo obedecerle todos los individuos que forman parte de la Compañía bajo pena de pecado mortal.



Las tales cortapisas son ridículas, irrisorias.

¿Quién ha de atreverse con una autoridad que puede establecer misiones en todas las partes del mundo, cambiar los misioneros y revocar las misiones ordenadas, mandando a los miembros de la Compañía a donde quiera, incluso a países de infieles y de bárbaros?

Él solo tiene facultad para conmutar los legados que se hagan a la Sociedad, revisar y corregir los libros de ésta, distribuir, por sí o por delegados, las gracias concedidas por los Papas a la Sociedad, conceder indulgencias a las congregaciones y a los seminaristas agregados a la de Roma, y en todo sitio y lugar a las congregaciones de hombres y mujeres dirigidas por jesuitas.



En virtud de la suprema autoridad que ejerce sobre la Orden, puede hacer partícipes de las buenas obras, plegarias y sufragios, a los protectores, bienhechores y adeptos de la Compañía.

El General debe conocer a fondo la conciencia de todos sus subordinados, especialmente la de los superiores.

Todo lo que él ha concedido y dispuesto, debe cumplirse, mientras no lo revoque su sucesor.

Los provinciales tienen obligación de darle cuenta todos los meses del estado de sus provincias, y al mismo tiempo deben hacerlo los consultores, especie de contralores, que se entienden directamente con el General.



Los superiores tienen que mandarle todos los años listas, conteniendo, una, los nombres de todos los hermanos de sus respectivos colegios, especificando su edad, patria, tiempo que están en la Sociedad, estudios que han hecho y ejercicios que practicaron, sus grados en ciencias, &c.; y otra lista especificando las cualidades y talento de cada hermano, su genio, juicio y prudencia, su experiencia en los negocios, su temperamento, y la opinión de su director respecto al empleo para que le crea más apto.

¿Qué puede ser la Compañía de Jesús, sometida a un General, armado de tales y tan extraordinarios atributos, preeminencias y privilegios, más que dócil instrumento pasivo de éste?





III
Como si no fueran suficientes tantos poderes y atribuciones reunidos en un solo hombre, cuando tienen los jesuitas que escribirse cosas que exigen secreto, deben hacerlo de manera que sólo lo entienda la persona a quien va dirigida la carta, a cuyo efecto el General da las claves.

Estaban obligados los jesuitas, por las bulas de Pablo III de 1540 y 1543, a ejecutar cuanto los Papas les ordenasen referente a la salvación de las almas y a la propagación de la fe, aunque fuera en tierra de turcos y gentiles.



Pero la autoridad del Papa sobre esto se ha restringido posteriormente a las misiones en países extranjeros, reservándose al General la facultad de llamar a sí a los jesuitas que el Papa mande a las misiones, sin haber fijado el tiempo que deben durar.

No pueden los jesuitas apelar al Papa de las órdenes de su General, a menos que el Papa no les conceda especial permiso; mas para desligarlos de sus votos basta la autoridad del General, y en lo que respecto a ellos pueden hacer lo mismo el Sumo Pontífice y el General, les está encomendado que se dirijan al segundo y no al primero.

El General de los jesuitas es, como vemos, un verdadero soberano absoluto, cuyos Estados están incrustados en todos los reyes, y su poder es tanto más grande cuanto que no representa fuerza aparente, pues como vamos a ver, les mandan sus reglas conformarse en lo posible, hasta en el traje, con los usos y costumbres de cada país, a fin de no chocar con ellos y evitar persecuciones.

Hallamos a este propósito, las siguientes gráficas frases en la historia de la Compañía, escrita por jesuita Bartolí, antes citado:


"No tiene la Compañía ningún vestido particular, y donde hay razón para ello, o la costumbre del lugar lo reclama, podemos cambiar el que usemos".

"Habiendo excitado los nuevos herejes, en el norte de Europa, antipatías hacia el hábito religioso, se consideró prudente que los miembros de la Compañía usaran trajes que no les impidieran vivir familiarmente con los que debían convertir.



Por esta misma razón nuestros misioneros en la China y en la India se visten de mandarines y de brahmanes, que son los más respetables en aquellos países; y en las naciones heréticas los transformamos en mercaderes, médicos y artistas, y hasta en criados, para poder desempeñar nuestras misiones sin despertar sospechas".

En confirmación de lo que dice Bartolí sobre las mudanzas de traje y disfraces de los jesuitas, podríamos añadir que en estos tiempos no han abandonado su táctica, pues así se les ha reconocido disfrazados de milicianos nacionales como de voluntarios realistas, bajo la blusa de los internacionalistas, como cubiertos con la boina de los facciosos.

Esta sujeción de los medios al fin, ha podido ser útil a los intereses de la Compañía, pero en cambio le ha impedido adquirir respetabilidad, influyendo no poco en la desconfianza que por doquiera ha inspirado, y en las persecuciones que ha sufrido.

Sólo la carencia de sentido moral, el desprecio de sí propio y de los otros hombres, al mismo tiempo que el imperio en las almas del más ciego fanatismo, pueden explicar el que los jesuitas hayan practicado como sistema el engaño de los disfraces, y que en sus obras hagan alarde de ello como de la cosa más natural.

Imaginémonos, en efecto, un sacerdote, un apóstol de la religión cristiana, vestido de mandarín chino, para predicar el Evangelio que condena el engaño, y se comprenderá que los disfraces que emplean los jesuitas deben ser causa de la repulsión y de las persecuciones de que tantas veces fueron víctimas.

Para comprender todo lo odioso de estas reglas de conducta de los jesuitas, y su carencia de derecho para quejarse de las persecuciones que a ellas han debido, bástanos ver lo que les sucedería, y el juicio que formaríamos de sacerdotes indios o chinos que vinieran a nuestros países cristianos a inducir a los creyentes en el abandono de la religión de sus padres; y que para asegurarse la impunidad, dejando sus hábitos sacerdotales, se vistieran las togas de nuestros magistrados y los uniformes de nuestros generales.



¿No es cierto que a los misioneros gentiles hubiera sucedido en tierra de cristianos lo que en sus orientales regiones sucedía a los misioneros jesuitas, disfrazados de mandarines?



La fanática plebe los habría apedreado; y si las autoridades lograban sacarlos vivos del tumulto popular, dando con ellos en la cárcel, los procesaran por usar uniformes y trajes a que no tenían derecho, aplicándoles todo el rigor de las leyes, por ver en ellos enemigos declarados de la religión de Estado, y acaso de la independencia nacional.

Agréguese a lo dicho que, casi siempre, a las misiones jesuíticas acompañó o siguió de cerca la guerra de conquista, y se comprenderá que las persecuciones contra estos sectarios eran consecuencia de su conducta, conducta que ha perjudicado mucho más que servido a la religión católica, en cuyo beneficio se empleaba [...]




VI
Establecen las constituciones cuatro clases de miembros.



Los profesos, que hacen unas veces tres, otras cuatro votos; los coadjutores, los estudiantes, y los novicios. Pero hay otra quinta clase, según vemos en el capítulo primero del Examen, compuesta de las personas admitidas a la solemne profesión de los votos de castidad, de pobreza y de obediencia, según la Bula del Papa Julio III. Los miembros de esta quinta clase no son profesos, coadjutores, estudiantes ni novicios.

Hay también, según dicha Bula, personas que viven sometidas al General, gozando exenciones, poderes y facultades, que parecen sustraerlas a su autoridad, y sobre las cuales declara Pablo III que el General conservará plena jurisdicción.

¿Quiénes son esas personas? ¿Son esos jesuitas desconocidos, que no llevan sotana; jesuitas de capa corta, como el vulgo los llama? ¿Son afiliados y afiliadas, que forman en torno de la Compañía una especie de círculo invisible, oídos y brazos ocultos, que oyen y obran por su cuenta, facilitando su obra de dominación por medios secretos, que sólo por los efectos se conocen?

Si pudiera darse respuesta afirmativa a esas preguntas, desaparecería el misterio.



No obstante, la historia de los jesuitas y sus instituciones nos muestra que la existencia de la quinta categoría responde a la índole de la institución, y es necesaria a su acción y desenvolvimiento, como término medio entre la Compañía y la Sociedad, en cuyo seno debe realizar sus fines.





Capítulo VI



Sumario: Despotismo de los Generales de la Compañía. Esclavitud de los miembros. Obligación que tienen de delatarse unos a otros. Ejercicios llamados espirituales.



I
La vida íntima del jesuita puede resumirse en estas palabras: Callar y obedecer.

La esclavitud es un estado normal. El jesuita es tanto más esclavo individualmente cuanto más libre es la corporación a que pertenece.

Sin embargo, Gregorio XIV decía en su Bula de 1591, al conceder al General de los jesuitas prerrogativas exorbitantes, que:


"Entre otros bienes y ventajas que resultarían a la Compañía, organizada como un gobierno monárquico, sería una unidad perfecta, por los sentimientos; y que sus miembros, dispersos en todas las partes del mundo, ligados a sus jefes por la obediencia pasiva, serían más pronta y eficazmente conducidos y obligados por el soberano Vicario de Jesucristo en la Tierra, a las diferentes funciones que les asigne, según el voto especial que hayan hecho".

Esto decía Gregorio XIV; mas la verdad es que la autoridad del General no es monárquica sino despótica, dictatorial y tiránica, puesto que no tiene límites ni cortapisas.

El despotismo y la esclavitud son términos correlativos, que se explican el uno por el otro; cuando se sabe lo que es un esclavo, se sabe lo que es un amo.



Bajo el punto de la vista material, carecer de propiedad y de libertad individual, es ser esclavo.


Bajo el punto de la vista moral e intelectual, es esclavo el que se encuentra privado de la libertad de sus juicios y de la su voluntad.

El despotismo material degrada al hombre; el moral e intelectual lo rebaja a la condición de bestia, desde la más elevada cualidad humana, que radica esencialmente en la conciencia.

La primera clase de esclavitud, obra de la fuerza bruta, procede del poder civil; la segunda, del fanatismo y de las instituciones religiosas. Aquella la aborta el estado seglar; ésta, el eclesiástico; ambos despotismos repugnan a la Naturaleza y a la humana razón.

Ambas tiranías se combinan perfectamente, como en ninguna otra institución de las innumerables fundadas por la Iglesia romana, en la Compañía de Jesús, para lo cual han necesitado poco menos que deificar al General de la Orden.



Las constituciones de la Compañía colocan al General en el lugar de Jesucristo; hacen de él un Dios.

En ellas se encuentran centenares de frases semejantes a éstas:


"Es preciso ver siempre y en todas partes a Jesucristo en la persona del General...

"Al General se le debe obedecer como a Dios mismo...

"La obediencia al General debe ser perfecta en la ejecución, en la voluntad y en el entendimiento, persuadiéndose de que todo lo que manda es precepto y voluntad de Dios. Sea quien quiera el superior, siempre debe verse en él a Jesucristo".

¿Cabe mayor impiedad, en gentes que pretenden ser tan piadosas, como el ver en un hombre imperfecto, sujeto a error, a mala fe y a peor voluntad, al mismo Dios?

San Ignacio pone algunas restricciones insignificantes a la obediencia ciega, repitiendo, por ejemplo, con San Bernardo, que el hombre no debe hacer nada contrario a Dios, y otras que parecerían eficaces tratándose de hombres libres, pero ilusorias para personas sometidas a los ejercicios, noviciado, reglas, votos y disciplina de los jesuitas.



Tanto más cuanto que la obediencia que sus instituciones les imponen no es a una ley o estatutos sino a la voluntad del General, en lo cual la disciplina de la Compañía de Jesús se parece a la de los soldados, cuyo primer deber consiste en obedecer ciegamente a sus jefes, sin parar mientes en la moralidad o inmoralidad de las órdenes en que deben de ejecutar; puesto que responsable es el que las da y no el que las ejecuta; pero con la desventaja de que el jefe militar sólo exige del soldado que cumpla su orden, en tanto que el jesuita, además de cumplirla, esta obligado a creerla justa.





II
He aquí que a este propósito se lee en la Historia de las Persecuciones Políticas y Religiosas (del mismo autor, 1864, Barcelona):


"Las constituciones de casi todas las órdenes religiosas contienen duras máximas respecto a la obediencia.

"Dícese en la regla de San Benito que debe obedecerse hasta en las cosas imposibles...

"En la regla de los Cartujos se dice que debe inmolarse la voluntad como se sacrifica un cordero.

"Las constituciones monásticas de San Basilio deciden que los religiosos deben ser en manos del superior lo que la leña en las del leñador.

"En la regla de los Carmelitas descalzos se establece que deben ejecutar las órdenes del superior como si no ejecutarlas o hacerlo con repugnancia fuese pecado mortal; y en la de San Bernardo se asegura que la obediencia es una ceguera feliz que ilumina el alma en la vía de la salvación.

"Dice San Juan Clímaco que la obediencia es una tumba de la voluntad y que no debe resistírsela.

"San Buenaventura dice que el hombre verdaderamente obediente es como un cadáver, que se deja remover y transportar sin resistencia..."

Estas máximas, esparcidas en las reglas e instituciones monásticas, las han acumulado los jesuitas en las suyas, convirtiéndolas, de máximas, en reglas obligatorias, en votos eternos.

¿Puede calcularse adónde puede llegar un hombre que, como el General de los jesuitas, no sólo puede mandarlo todo a los miembros de su Compañía, sino que, a consecuencia de ser su cargo vitalicio, y de la organización de la Compañía, ha podido penetrar en las conciencias de sus subordinados y conocer sus más recónditos pensamientos?

Por esto, sin duda, algunos Papas han querido convertir el generalato de los jesuitas en trienal, en lugar de perpetuo, como ha sido siempre; pero no lo han conseguido nunca.

En todas las otras órdenes monásticas hay asambleas y capítulos, que se reúnen regularmente y que hasta cierto punto sirven de barrera a los abusos de los Generales; nada de esto existe en la Compañía de Jesús, cuyos miembros sólo se congregan al morir su General para nombrar el sucesor.




III
De la misma manera que el General se reserva el derecho de no cumplir los contratos cuando los considera perjudiciales para la Compañía, se reserva también el derecho de expulsar a sus miembros, a pesar de que éstos no pueden retirarse por su propia voluntad, so pena de ser excomulgados y tratados como apóstatas.

Sólo hasta que hacen su primer voto pueden retirarse los novicios; pero aunque los hayan hecho todos, y a cualquier dignidad que se elevaran, el General puede expulsarlos sin decirles por qué ni consultar a nadie, y sin obligación de darles nada, aunque hubiesen llevado grandes caudales al entrar en la Compañía.

Esta esclavitud es, pues, más dura que cualquiera otra, pues el amo está siempre obligado a mantener al esclavo, y la facultad del General de expulsar por causas secretas a los miembros de la Compañía prueba hasta qué punto la injusticia y el desprecio de los hombres están encarnados en esta Institución, en la que el despotismo y el misterio se sobreponen a toda consideración y respeto humano.



Todas las corporaciones pueden expulsar a sus miembros pero sólo de la Compañía de Jesús los pueden expulsar sin juzgados y condenarlos. El despotismo está tan en la raíz de este árbol, que sus miembros no cuentan con nada, ni a nada tienen derecho.

Vive la tiranía por la delación y la inquisición; sus armas son secretas, y sus servidores no pueden menos de ser espías y delatores, al mismo tiempo que son espiados y delatados.

El déspota debe conocer el carácter, talentos y cualidades de sus esclavos para sacar de ellos más provecho, empleándolos donde puedan serle más útiles. Necesita también alimentar en ellos la desconfianza, para que sólo en él la tengan, y que su poder sea el único que se haga sentir.

Todo debe ser vil y bajo en la esclavitud, que no admite elevación de alma ni libertad de ánimo.

Ningún proyecto laudable puede brotar en almas esclavas, y no es posible que hombres degradados por la renuncia de su albedrío, por la servidumbre, el espionaje y las delaciones, por una inquisición que amenaza y obra constantemente, puedan elevarse a grandes concepciones. Si la Naturaleza les ha dado la fuerza, la educación les priva del valor.

Los esclavos no tienen patria; renunciaron a sus padres y olvidaron el hogar doméstico. Sólo ven la grandeza del déspota a quien sirven y el Imperio en que domina; sus ojos están siempre inclinados ante el amo y no tienen actividad propia sino la que les infunde el poder a quien sirven.

En los artículos 9 y 10, título II, se dice que todo jesuita debe alegrarse de que sus faltas y defectos, y en general cuanto en él se observe, sea revelado a sus superiores por el primero que lo vea, y que todos deben vigilarse y delatarse recíprocamente. Estos artículos pertenecen a los llamados esenciales del Instituto, y se encuentran en la página 70 del citado título II.



¿Será posible que los jesuitas, ocupados en espiarse y delatarse unos a otros, puedan amarse recíprocamente? ¡Qué profundos y reconcentrados odios, cubiertos con la careta de la más falsa y baja hipocresía, deben ocultarse en los conventos de los jesuitas!.



¡Qué afectos, qué sentimientos tiernos y humanos deben quedar en aquellos corazones, que no pueden abrirse a las dulces emociones de la familia, ni a las sinceras y francas expansiones de la amistad, ni a los nobles y levantados sentimientos y arranques del amor patrio, impulsos y móviles de las más grandes y sublimes acciones del hombre!.

¡Hasta la honra obliga la Compañía a abandonar a los desgraciados que entran a formar parte de ella!: Dice el capítulo IV del Examen, de los que quieren entrar en la Compañía, que se les advierte que abandonan todo derecho, cualquiera que sea, a defender su honra, y que lo deben a sus superiores, para bien de su alma y gloria de Dios.

Dice el capítulo V, que las delaciones son obligatorias. ¡Qué degradación del ser humano!.

¿Puede, después de esto, decirse con justicia, que un jesuita es un hombre?




IV
Considérase en la Compañía gravísimo pecado alimentar el menor escrúpulo o duda acerca de los privilegios del Instituto, suponiendo que sería dudar de la legitimidad de su voto, del poder del Papa, del de la Sociedad y del de sus fundadores.

No sólo durante el noviciado, sino aun después de profesar, practican los jesuitas los Ejercicios espirituales.

Figúrese el lector a un joven, encerrado solo en una habitación, sin libros, en un lugar silencioso, a fin de que nada lo distraiga, entregado a meditaciones tan interesantes, profundas, filosóficas y racionales como las siguientes:


"Debe el novicio representarse dos estandartes, cuyos jefes son: Jesucristo el de uno y Satanás el de otro.



Debe imaginarse a Jesucristo, bajo forma agradable, en campo bien situado, viendo a sus discípulos organizados como soldados; y a Satanás, de aspecto repugnante, reuniendo sus tropas de todas las partes del mundo.



Meditando sobre el infierno, debe ver una llama ardiente y almas quemadas en cuerpos de fuego; oír bramidos, blasfemias, e imaginarse que por el olfato y el paladar siente las sensaciones más repulsivas".

A todo novicio se le previene que debe hacer durante la noche una meditación de este género, otra por la mañana, y repetirla después de oír misa, y que debe excitar su mente de tal manera que le parezca que realmente ve y siente los objetos sobre que medita.

Estos ejercicios famosos podrían llamarse método de ver visiones. Presentarlos a jóvenes y mujeres fáciles de exaltar, como medios ordinarios de perfección espiritual, no es otra cosa que preparar sus almas para el más ciego y embrutecedor fanatismo.

Por estos comienzos pueden deducirse los fines.





Capítulo XXI



Sumario: Máximas, opiniones y juicios inmorales y criminales publicados y sustentados por los jesuitas en todos los países. La gloria descrita por los jesuitas.


Sobre todas las causas de la antipatía, del temor, de la repulsión, que la Compañía inspiró desde su origen, incluso a sus mismos protectores, y hasta a sus miembros, hay una apenas mencionada en este rápido relato que debe considerarse como la principal, y que por sí sola bastara a hacer odiosa esta teocrática institución.



Ya se comprenderá que nos referimos a la moral por ella proclamada y practicada, aunque debiéramos decir a su inmoralidad y no a su moral.

No relajación de la moral sino inmoralidad, y la más repugnante, ha esparcido la Compañía de Jesús doquiera ha puesto la planta. Las doctrinas, las máximas de sus doctores, son la negación de la moral cristiana y hasta de la humana.



No sabemos que haya existido jamás corporación alguna que ostentara con tanto cinismo la perversión del sentido moral, sacrificando al éxito toda noción de virtud, y con ella de humana dignidad; y por más que nos repugne, inspirándonos horror, no podemos menos que recordar aquí alguna de las máximas, opiniones, consejos y preceptos publicados por las lumbreras de la Compañía de Jesús.

No hay maldad, vicio, crimen que no estén dispuestos a perdonar, ¿qué digo perdonar? que no ensalcen, si ha de redundar en provecho de su causa.

¿El parricidio horroriza? pues oigamos al jesuita portugués Esteban Facúndez, en su tratado sobre Los Diez Mandamientos de la Iglesia, publicado en 1626:


"Los niños católicos pueden acusar a sus padres del crimen de herejía, aunque sepan que por esto serán quemados... y no tan sólo podrán rehusarles el alimento, si pretenden apartarlos de la fe católica, sino que hasta pueden, sin pecar y en justicia, asesinarlos..."

Dicastillo, jesuita español, en el tomo 2º de La Justicia del Derecho, página 511, hace las siguientes pregunta y respuesta:


"¿Será lícito a un hijo matar a su padre cuando está proscrito? Muchos autores sostienen que sí, y si el padre fuera nocivo a la Sociedad [Compañía de Jesús], opino lo mismo que esos autores".

Juan de Cárdenas, jesuita español, dice en su Crisis Teológica, publicada en Colonia en 1702:


"Es permitido a un hijo desear la muerte de su padre; pero a causa de la herencia y no de la muerte misma".

He aquí ahora a donde llega el casuismo de los jesuitas: Tomás Tamburini, jesuita italiano, hace las preguntas que siguen sobre el homicidio:


"¿Puede un hijo desear la muerte de su padre por gozar la herencia?; ¿una madre puede desear la muerte de su hija, para no verse obligada a mantenerla y dotarla?; ¿un sacerdote puede codiciar la muerte de su obispo con la esperanza de sucederle?

Respuestas:


"Si sólo apetecéis y os informáis con júbilo de esos acontecimientos, os es lícito desearlos y recibirlos sin pesar, porque no os regocijáis del mal ajeno sino del bien que os resulta".

Escribiendo sobre la violación dice el abad Moullet, jesuita:


"El que por fuera, amenaza, engaño, o importunidad de sus ruegos, ha seducido a una doncella, sin promesa de casamiento, está obligado a indemnizar de todos los perjuicios que resulten de este acto a la joven y a sus padres. No obstante lo dicho, si el crimen quedara absolutamente oculto, es más probable que en el fuero interno no sea obligado el seductor a reparar lo más mínimo".

"El que desflora a una joven con su consentimiento, no incurre en más castigo que hacer penitencia; porque siendo dueña de su persona puede conceder sus favores a quien mejor le parezca, sin que sus padres tengan derecho a estorbarlo por otro medio, que por la voluntad que les asiste para evitar que sus hijos ofendan a Dios".

Este párrafo está sacado de las Cuestiones Prácticas, acerca de las funciones del confesor, publicadas por el jesuita Fejelli en 1750. Pero sigamos copiando al abad Moullet, que vale la pena de ser conocida su jesuítica moral.



He aquí un caso de adulterio:


"Si alguno sostuviese relaciones culpables con alguna mujer casada, no porque es casada, sino por su belleza, haciendo abstracción de la circunstancia del matrimonio, esas relaciones no constituyen el pecado de adulterio..."

Otro jesuita francés, llamado Bauny, escribía en 1653 esta edificante frase:


"Es lícito a toda clase de personas penetrar en las casa de prostitución, para convertir a las mujeres perdidas, aunque sea muy verosímil que pecarán; a pesar de que lo intentaran varias veces, y siempre se dejaran arrastrar hacia el pecado, por la vista y zalamerías de estas mujeres".

De las Virtudes y de los Vicios, titulaba el jesuita portugués Castro Palao una obra publicada en 1631, y en ella decía, página 18:


"Si a un criado le obligase la necesidad a servir a un amo lujurioso, esta misma necesidad le permite ejecutar las cosas más graves, pudiendo proporcionarle concubinas, y conducirle a los sitios más reprobados; y si su señor quisiera escalar una ventana para dormir con una mujer, puede sostenerle sobre sus hombros, o seguirle con una escala, porque éstas son acciones de por sí indiferentes".

El jesuita Corneille de la Pierre, en sus Comentarios Acerca del Profeta David, publicados en París el año 1622, dice hablando de Susana:


"Susana dijo: Si me abandono a los deseos impúdicos de esos viejos, soy perdida.



En semejante extremidad, como temiera la infamia por un lado y la muerte por otro, Susana podía decir: no consentiré en acción tan vergonzosa; pero la sufriré sin desplegar los labios, a fin de conservar la vida y el honor.



Las jóvenes inexpertas creen que para ser castas, es necesario pedir socorro y resistir con todas sus fuerzas al seductor.



No se peca sino por el consentimiento y la cooperación, y no consintiendo ni cooperando, pudo permitir Susana que los viejos saciaran en ella su lujuria, pues no tomando parte interiormente, cierto es que no pecaba".

Dice Escobar, en su tratado De la Lascivia:


"Un religioso no peca despojándose de su hábito, aunque lo haga por motivo vergonzoso, como robar, fornicar, o entrar en una orgía".

"Una mala disposición, como mirar a las mujeres con deseos de lujuria", pregunta Escobar, "¿es incompatible con el deber de oír misa? Basta oír misa", dice, "aun en tales disposiciones, pero refrenando su... exterior".

Cualquiera pensaría que iba a decir "refrenando sus malos pensamientos". La doctrina jesuítica se contenta con cubrir las apariencias.

Preguntas Morales, llama el jesuita Vicente Fillinus a un libro publicado en 1663, y en su página 316 hallamos lo siguiente:


"Un hombre y una mujer que se desnuden para abrazarse, hacen un acto indiferente, no cometen un pecado".

Teología Moral Universal llama el jesuita escocés Cordon a un libro en el que se lee este párrafo, entre otros análogos:


"Una ramera puede legítimamente hacerse pagar, a condición de que el precio no sea muy alto. El mismo derecho tiene toda prostituta que en secreto fornique; no así la mujer casada, porque las ganancias de la prostituta no están estipuladas en el contrato del matrimonio..."

El jesuita portugués Enríquez, dice en la Suma de Teología Moral, publicada en 1600:


"Un clérigo, que sabiendo el peligro que corre, penetra en la alcoba de una mujer a la que le unen lazos amorosos, y sorprendido en adulterio por el marido, mata a éste por defender su vida o sus miembros, ¿puede conceptuarse irregular? no; y debe continuar ejerciendo sus funciones eclesiásticas".

Oigamos al citado Tamburini, en el libro VIII, capítulo V De la Fácil Confesión:


"¿En cuánto puede vender una mujer los placeres a los hombres?



Respuesta: necesario será para apreciarlos en lo justo, atender a la hidalguía, hermosura y decoro de la mujer. Si es recatada, vale más que la que admite en su casa al primer llegado...



Distingamos. ¿Se trata de una ramera, o de una mujer honesta? Aquella no puede pedir en justicia a uno sino lo que recibió de otro; debe fijarse un precio: se reduce a un contrato entre ella y el que paga, pues el uno da el dinero, y la otra pone el cuerpo. Una mujer de decoro puede exigir lo que le plazca, porque en cosas de esta naturaleza, la persona que vende es dueña de su mercancía.



Una doncella y una mujer honesta pueden vender su honor tan caro como lo estimen..."

En sus Comentarios Acerca de la Biblia, dice el jesuita Jacobo Tizin,


"que la casta Susana debió abandonar su cuerpo a los ancianos... pues la reputación y la vida son preferibles a la pureza del cuerpo".

El jesuita Banny dice que se debe absolver a una mujer que oculta en su casa a un hombre con el cual peca muchas veces, por no poder librarle sin perderse, o por circunstancias que le obliguen a detenerle.

Preste ahora atención el lector:


"¿Es lícito matar a un inocente, robar, o fornicar? Sí, por mandato de Dios, que es árbitro de la vida y de la muerte, y obligatorio el cumplimiento de sus mandatos".

Esta enormidad la dice el jesuita Pedro Alarcón, en su Compendio de la Suma Teológica de Santo Tomás, páginas 244 y 365.

Como los jesuitas deben obedecer las órdenes de su General cual si emanaran del mismo Dios, claro está que depende de la voluntad del General de la Compañía de Jesús que todos los miembros de ella sean fornicadores, ladrones y asesinos.



Pero continuemos oyendo al tal Alarcón:


"¿El robar es permitido al que se ve apremiado por la necesidad? Le es permitido secreta o privadamente, a no tener otros medios de socorrer sus menesteres. Esto no es ni hurto ni rapiña, porque, conforme al derecho natural, todo es común en este mundo".

Teología Moral llama el jesuita Antonio Pablo Gabriel a un libro en que dice:


"So pena de pecado mortal, es justo resistirse a restituir lo que se robó en pequeñas porciones, por grande que sea la suma".

Lo mismo dice el jesuita Banny en la página 143 de la Suma de los Pecados:


"Los robos pequeños hechos en diferentes días a un hombre o a muchos, por grande que sea la suma, no son pecados mortales".

El padre Cadenas en su Teología, dice:


"Si los amos cometen injusticia con sus criados en los salarios, pueden éstos hacerse justicia, valiéndose de compensaciones".

En la misma doctrina abunda el jesuita Casnedi, en sus Juicios Teológicos:


"Dios prohíbe el robo cuando se le considera como malo, pero no si se le reputa bueno".

El jesuita Fegelli es más explícito.



En la página 137 del Confesor, dice:


"Es lícito a un criado robar a su amo por compensación; pero a condición de no dejarse sorprender con las manos en la masa".

Muchos son los autores jesuitas que sustentan esta doctrina; pero oigamos a Longuet, que dice en la cuestión IV, página 2ª:


"Si los padres no dan dinero a sus hijos, pueden robárselo. Cuando un hombre está sumido en la indigencia y otro nada en las riquezas... aquel puede robar a este en secreto, sin pecar, ni estar obligado a la restitución..."

En el Tratado de la Encarnación, tomo I, página 408, añade:


"Se puede robar a todo deudor que se sospeche no ha de pagar..."

Los jesuitas debían tener mucho partido entre los taberneros, pues el padre Tollet dice en su libro de Los Siete Pecados Mortales:


"El que no puede vender el vino en lo que vale... puede disminuir la medida y echarle agua, y venderlo cual vino puro" (...) "Cuando se vea un ladrón resuelto a robar a un pobre, se le puede disuadir, designándole alguna persona rica para que la robe en lugar de la otra".

Escribiendo sobre la confesión, en su Moral Teológica dice el jesuita Escobar:


"Nadie está obligado a confesar más que lo que atenúa el pecado".

Esto lo dice en la página 135 del tomo VII.

Para los seminarios escribió su Compendium el jesuita Moullet, y en él dice:


"¿A qué se obliga el que jura ficticiamente y con ánimo de engañar? A nada, en virtud de la religión".

Cárdenas, dice en su Crisis Teológica:


"Permitido es, jurar sin intención de cumplir, si hay razones graves para ello".

En su Operae Moralis dice el padre Sanchiz:


"Se puede jurar que no se hizo una cosa aunque se hiciera; esto es cómodo en casos críticos, y justo cuando es útil para la salud, el honor o el bien".

Oigamos ahora la moral que propaga el jesuita Ginsenius, respecto al comercio:


"Es permitido comprar una cosa por menos de lo que vale, de aquel a quien obliga la necesidad? Lo que se vende por necesidad pierde, no el tercio de su valor, sino la mitad" (...) "Es lícito a los taberneros echar agua al vino, y a los labradores paja en el trigo, y venderlos al precio común..."

El jesuita Arbault dice que:


"Los hombres pueden sin escrúpulos, atentar unos a otros por la detracción, la calumnia y los falsos testimonios". Y luego añade: "Para cortar las calumnias se puede asesinar al calumniador, pero a escondidas, a fin de evitar el escándalo".

Casnedi, en su Juicio Teológico, dice:


"Si creéis que os manda mentir, mentid".

En Las Virtudes y los Vicios, libro publicado en 1631, dice el jesuita Castro Palao:


"Preguntado acerca de un robo que ejecutasteis, para obligaros luego a la compensación, acerca de un préstamo que verdaderamente no debéis, porque le habéis satisfecho, o que en la actualidad no le debáis porque ha variado el plazo, o que vuestra pobreza os excusa de no pagarlo; podéis jurar que no recibisteis préstamo alguno..."

El jesuita Sánchez, defiende el jurar en falso poniendo el siguiente ejemplo:


"Un hombre sorprendido in fraganti, y a quien se le obliga a jurar que contraerá matrimonio con la joven que deshonró, puede jurar que se casará, sobreentendiéndose: "si fuere obligado o en adelante me agrada"".

Y luego añade:


"Si alguno quiere jurar sin obligarse a cumplir su juramento, puede estropear el vocablo, y entonces no comete más que una mentira venial, que fácilmente se perdona".

El ya citado Sánchez dice:


"¿Es permitido practicar el acto conyugal antes de la bendición nupcial? Sí..."

Escobar sustenta que:


"es lícito matar traidoramente a un proscrito".

El jesuita Amicis dice que,


"un religioso debe matar al hombre capaz de dañarle a él o a su religión, si cree que abriga tal intento".

Dice el jesuita Caravelfand que,


"si una mujer de baja condición se jacta de haber dormido con un religioso, éste puede matarla, aunque ella diga verdad".

El jesuita Bunny dice,


"que se perdone el pecado de un amo con su criada, y el de dos primos, cuando no puedan vivir separados sin incomodidad".

En su Catecismo Teológico, el jesuita Poney, describe así el paraíso:


"Pregunta: ¿Qué veremos en el paraíso?

Respuesta: La sagrada humanidad de Cristo, el adorable cuerpo de la Virgen, y de otros santos, amén de mil y mil bellezas.



Pregunta: ¿Nuestros demás sentidos gozarán del placer que les es propio?

Respuesta: Sí, y lo más admirable: gozarán eternamente sin fastidiarse nunca.



Pregunta: ¿Cómo?: ¿el oído, el olfato, el gusto y el tacto gozarán de todo el placer que pueden recibir?

Respuesta: Sí; el oído gozará del encanto de la armonía; el olfato recibirá el placer de los olores; el gusto el de los sabores; nada faltará al deleite del tacto.



Pregunta: ¿Con qué vestidos se cubrirán los bienaventurados?

Respuesta: Con un vestido de gloria y de luz, que brillará por todas las partes de su cuerpo, y señaladamente por las que sufrieron más por Dios..."

En su libro De las Ocupaciones de los Santos asegura el jesuita Enríquez:


"Capítulo 73. Hombres y mujeres gozarán en el paraíso con festines, máscaras y bailes".

"Capítulo 74. Los ángeles se disfrazarán de mujeres, y aparecerán a los santos con suntuosos vestidos de señora, rizados los cabellos, y con camisas de muselina".

"Capítulo 75. Jesucristo mora en un magnífico palacio, y cada bienaventurado tiene en el cielo una habitación particular. Allí hay largas calles, hermosas y grandes plazas, castillos y ciudadelas".

"Capítulo 62. El supremo placer consiste en besar y abrazar los cuerpos de las bienaventuradas, al bañarse en pilas bien dispuestas, donde cantarán como ruiseñores".

"Capítulo 65. Las mujeres tendrán blondos cabellos, se adornarán con rubíes..."

Todos estos textos, y cientos de ellos no menos edificantes, sacados de obras de los jesuitas, y condenados por los tribunales, son imputables a la Compañía, pues los miembros de ésta no pueden hacer nada sin autorización de sus jefes, y por eso éstos no condenaron las máximas de sus subordinados.

Así, pues, todos estos pareceres, sentencias y máximas, forman en conjunto la moral jesuítica, que inmoralidad debe llamarse, y en efecto se le llama, por cuantas autoridades y tribunales intervinieron en las obras y en la conducta de la Compañía de Jesús.

Después de leer los hechos, datos y documentos condensados en estas páginas, no puede menos de producirse el convencimiento de que la Compañía de Jesús es una institución anticristiana, inmoral y corruptora, por lo que no sin razón fue perseguida y condenada en todos los tiempos y en todos los países.



Y puesto que no bastaron los medios hasta ahora empleados contra ella, además de suprimirla, hay que calificarla de Sociedad secreta, y aplicar el Código Penal a sus miembros, por pertenecer a una corporación ilícita, cuyos medios y fines condenan las leyes.


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