Monday, August 30, 2010

La guerra sucia desde la sede central de los jesuitas

23/5/2010

x Horacio Verbitsky de http://www.lahaine.org/index.php?p=45680

Nuevas revelaciones sobre el rol y las relaciones íntimas del cardenal Bergoglio en la dictadura argentina: “La patota salió del Colegio Máximo”
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Un laico católico y un ex jesuita revelan las relaciones de Bergoglio con Massera y la represión. Una patota operativa golpeó a la novia del primero dentro del Colegio Máximo para que revelara dónde encontrarlo. El sacerdote manejaba el auto de Bergoglio, quien le contó sus encuentros con Massera y le habló del plan político del ex dictador. Una monja y una ex religiosa hablan del rol de Bergoglio en el secuestro de Yorio y Jalics.
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El médico Lorenzo Riquelme, hoy de 58 años y residente en Francia, dice que la patota que lo secuestró y lo torturó en 1976 salió de la sede principal de la Compañía de Jesús, donde vivía y era principal responsable el superior provincial Jorge Mario Bergoglio. Riquelme tenía militancia en la Juventud Peronista y en el movimiento cristiano vinculado con los curas del tercer mundo. Para averiguar dónde encontrarlo golpearon a su novia, que trabajaba en el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, dentro del predio del Colegio Máximo. Riquelme cree que se trató de un grupo operativo de la Armada que tomó posiciones allí después del golpe. En esos apremios participó un sacerdote que con autorización de Bergoglio era capellán militar de la Escuela de Suboficiales General Lemos, en la vecina guarnición de Campo de Mayo. El ex jesuita Miguel Ignacio Mom Debussy, hoy de 63 años, hizo los votos el 13 de marzo de 1976 y Bergoglio fue su padrino de ordenación el 3 de diciembre de 1984. En los viajes entre San Miguel y la Ciudad de Buenos Aires en los que le hacía de chofer, Bergoglio le habló del proyecto político del jefe de la Armada, Emilio Massera, y le comentó que se había reunido con él varias veces.
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El mago González
El Observatorio fue un lugar de encuentro de la militancia en los últimos años de la década del 60 y los primeros de la siguiente. Mucha gente de la zona almorzaba en su comedor, que era muy barato, y pasó a ser punto de reunión y de discusiones políticas. Entre quienes pasaron por allí estuvo Marcelo Kurlat, El Monra, uno de los dirigentes de las FAR, que luego del golpe murió al resistirse al secuestro por el grupo de tareas de la ESMA. El periodista Horacio Ríos trabajaba en la Municipalidad de San Miguel (hoy General Sarmiento), militaba en la JTP e integraba la comisión directiva del sindicato municipal. Su madre y su hermano trabajaban en el Observatorio. Ríos ayudó a crear una comisión interna muy combativa, que entre 1973 y 1975 logró importantes reivindicaciones. Los jesuitas no estaban muy conformes con que la efervescencia política de la que habían participado afectara sus propias instituciones. La esposa de Ríos era Graciela Podestá, quien entre 1999 y 2003 fue diputada bonaerense por el Frepaso.
El ex jesuita Alberto Sily narra que poco antes del golpe muchos científicos y técnicos del Observatorio recibieron cartas con amenazas de la Triple A y cinco de los principales se exiliaron, en Uruguay y en México. Podestá y Ríos recuerdan a un jesuita de apellido español, que no trabajaba en el Observatorio pero vivía en el Colegio Máximo, que siempre “llegaba con dos tipos armados con FAL”.

Ese fue el sacerdote que participó en los apremios a la novia de Riquelme. Su nombre era Martín González. Mientras la golpeaban, González le sugería que colaborara. “El torturador malo y el torturador bueno”, dice Riquelme. Antes que comenzara a operar la Triple A ese sacerdote se comportaba “como una ovejita” pero luego del golpe “pasó a ser un lobo”, dice Graciela Podestá. Mom Debussy se sorprendió al conocer ese rol. “Lo considerábamos muy bueno. Nos divertía con sus actos de prestidigitación. Cuando murió lo afeité y lo coloqué en el cajón”. Para Riquelme fue más que una sorpresa: “Era como si mi padre me hubiera traicionado, como una violación. Nosotros teníamos una agrupación de scouts, de la que González era capellán. Hacía magia, nos sacaba pañuelos de la oreja, nos enseñaba los trucos”.

Ambos consideran imposible que estos hechos pudieran ocurrir sin aprobación de Bergoglio, quien ejercía un control absoluto sobre todo lo que ocurría en su sede. “Cuando asumió como provincial, en julio de 1973, mudó la curia provincial, que estaba en la calle Bogotá, de Caballito, al Colegio Máximo, para controlar mejor a los novicios y a los profesores. Allí se apropió del departamento del rector, y lo redecoró. Constaba de despacho, dormitorio y baño. Decía que cada uno es libre de hacer de su culo un florero, pero controlaba todo, desde la mentalidad a lo que hacías, se metía en las habitaciones individuales, revisaba cada cosa”, relata Mom Debussy.
Mom Debussy se define como “la oveja negra de una familia de la oligarquía”. Por vía paterna desciende de Juan Martín de Pueyrredón y su abuelo materno era hermano del músico francés Claude Debussy. Su madre fue fundadora de la Democracia Cristiana, “de la línea garca de Manuel Ordóñez”. Eligió ser jesuita porque se llamaba Ignacio y era “la orden más aristocrática y combativa”. Riquelme, en cambio, proviene de una familia humilde y creció en el Barrio La Manuelita, a pocas cuadras del Máximo. “Pasaba el día con los jesuitas”, evoca. Cuenta que en “el pequeño Vaticano” que era San Miguel “todos se conocían. También los milicos vivían allí. Iban a misa en el Colegio Máximo y sus hijos estudiaban en los colegios católicos. Muchos militantes del Peronismo de Base vivían en el Barrio Villa Mitre y trabajaban en el Colegio Máximo, durante los años culminantes del progresismo católico, en 1972 y 1973. Había también ex seminaristas. Estaban en comunidades orientadas por el sacerdote italiano Arturo Paoli”. Bergoglio se encargó de suprimir ese fenómeno. En la primera congregación provincial que presidió, en abril de 1974, dijo que los jesuitas debían evitar lo que llamó las “ideologías abstractas no coincidentes con la realidad” y reaccionar con “sana alergia cada vez que se pretende reconocer a la Argentina a través de teorías que no han surgido de nuestra realidad nacional”.

Mom Debussy recuerda que hacia fines de 1974, “Bergoglio nos mandó a una manifestación de Isabelita en la Plaza de Mayo”. María Estela Martínez de Perón salió al balcón “vestida de rosa y habló de anular contratos con la Siemens. Al frente de nuestro grupo puso al maestro de novicios Andrés Swinnen. Tuvimos que ir todos con una bandera argentina”. Bergoglio era amigo personal del coronel Vicente Damasco, a quien visitaba en su casa de la calle Asunción, en Villa Devoto. Damasco fue encargado de la custodia de Juan D. Perón y profesor de Planeamiento y Organización en la sede San Miguel de la Universidad jesuita del Salvador. Con el asesoramiento de Bergoglio elaboró un proyecto de reforma constitucional. El primero de sus ocho principios orientadores decía que “la Divinidad es la medida de todas las cosas”.

El proyecto de Massera
“Ahora dice que viaja en subte y colectivo. En la larga década en que yo lo serví no iba a ningún lado sin el auto, ni siquiera a los barrios que estaban a pocas cuadras, como La Manuelita”, refuta Mom Debussy, quien subrayó y anotó su ejemplar de El jesuita, la autobiografía que Bergoglio acaba de publicar en su descargo. Los viajes más largos eran entre San Miguel y la Ciudad de Buenos Aires. Varias veces le comentó encuentros con el miembro de la Junta Militar Emilio Massera. “Me dijo que quería proteger a los novicios y estudiantes (dos veces aparecieron milicos cuando yo estaba en el noviciado, nos hicieron salir, nos apuntaron. Después no nos acosaron más). Estaba en negociaciones con él porque quería que la Marina comprara el Observatorio de Física Cósmica, lindero al Colegio Máximo”. No se llegó a un acuerdo y en diciembre de 1977 lo compró la Fuerza Aérea. Varias personas que trabajaban allí “fueron secuestradas y cuando recuperaron su libertad, fueron despedidas por Bergoglio”, dice Riquelme.
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“Hay quienes dicen que los protegía, porque les pagó el último sueldo”.
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A Mom Debussy, Bergoglio también le habló en los viajes del proyecto político de Massera.
–¿Con simpatía?

–Seguro que con disgusto no. Le parecía bien que fuera contra Videla. Yoga y oración.
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En La Manuelita estaba la parroquia Jesús Obrero. Allí se instaló el sacerdote Jorge Adur, quien era integrante de Montoneros, con tres seminaristas de la orden asuncionista que estudiaban teología en la Facultad que funcionaba en el Máximo. Con Adur tenían un vínculo afectivo pero no político, porque “para ellos toda la política era el diablo. Nos lo habían dicho a los pibes del barrio para desaconsejarnos la militancia. Meditaban diez horas por día, hacían yoga y oración. Pensaban irse a la Patagonia por un año a meditar. Eran contemplativos, como Jalics”, dice Riquelme. Dos de esos seminaristas, Carlos Antonio Di Pietro y Raúl Eduardo Rodríguez, fueron capturados el 4 de junio de 1976, en un operativo del Ejército y la policía con armas y uniformes a la vista. Adur no había ido a dormir esa noche al barrio. “Por la mañana los vecinos se turnaron para esperarlo en la parada de colectivo y avisarle para que se fuera.”

Diez días después, “un grupo del Ejército me levantó a mi y a Haydé Balmaceda, de la Unidad Básica de La Manuelita, que era ayudante de una clínica. Creo que el lugar al que nos llevaron era una comisaría, a veinte minutos del Camino Negro, donde nos tuvieron encapuchados. Tenía celdas, baño y sala de torturas, con electricidad. Nos torturaron y nos preguntaron por esos curas y por la posta sanitaria de Montoneros”. Dos días después los sacaron en un camión, a las 4 de la mañana. Riquelme se cayó sobre una persona, que le preguntó:

–¿Quien sos?
–Lorenzo.
–¡Que suerte, no quería morir sola! –le respondió Balmaceda.

Los llevaron a un descampado y los hicieron arrodillar. “Yo quería morir de pie y gritando alguna consigna heroica como en las películas. Pero tenía la garganta cerrada. Me pegaron un empujón y se fueron. Pensé que estaba muerto. Haydé me decía que nacimos de nuevo el mismo día y que la gordura la salvó de que la violaran.”

Guardias con FAL
Durante los días de ausencia de Riquelme, el capellán Martín González le dijo a su novia: “Este se fue a curar guerrilleros”. La detuvo en el Colegio el grupo de marinos que se habían instalado en el Observatorio. Mientras le pegaban, González participaba. “Decí dónde está, mejor que hables porque si no no puedo hacer nada por vos”. Riquelme se había refugiado en la casa de una compañera de facultad, hija de un militar. A las nueve de la noche la novia no pudo resistir más. Lo llamó por teléfono al número que él le había dado, le preguntó dónde estaba y le pidió que la esperara allí. “Veinte minutos después caen y me levantan. Encapuchado, me llevan hasta una casa operativa, creo que en Bella Vista. No me creían que ya había estado secuestrado, me torturaban y me decían que había estado curando gente.” A la madrugada lo sacaron de allí. Uno lo asía del brazo.

–¿Qué va a pasar? –preguntó Riquelme
–No sé, están decidiendo –le respondió.

Lo llevaron hasta una ruta y lo tiraron en una zanja. “Cuando se van me levanto, camino y reconozco que estoy a 200 metros del Colegio Máximo, en el barrio que está enfrente.” Recién días después, Riquelme pudo hablar con su novia. “Me cuenta que me entregó porque González le dijo que colaborara. Yo lo conocía desde que fui boy scout. Siempre venía de la Escuela Lemos con chofer en una F100 del Ejército, acompañado por dos guardias con FAL. Nunca pude acercarme para hablar con él.” Graciela Podestá recuerda que el sacerdote de apellido español comentó: “Espero que esto sirva de lección”.

El uso de armas era habitual en el predio jesuita. “Bergoglio nos mandaba a hacer guardia nocturna con carabinas .22 y balas de plomo, cuando se recuperó la pileta de natación de los fondos del Máximo y hubo algún intento por bañarse de la gente del barrio aledaño, donde hacíamos catequesis y visitábamos las casas”, recuerda Mom Debussy. Riquelme fue uno de los jóvenes que lo intentaron. “El hermano Rivisic me tiró con la 22, porque me metía en la piscina. Me pasó cerca de la pierna y me dijo que la próxima vez me tiraba a pegar”, recuerda.

Almuerzo con granadas
En el Observatorio “había gente izquierdosa. Mariano Castex llevó ahí a muchos profesores de Exactas reprimidos en la noche de los bastones largos, curas progres, ex seminaristas. La Marina lo limpió. En 1975 hubo un Congreso controlado por el SIDE y la Marina”, dice Riquelme. Sus recuerdos coinciden con los de Mom Debussy. Ellos no se conocen y las entrevistas se realizaron por separado. “Bergoglio invitaba al Colegio Máximo a oficiales de Campo de Mayo, que venían de uniforme. Una vez llegaron varios con ropa de combate y unas granadas redondas colgando. Los recibió en el comedor viejo del tercer piso, que después el mismo Bergoglio clausuró. Estábamos cenando y llegaron con un capellán”, recuerda Mom Debussy. Podestá y Ríos cuentan que en el barrio corren historias sobre cuerpos enterrados en las adyacencias del Colegio Máximo y su viejo cementerio. Según esa leyenda un cuidador del Colegio y varios vecinos vieron fantasmas de gente sangrante.

Después del segundo secuestro, Riquelme se fue a vivir en una casa de la calle Malabia al 1400, en la Ciudad de Buenos Aires, que pertenecía a la Faternidad de Hermanitos del Evangelio Charles Foucauld. Allí vivían los curas Jesús y Mauricio Silva Iribarnegaray. Mauricio trabajaba como barrendero municipal. El 22 de mayo de 1977, Riquelme se fue de la Argentina hacia Francia, donde aún vive. Su hija, nacida en París, se apasiona por entender aquella época. Desde hace dos años estudia Ciencias Políticas en la Argentina. “Mauricio me acompañó al aeropuerto. A él lo secuestraron quince días después”, y sigue desaparecido.

En París, participó en la denuncia de las atrocidades de la dictadura. “Adur estaba deprimido. Algunos padres le escribieron que era un sinvergüenza que vive en el dorado exilio y a mi hijo lo mataron. Por eso aceptó ese rol ridículo de capellán del llamado Ejército montonero. Lo secuestraron en 1980 cuando llegó con documentos falsos e intentó ir a Brasil para acercar a las Madres de Plaza de Mayo al papa”. Desde París, Riquelme le hacía el control telefónico. Cuando Adur dejó de llamar, Riquelme avisó a los asuncionistas, que son dueños del diario La Croix, pero recién al cabo de una semana aceptaron publicar una nota en condicional. “Me decían que Adur sabía lo que le podía pasar. Jesús también sabía, les contesté”.


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Sunday, August 22, 2010

JESUITAS u ORGULLO





Se ha hablado tanto de los jesuitas, que después de haber ocupado la atención de Europa durante doscientos años, han acabado por aburrirla, ya por ser ellos mismos los que escriben, ya porque se escribe en pro o en contra de esta sociedad singular en la que es preciso decir que han descollado y descuellan todavía hombres de extraordinario mérito.

Se les ha echado en cara en seis mil volúmenes la relajación de su moral, que no estaba más relajada que la de los capuchinos, y su doctrina respecto a la seguridad de la persona de los reyes, doctrina que, después de todo, está poco distante del cuchillo de Jacobo Clemente, y de la hostia salpimentada de que se sirvió el hermano Ángel de Montepulciano para envenenar al emperador Enrique VII.

No perdió a los jesuitas la gracia versátil, ni la quiebra fraudulenta del reverendo padre La Valette, prefecto de las misiones apostólicas. No se expulsa a toda una orden de Francia, de España y de las Dos Sicilias porque haya en ella un individuo quebrado. No perdieron a los jesuitas los desbarros de Guyot Desfontaines, de Frerón, ni del reverendo padre Marsy, ni las imitaciones griegas y latinas de Anacreonte y de Horacio. ¿Qué les perdió, pues? El orgullo.

¿Los jesuitas tenían más orgullo que los demás frailes? Sí; estuvieron a punto de dar una orden reservada de prisión contra un eclesiástico porque éste se atrevió a llamarles «frailes». El hermano Brout, el más brutal de la sociedad, casi le pegó en mi presencia al hijo de M. de Guyot porque éste le dijo que iría a visitarle al «convento». Es increíble el desprecio con que miraban las universidades donde no estaban ellos, los libros que ellos no escribían y a los eclesiásticos que no eran hombres notables, y esto lo he presenciado yo muchas veces. Se expresan de este modo en su libelo titulado Es hora de hablar: «¿Qué hemos de decir a un magistrado que opina que los jesuitas son orgullosos y que es preciso humillarlos?» Eran tan orgullosos, que no querían consentir que vituperaran su orgullo.

¿Qué hizo nacer en ellos el pecado de la soberbia? Haber ahorcado al hermano Guignard. Esto es verdad al pie de la letra. Hay que observar que después del castigo de dicho jesuita, en la época de Enrique IV, y después que fueron desterrados del reino, se les levantó el destierro, con la condición de que habría siempre en la corte un jesuita que fuese responsable de la conducta de los demás hermanos de su orden. Cotón sirvió de garantía de ellos en la corte de Enrique IV, y este buen rey, que no carecía de astucia, creyó ganar la voluntad del Papa tomando en rehenes a su confesor.

Desde entonces cada uno de los hermanos jesuitas se creyó ser solidariamente confesor del rey. El destino de primer médico del alma de un monarca se convirtió en un ministerio en el reinado de Luis XIII, y sobre todo en el de Luis XIV. El hermano Vadblé, ayuda de cámara del padre La Chaise, concedía su protección a los obispos de Francia, y el padre Le Tallier gobernaba con cetro de hierro a los que de ese modo se dejaban gobernar. Era imposible que la mayoría de los jesuitas no se hinchasen del viento de esos dos hombres, y que no fueran tan insolentes como los lacayos del marqués de Leuvois. Hubo entre ellos sabios, hombres elocuentes, genios, y éstos eran modestos; pero las medianías, que constituían el gran número, se contaminaron del orgullo anexo a la mediocridad y el espíritu de clase.

Desde la época del padre Garasse, casi todos sus libros de polémica respiraban una altivez indecente, que sublevó contra ellos toda Europa. Esa altivez descendía con frecuencia hasta la bajeza del más enorme ridículo, y de ese modo encontraron el secreto de ser al mismo tiempo objeto de envidia y de desprecio. He aquí cómo se expresaban al ocuparse del célebre Pasquier, abogado general de la Cámara de Cuentas:

«Pasquier es un estúpido, un pillo de París, un galante bufón, vendedor de cuentecillos, un belitre, un bribón que eructa y se pede, sospechoso de herejía o hereje, y lo que es peor, un sucio y villano sátiro, un tonto en el más alto grado.» Más tarde los jesuitas pulieron su estilo, pero su orgullo no por ser menos grosero fue menos irritante, y todo se perdona menos el orgullo. He aquí por qué los Parlamentos del reino, muchos de cuyos miembros habían sido discípulos suyos, aprovecharon la primera ocasión que se les presentó para hundirlos, y todo el mundo se alegró de su caída.

El espíritu de orgullo estaba tan arraigado en ellos, que se desplegaba con furor indecente hasta cuando sabían que la justicia iba a dictar la sentencia de su expulsión. Para convencerse de esto no hay mas que leer la famosa Memoria titulada Ya es tiempo de hablar, impresa en 1162 en Aviñón, suponiendo que se imprimió en Amberes. En ella maltratan al ilustre Montclar, procurador general, que era el oráculo del Parlamento de la Provenza, y le hablan como el regente de una cátedra puede hablar a un estudiante pigre e ignorante, llegando su audacia hasta el extremo de decir que Montclar blasfemó al dar cuenta del instituto de los jesuitas. En la Memoria que lleva por título Todo se dirá, insultan los jesuitas todavía con más descaro al Parlamento de Metz, usando en ella un estilo grosero.

Conservan aún el mismo orgullo después de la humillación que les hicieron sufrir Francia y España al arrojarlos de las dos naciones. La serpiente cortada a pedazos levantaba todavía la cabeza desde el fondo de la ceniza que la cubría. Apareció un miserable llamado Nonotte, erigiéndose en crítico de los maestros, y ese hombre, nacido para predicar a la canalla, hablaba a diestro y siniestro de materias de las que no tenía ni la más ligera noción. Otro insolente de dicha sociedad, que se llamaba Patouillet, insultaba en los mandamientos de los obispos a los ciudadanos, a los empleados de la real casa, cuyos lacayos no hubieran consentido que un jesuita como ése les hablara.

Una de sus principales vanidades consistía en saber introducirse en las casas de los grandes en las últimas enfermedades de éstos, como embajadores de Dios, que se presentaban para abrirles las puertas del cielo sin hacerles pasar por el purgatorio. En el reinado de Luis XIV no estaba bien visto morirse sin que en este último acto interviniera un jesuita, y el miserable iba en seguida a vanagloriarse entre sus votos de haber convertido a un duque o a un par, el que sin su protección se hubiera condenado. El moribundo podía decirle: «¿Con qué derecho, excremento de colegio, te presentas en mi casa cuando me estoy muriendo? ¿Viste alguna vez que te visitara en tu celda cuando tuviste la fístula o la gangrena? ¿Acaso Dios te concedió algún derecho sobre mí? ¿He de tener un preceptor a los setenta años? ¿Llevas quizá en tu cinturón las llaves del paraíso? ¿Te atreves a decir que eres embajador de Dios? Pues enséñame tu credencial, y si no la tienes, déjame morir en paz. Ningún benedictino, ningún cartujo viene a marearme en mis últimos momentos, y no erigen un trofeo a su orgullo en el lecho de ningún agonizante; permanecen en su celda. Permanece tú en la tuya; ¿qué tienes que ver tú conmigo?»

Desempeñó un papel cómico en una ocasión el jesuita inglés Routh, afanándose en presentarse para apoderarse de los últimos instantes del célebre Montesquieu. Se presentó en casa de éste, según dijo, para restituir a la religión un alma virtuosa, como si Montesquieu no conociera mejor la religión que Routh y no pensara con mayor elevación que éste. Le expulsaron del gabinete del moribundo, y en seguida propaló por todo París: «He convertido a ese hombre ilustre; he conseguido que arrojara al fuego sus Cartas persas y el Espíritu de las leyes.» Más tarde imprimió detalladamente la conversión del presidente Montesquieu, conseguida por el reverendo padre Routh, en el libelo titulado Antifilosófico.

Otra vanidad de los jesuitas consistía en ir de misioneros a las ciudades, como si se tratara de ir a la india o al Japón. Conseguían que, acompañándoles, les siguiera por las calles toda la magistratura. Llevaban una cruz delante de ellos, la plantaban en la plaza pública, desposeían al cura y se quedaban siendo los dueños de la ciudad. Un jesuita llamado Aubert fue en una de esas misiones a Colmar, y obligó al abogado general del Consejo soberano a quemar ante él un ejemplar de la obra de Bayle, que le había costado cincuenta escudos: antes que quemar esa obra hubiera preferido quemar al hermano Aubert. Podéis comprender cómo se hincharía de orgullo ese jesuita, cómo se vanagloriaría luego ante sus compañeros y cómo escribiría al general de su orden.
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Saturday, August 14, 2010

Cumple Fidel Castro 84 años con activo papel internacional


Fidel castro celebra sus 84 años de vida el día de hoy con un papel cada vez más activo dentro de Cuba y con mayor involucramiento en temas internacionales. La Habana, 13 Ago (Notimex). .

- El ex presidente cubano Fidel Castro, cada vez más activo en temas internacionales, festejó hoy su cumpleaños 84 proclamando fidelidad a ``los principios y a la ética que he practicado desde que me hice revolucionario''.

Castro, quien permaneció 48 años en el poder en Cuba, recibió este viernes homenajes a traves de variadas actividades politico-culturales protagonizadas por intelectuales y dirigentes estudiantiles, en una jornada titulada ``Con Fidel y la paz''.

Se trata de una referencia a la cruzada emprendida desde hace varias semanas por el veterano jefe de la Revolución para alertar sobre la guerra nuclear que, en su opiniên, podría estallar si Estados Unidos e Israel atacan a Irán.

La campaña ha coincidido con 12 apariciones públicas de Castro, quien enfermó gravemente en julio de 2006 y delegó el mando en su hermano menor y sucesor Raul Castro, aunque se mantiene como primer secretario del Partido Comunista.

La víspera, el ex mandatario, que se declaró ``totalmente'' recuperado, se entrevistó con la senadora colombiana Piedad Córdoba, quien viajó a La Habana para pedirle su apoyo a las gestiones de paz en el pais sudamericano.

A continuación algunos de los principales hitos cronológicos del jefe de la Revolucion cubana -1926, de 13 agosto: Nace en una finca en Biran, provincia oriental de Holguín, el tercero de siete hijos del inmigrante gallego convertido despues en terrateniente, Angel Castro, y la campesina cubana Lina Ruz.

-1930: Asiste por primera vez a clase en la escuelita pública de Biran.

-1935, enero: Es bautizado en Santiago de Cuba e ingresa en el Colegio de La Salle, de los hermanos salesianos, para iniciar su ensenanza primaria.

-1939, septiembre: Ingresa en el Colegio de Dolores, de los jesuitas, en Santiago de Cuba.

-1942, septiembre: Entra en el elitista Colegio de Belen, en La Habana, regido por la orden religiosa de la Compania de Jesus, donde en junio de 1945 obtiene el titulo de Bachiller en Letras.

-1947, julio-septiembre: Participa en los preparativos de la frustrada expedición de Cayo Confites para combatir al dictador dominicano Rafael Trujillo.

-1948, 9 de abril: Participa en Bogotá en protestas por el asesinato del lider Jorge Eliecer Gaitan, en el llamado ``bogotazo''.

-1950, junio: Concluye sus estudios universitarios y obtiene el doctorado en Derecho y el título de abogado.

-1952, 10 de marzo: Golpe de Estado de Fulgencio Batista.

Castro presenta protesta publica e inicia actividad clandestina.

-1953, 26 de julio: Dirige el frustrado asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, al frente de 165 atacantes, de los cuales mueren 69.

Es capturado y condenado a 15 años de prisión.

-1955, 15 de mayo: Amnistiado, sale de la carcel, el entonces Presidio Modelo de Isla de Pinos.

7 de julio: Se exilia en México, donde dos dias despues conoce al médico argentino Ernesto ``Che'' Guevara.

-1956, 2 de diciembre: Desembarca en el sureste de Cuba con 81 hombres en Los Cayuelos, cerca de la playa de Las Coloradas, e inicia una lucha de 25 meses en la Sierra Maestra.

-1959, 1 de enero: Colapsa el régimen de Batista, los rebeldes toman el poder y Fidel Castro entra en Santiago de Cuba.

8 de enero: Arriba victorioso a La Habana y se instaura el Gobierno Revolucionario.

Castro asume como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

16 de febrero: Es nombrado primer ministro.

15-27 de abril: Viaja a Estados Unidos invitado por la Sociedad Norteamericana de Directores de Periódicos.

El dia 19 se entrevista con el vicepresidente Richard Nixon, quien advierte que Castro es comunista.

17 de mayo: Firma la Ley de Reforma Agraria en La Plata, Sierra Maestra.

-1960, 8 de mayo: Restablece relaciones con la Unión Soviética.

6 de agosto: Inicia el largo conflicto con Washington.

Nacionaliza las refinerías de petróleo, centrales azucareras y compañías de electricidad y teléfonos estadunidenses.

-1961, de 3 enero: Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con Cuba y cierra su embajada en La Habana.

16 de abril: Proclama el caracter socialista de su revolución, en el entierro de las víctimas de un bombardeo a aeropuertos cubanos.

17-19 de abril: Derrota una invasion de mil 400 anticastristas, organizada por Estados Unidos.

-1962, 3 de febrero: El presidente estadunidense John F. Kennedy ordena el embargo económico, comercial y financiero contra la isla, que aun continua.

22-28 de octubre: Protagoniza la ``crisis de los misiles'' soviéticos que colocó al mundo al borde de una guerra nuclear.

-1975, noviembre: Operacion Carlota.

Envia tropas a la guerra de Angola.

-1976, 3 de diciembre: Designado presidente del Consejo de Estado, tras la constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral).

-1977, 1 de septiembre: Bajo presidencia de James (JIMMY) Carter, Estados Unidos y Cuba abren ``oficinas de intereses'' en las respectivas capitales.

-1989, 14 junio-13 julio: Ordena el arresto de oficiales por narcotráfico y corrupción.

El general Arnaldo Ochoa, heroe de la República, es fusilado.

-1990, 29 de agosto: Empieza el ``periodo especial'' con el desmoronamiento de la Unión Soviética.

-1993, 27 de julio: Abre la economía y legaliza el dólar, en el inicio de cautas reformas para contener la crisis económica.

5 de agosto: Disturbios en La Habana durante la ``crisis de los balseros'', por la que salieron al mar rumbo a Florida 35 mil personas y que culminó en acuerdos migratorios.

-1998, 21-25 enero: Recibe al Papa Juan Pablo II en visita histórica a Cuba.

-1999, noviembre: Moviliza a Cuba por el retorno del niño naufrago Elián González, eje de un conflicto con Florida y devuelto a la isla siete meses despues.

-2001, 23 de junio: Se desmaya en un acto publico en la localidad de El Cotorro de La Habana, durante un discurso bajo un intenso sol.

-2003, 18-20 marzo: Ordena la detención de 75 opositores, condenados en abril a penas desde seis hasta 28 anos de prisión.

-2004, 20 de octubre: Se fractura la rodilla izquierda y fisura el brazo derecho al caer tras un discurso en Santa Clara ante el mausoleo en el que reposan los restos de ``Che'' Guevara.

-2005, 17 de noviembre: En una alocución de cinco horas en la Universidad, afirma que la corrupcion y el robo generalizado al Estado ponen en peligro a la Revolución.

-2006, 31 de julio: Anuncia que sufrio una crisis de salud que lo mantendra en reposo varias semanas y delega el poder ``provisionalmente'' en Raul Castro, su hermano menor y ministro de Defensa.

-2007, 29 de marzo: Inicia la publicación de sus ``Reflexiones del Comandante en Jefe'' en la prensa estatal.

-2008, 19 de febrero: Declina aspirar o aceptar el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en Jefe debido a su estado de salud.

24 de febrero: Raul Castro asume formalmente la presidencia.

-2010, 7 de julio: Inicia una sucesión de apariciones públicas.

2 de agosto: Presenta el libro ``La victoria estratégica'', su primera autobiografia, de casi 900 paginas.

7 de agosto: Asiste a la sesión extraordinaria que convocó él mismo de la Asamblea Nacional.

NTX/FRC/MSC/




Nota:


Con su preparacion pedagocia y sus acciones eventuales demuestra Fidel C., que es un Jesuita, o un agente de los Jesuitas; Sus intrigas, sus complots, su complicidad en trifulcas en varios paises, su forma despotica solo pueden ser producto - sin dudas - de un adriestramiento Jesuita..


Ese Imprimatur es dificil de confundir -


Y sigue ahi (vivito y coleando)... ....con la batuta!


Arsenio.
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Saturday, August 7, 2010

La expulsión de los Jesuitas


Durante la colonia, la mayoría de la población aborigen vivía fuera de las fronteras donde habitaban los españoles, y la relación entre ambas comunidades era hostil. Sin embargo había grupos de indígenas que convivían dentro de la sociedad europea, sometidos a la condición de encomenderos, que fueron reduciéndose de a poco en número, hasta casi desaparecer, al término del dominio español.

Un caso particular, y de excepción a los mencionados, lo constituyeron las comunidades autóctonas, establecidas sobre las márgenes superiores de los ríos Paraná y Uruguay, a la que se conoció como zona de las Misiones, que contaba en 1750, con 90.000 personas. Las primeras misiones en América del Sur fueron las de Paraguay, creadas en 1555, por el concilio Mexicano I. Dirigidas por la comunidad religiosa de la orden de los jesuitas se habían instalado treinta pueblos indígenas. En la gobernación del Río Paraná se radicaron otras siete y tres en la de Tucumán. Los franciscanos, la otra orden religiosa que acompañó la conquista, sólo contaba con tres reducciones, que totalizaban aproximadamente 3.000 habitantes cada una.

En las reducciones se trataba de incorporar a los aborígenes, en forma gradual, a las costumbres occidentales, a través de un rector, y a la religión cristiana, a cargo de un doctrinero. También contaban con un Cabildo indígena, a semejanza del español, que poseía sus propios alcaldes y regidores. Aunque controlados por los jesuitas, todos los miembros eran indios. Los primeros diez años, a partir de su conversión, los indígenas estaban eximidos de pagar tributo.

La organización administrativa de las Misiones era excelente. En el centro de cada pueblo se disponía una plaza, en derredor de la cual se ubicaba la iglesia, el cementerio y la residencia de los padres jesuitas. También tenían una escuela, donde se alfabetizaba a los niños, que a veces funcionaba junto a la morada de los sacerdotes, un taller de artesanías, que complementaba la educación académica, y almacenes donde se acumulaban los frutos. Los aborígenes vivían en largos callejones enfrentados por calles, en viviendas de una sola planta, generalmente de adobe, y con techos de paja.. La iglesia era construida en piedra, con adornos que la destacaban del resto de las construcciones. La iglesia de San Miguel llegó a tener cinco naves y albergar a 5.000 fieles.

Cada familia aborigen tenía asignada una vivienda y una porción de tierra para el cultivo. Además, debían trabajar en las tierras comunales, cuyo producido se destinaba a pagar los tributos de los aborígenes, a las necesidades comunes de la Misión y a solventar las necesidades de los incapacitados para el trabajo.

Los jesuitas aprendieron la lengua aborigen para facilitar la comunicación, y algunos indios lograron aprender el español.

La producción de frutos generada en las Misiones hizo creer que los jesuitas se estaban enriqueciendo a costa del trabajo aborigen, y muchos funcionarios inescrupulosos trataron de averiguar si esto era cierto para apropiarse de esas riquezas. En esos campos se cultivaba maíz, trigo, papa, mandioca yerba mate, tabaco, algodón y caña de azúcar.

Los indios aprendieron las técnicas de la ganadería, y en sus talleres se destacaron por el esmero en tareas de pintura, el trabajo en madera, el tallado de las piedras, siendo excelentes herreros y plateros.

La primera imprenta del Río de la Plata fue construida por aborígenes de las misiones, en el año 1700.

En 1750 se firmó el Tratado de permuta entre España y Portugal, por el cual España le cedió al segundo país, la zona ubicada entre los ríos Uruguay e Ibicuy. En ese lugar se hallaban radicadas siete misiones jesuitas. Los indios resistieron la medida, temerosos de caer bajo el poder portugués, y su sometimiento, impidiendo que pudieran demarcarse los nuevos límites. Los padres jesuitas fueron acusados de alentar la resistencia. En 1754, en una operación conjunta española-portuguesa funcionarios de ambos estados repelieron a los indios insurrectos en Bacacay, Caibaté e Ybabeyú.

Los jesuitas fueron criticados por su dependencia del papado, con quien colaboraban en sus rivalidades con las autoridades temporales europeas, por sus enseñanzas conservadoras y su prédica de inmiscuir la religión el plano político. A esto se sumó como desencadenante el haber sido acusados del atentado contra José I de España

Al dictarse en Madrid, la Real pragmática de expulsión de la Compañía de Jesús, inspirada en la nueva forma de gobierno del despotismo ilustrado, en febrero de 1767, la suerte de jesuitas y sobre todo de los aborígenes estaba sellada. Los jesuitas fueron desterrados de la Metrópoli española y de todos sus dominios. Meses más tarde, el gobernador Buccarelli, en Buenos Aires, ayudado por fuerzas policiales, hizo cumplir la orden. Los alcaldes fueron los encargados de esta tarea en las misiones, y los jesuitas fueron embarcados rumbo a Europa, iniciándose el ocaso de las Misiones. Así terminó la obra en América de los jesuitas, orden fundada en 1534 por San Ignacio de Loyola. Las cuantiosas propiedades de los jesuitas les fueron confiscadas.
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