Monday, October 13, 2014

El general de los jesuitas, rotundo: "El Sínodo está completando el Concilio"


Religión Digital Vaticano




El Papa y Adolfo Nicolas a su llegada el Gesu


Adolfo Nicolás: "Puede haber más amor cristiano en una unión irregular que en una pareja casada por la Iglesia"

"Nuestra tarea es acercar a la gente a la gracia, y no rechazarla con preceptos"
Redacción, 08 de octubre de 2014 a las 15:52


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Es un signo histórico, porque en estos años ha habido fuerzas que han tratado de hacer retroceder a la Iglesia con respecto al concilio




El Papa y Adolfo Nicolás
























Es el prepósito general de los jesuitas. El español Adolfo Nicolás, sj., uno de los padres sinodales, afirma, rotundo, que "puede haber más amor cristiano en una unión canónicamente irregular que en una pareja casada por la Iglesia". En una entrevista al Vatican Insider, el líder de la Compañía de Jesús afirma que "el Sínodo está completando el Concilio".


Estos son algunos de los extractos de la entrevista de Giacomo Galeazzi:


¿Será actualizada la moral familiar?

La discusión, libre y franca, se está dirigiendo hacia un cambio, la adecuación pastoral a la realidad de los tiempos de hoy. Es un signo histórico, porque en estos años ha habido fuerzas que han tratado de hacer retroceder a la Iglesia con respecto al concilio.

Y, ¿en cuanto a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar?

No se puede impedir que el Sínodo discuta al respecto, como habrían querido algunos. Los obispos no fueron convocados para insistir en ideas abstractas a fuerza de doctrina, sino para buscar soluciones a cuestiones concretas. Es muy significativo que el Papa y muchos padres sinodales hayan hecho referencia en sus intervenciones a los textos del Concilio. También el cardenal Martini, hasta el final de sus días, esperaba que se expresara esa Iglesia que escucha.

Los "conservadores" dicen que la doctrina está en peligro ...

No es correcto absolutizar. Por ejemplo, el caso de las uniones de hecho. No quiere decir que si existe un defecto todo esté mal. Es más, hay algo bueno en donde no se daña al prójimo. Francisco ha insistido al respecto: "Todos somos pecadores". Hay que alimentar la vida en todos los ámbitos. Nuestra tarea es acercar a la gente a la gracia, y no rechazarla con preceptos. Para nosotros, los jesuitas, es una práctica cotidiana. Lo sabe muy bien la Inquisición.



¿Cómo?

Nuestro fundador, San Ignacio de Loyola, fue sometido ocho veces al examen de la Inquisición después de escuchar al Espíritu. Entonces, como ahora, para nosotros cuenta más el Espíritu, porque viene de Dios con respecto a las reglas y a las normas, que, en cambio, vienen de los hombres. Lo que necesitan la moral familiar y sexual es dulzura y fraternidad. No se trata de dividir, sino de armonizar. No se puede evangelizar a las personas a golpe de Evangelio. Solo la decisión de concentrarse en Cristo nos salva de estériles disputas, de las controversias ideológicas abstractas. Las lagunas y las imperfecciones no invalidan la entereza de la evolución de la familia en la sociedad de las últimas décadas. Si hay algo negativo, no significa necesariamente que todo sea negativo.


Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/10/08/adolfo-nicolas-sj-religion-iglesia-vatican-insider-jesuitas-sinodo-familia-parejas-hecho-matrimonio.shtml

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Wednesday, October 1, 2014

De estudiar en los jesuitas a abrazar el islam en Egipto



Lola Martínez: "Sentía que en mi religión había cosas superficiales, mi marido me enseñó el islam y me sentí en paz" imane rachidi/efe el cairo 30.09.2014 | 09:09




De los jesuitas de Valencia a abrazar el islam

Numerosas mujeres se marcharon por amor al país del norte de África y han cambiado su ateísmo o catolicismo por la religión de Alá. Una valenciana relata su conversión.

Se llaman «hermanas» entre ellas y terminan agradeciendo a Alá (Dios) cada cosa que dicen o hacen. Rezan cinco veces al día, ayunan y se cubren el pelo como parte de su vida musulmana, aunque detrás hay una larga historia española.

Pueden ser de La Rioja, Valencia, Lleida o Barcelona, pero tienen algo en común: el islam. Desde que estas mujeres se convirtieron, su rutina diaria ha cambiado y su forma de ver la vida también.

Algunas decidieron abrazar esta religión por convicción, mientras que otras se vieron un poco obligadas por las circunstancias sociales o las presiones de las familias de sus esposos.

«Mi vida ha dado un giro de 180 grados, pero no me tapé de un día para otro, ni me levanté un día y me dije venga, hoy voy a taparme la cara, ha sido un proceso de siete años», relata a Leticia Tirado, de 30 años, que vive en Egipto con su marido Aiman y su hijo Karim.

Eligió el nombre de Malak (ángel) para su nueva vida musulmana que comenzó cuando, en 2008, su curiosidad por conocer más sobre el islam le hizo coger sus maletas y trasladarse a El Cairo para encontrar aquello que «la llenaba por dentro», dice.

Leticia viste el «niqab», un velo integral que cubre su joven y dulce rostro, y que le permite comunicarse con los hombres egipcios sin arriesgarse a que estos se piensen que es una «atrevida», y que la gente «la valore por su persona y no por su apariencia», como ella misma enfatiza.

Sin el «niqab» se vería «desnuda», explica, porque considera que la belleza y la dulzura natural de una mujer «es algo tan valioso como un tesoro», y como tal hay que esconderlo de la gente.

Antes de abrazar el islam, ella no tenía una religión definida, al contrario que Lola Martínez, de 40 años, quien era cristiana católica, de familia religiosa y había estudiado toda su vida en colegios jesuitas de Valencia, su ciudad de procedencia.

«Sentía que en mi religión había cosas muy superficiales y cuando conocí a mi marido, me empezó a explicar más sobre el islam y me sentía en paz conmigo misma», relata Martínez, profesora de inglés.

Rezar, ayunar, y hablar mencionando a Alá en cada momento han pasado a formar parte de su rutina y lo hace «con mucho gusto» porque, acentúa, se siente más segura de sí misma y «tener cerca a Dios» ha cambiado a mejor su relación con los demás.

Tanto Lola como Leticia aseguran que su familia y su gente más cercana se han tomado bien su decisión de trasladarse a Egipto y vivir el islam en un país musulmán, porque, reconocen, en España la gente tiene ideas preconcebidas.

Marisol Centenar, de 44 años, conoció al que es su marido hace veintitrés años. «Me he convertido porque me gusta rezar y creer en algo. No sigo la religión al pie de la letra. Este es el primer año que hago el ramadán, tampoco he viajado a la Meca ni llevo velo. Rezo la primera oración del día, las otras me cuestan un poco», detalla. Su decisión de tomar el camino del islam llegó al conocer a la familia de su marido «que es muy practicante» y ella decidió sumarse.


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