Saturday, June 17, 2017

Papa Francisco. Rebelde legado jesuita en AL




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Creado en 17 Marzo 2013



Sobre la entronización en el Vaticano del argentino Bergoglio y la pluralidad de la Compañia de Jesùs, en la que conviven progresistas y conservadores

Por Víctor Flores García (*)

MÉXICO - El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, se ha convertido en el primer pontífice jesuita, origen que lo pone ante un legado de tradición rebelde en América Latina y en México, gigantescos enclaves de catolicismo. Es también el primer máximo jerarca latinoamericano de esa religión y el primero en escoger el nombre de Francisco —para muchos inspirado en Francisco de Asís, el santo italiano de la Edad Media que, siendo hijo rico, eligió vivir en la pobreza y la austeridad.

El voto de pobreza de San Francisco es cercano a dos jesuitas fundadores de la Societas Jesu, la poderosa y mítica Compañía de Jesús: San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. No está claro aún qué tanto abrirá la puerta el nuevo Papa a la influencia del superior de los jesuitas, el Papa Negro. Así se conoce al trono del superior general de los Soldados de Cristo, ahora comandados por Adolfo Nicolás Pachón, por sus sotanas negras.

Muchos jesuitas alistados para la misión han llevado vidas rebeldes y esa orden tiene la mayor cantidad de mártires cristianos, como el filósofo vasco Ignacio Ellacuría, quien fue el cerebro de una comunidad de seis jesuitas que fueron asesinados a mansalva por tropas especiales del ejército salvadoreño en 1989, en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA), el mismo mes que caía el Muro de Berlín. Aquellos jesuitas fueron librepensadores que criticaron todo lo que impidiera el acceso a la libertad y a la justicia, pero eso incluye sus críticas severas a las izquierdas dogmáticas y autoritarias que intentan ahora hacerse eco exclusivo de su martirio.

Por esa razón, resulta equivocado y una simplificación brutal pensar que el nuevo Papa, dotado de la sólida formación intelectual que caracteriza a esa orden religiosa donde predomina el pluralismo, pueda ser un simple continuador de los jesuitas que murieron por hacer una opción preferencial por los pobres en América Latina.

Sin embargo, contrario al estilo de vida de líderes autocráticos, Bergoglio habitaba un modesto departamento junto a la Catedral de Buenos Aires, cuya ventana está frente a la Plaza de Mayo, desde donde presencio y denunció ante el gobierno de Fernando de la Rúa una masacre que lo llevó a su dimisión. Pero también ha sido frontal crítico de la incapacidad del peronismo de izquierda de los esposos Néstor y Cristina Kirchner para enfrenar las crisis económicas y la pobreza en medio de una abundante corrupción.

HERENCIA DE SANGRE EN AL

Tanto Bergoglio como el grupo de Ellacuría son referentes de los jesuitas en América Latina; pero mientras aquellos fueron artífices de la teología de la liberación que los llevó al martirio en la era de los autoritarismos militares, Bergoglio ya era desde 1979 un soldado de Juan Pablo II en su determinación de cerrar espacios a cualquier simpatía por las rebeliones sociales en América Latina durante la guerra fría. En los últimos años, se colocó junto a Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, en contra de las bodas gay y la legalización de las drogas.

En México el legado jesuita tiene un componente en aquel movimiento de derechos humanos iniciado a mediados de los años ochenta. En 1985, un grupo de refugiados políticos salvadoreños que había tenido contacto con el arzobispo Óscar Arnulfo Romero —asesinado de un tiro al corazón mientras elevaba la hostia en una misa el 24 de marzo de 1980— fue auspiciado por los dominicos y fundó el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria. Fue una semilla que pasó de difundir la persecución de la “Iglesia de los pobres” en Centroamérica a examinar las violaciones a los derechos humanos en México. Ese bloque se vinculó en 1988 con los jesuitas que fundaron el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, el jesuita fusilado con su hermano durante la Guerra Cristera, acusado de sabotaje y terrorismo.

En el mismo año, el obispo de la Tarahumara, José Llaguno, se unió al movimiento humanitario para hacer frente a la represión contra los rarámuris y fundó la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos. Un año más tarde, en 1989, el obispo Samuel Ruiz fundó en San Cristóbal las Casas, Chiapas, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas como foco de denuncia de las miserias y la violencia contra las comunidades indígenas en ese estado. Otro colectivo similar fue abierto por los Misioneros del Espíritu Santo en su parroquia de Comalcalco, Tabasco, mientras los jesuitas creaban organismos humanitarios para ese estado y la Sierra Norte de Veracruz.

Este recuento es parte del libro en homenaje al teólogo jesuita vasco-salvadoreño Jon Sobrino, El puño y el verbo: El legado jesuita de Centroamérica al mundo, que las universidades jesuitas Iberoamericana campus Sana Fe y Puebla, junto con la Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador, presentarán el próximo abril (compilado por Víctor Flores García y Óscar Castro). El ex sacerdote jesuita Édgar Cortez, fundador del Centro Agustín Pro, relata en ese libro colectivo: “Para todas las personas comprometidas en estos proyectos, las figuras de los jesuitas, particularmente Jon Sobrino e Ignacio Ellacuría, al igual que la de monseñor Romero, son enormemente significativas. Se puede decir que era una comunidad que inspiraba las causas de la liberación”.

UN JESUITA CASTIGADO

La mirada de los jesuitas rebeldes sobre el mundo actual es pesimista: “Nuestro mundo actual está enfermo”, decía el padre Pedro Arrupe, jesuita español de origen vasco y prepósito general de la Compañía entre 1965 y 1983. “Vivimos en una civilización gravemente enferma, urge un análisis coprohistórico de las heces de la civilización”, dijo Ignacio Ellacuría en su último discurso en Barcelona, en 1989, antes de ser asesinado de un tiro en la nuca en San Salvador. “La realidad de nuestro mundo es sobrecogedora”, afirma Jon Sobrino, quien sobrevivió a la masacre de aquellos jesuitas, porque asistía por casualidad a una conferencia en Sudáfrica.

Lo que sigue son pasajes inéditos del texto de Jon Sobrino que abre el libro homenaje a este teólogo cuyas afirmaciones, recogidas en textos vitales de la teología de la liberación, fueron consideradas “erróneas y peligrosas” por la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, que encabezaba Joseph Ratzinger.

El 11 de marzo de 2007 la Congregación para la Doctrina de la Fe sancionó a Sobrino y le prohibió enseñar en instituciones católicas, lo obligó a dejar de ser profesor en su propia Universidad Centroamericana y ordenó el retiro del nihil obstat, es decir, el visto bueno eclesial a sus obras. Por tanto, lo que sigue son palabras non sanctas.

Sobrino afirma que ahora se sigue usando más el término “mártir” antes que el de “pueblo crucificado”, sin importancia en la vida cotidiana, pero sí por lo que toca al concepto: “Sería una anomalía conceptual hablar de mártires sin tener presente al pueblo crucificado (…). Dicho en forma de tesis, en El Salvador pudo haber mártires porque existía un pueblo crucificado. Desde una perspectiva histórica, no tendría sentido hablar de la cruz de Jesús sin hablar de las mayorías oprimidas a las que defendió”.

Para captar la radical novedad del concepto pueblo crucificado se debe recordar que el Concilio Vaticano II había hecho por primera vez un uso teológico del término “pueblo” al hablar de “pueblo de Dios”: “Con él quería superar siglos de comprensión de la Iglesia como ‘sociedad perfecta’ —dice Sobrino—, tan real como la república de Venecia, que decía Belarmino, de la visión de los teólogos que la comprendían como organismo vivo, y del tímido avance de Pío XII que la concibió como cuerpo místico”.

El teólogo, próximo a cumplir 75 años, uno de los tres sobrevivientes de aquella generación, junto al brasileño Leonardo Boff y el peruano Gustavo Gutiérrez, afirma en el texto de próxima aparición que con Pueblo de Dios, con hondas raíces en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, se quería presentar una Iglesia muy distinta: “Se quería enfatizar el carácter comunal de la Iglesia, que supera el individualismo o la suma de individuos. Su carácter abierto, sin poder absolutizar ninguna de sus concreciones. Su carácter peregrinante, no establecido ni estático. Su carácter humilde y pecador, sin superioridad ni arrogancia. Su caminar humano, entre certezas e incertidumbres, entre gozos y esperanzas. Y su humilde caminar, sin poder controlar el don que se la ha dado. En definitiva, el caminar humildemente con Dios. Y así se hacía la Iglesia santa”.

Tan radical fue la novedad que, tras la muerte de Pablo VI, y en la pendiente de “derechización” inaugurada con Juan Pablo II, según estos jesuitas, la noción de Pueblo de Dios se fue diluyendo en la conciencia de la Iglesia católica, y su significado prácticamente desapareció de jerarquías y curias. Sobrino recuerda que en el sínodo extraordinario de 1985, el cardenal Ratzinger, que sería Benedicto XVI, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, condenó por “peligroso pensar a la Iglesia en términos de pueblo, pues eso remitía a una realidad sociológica”.

Para Romero y Ellacuría, la noción de pueblo alude ante todo a la realidad histórica concreta: “El término con que se describe su destino remite a una realidad real: la crucifixión. Tiene causas históricas: las estructuras que dan muerte. Y tiene consecuencias históricas: la muerte real, lenta o violentamente, de mayorías”.

Finalmente, hay que recordar también el destino que tuvo en el Concilio Vaticano “la Iglesia de los pobres” seguida por muchos jesuitas. Fue la ilusión de Juan XXIII al convocar el concilio. Pero el cardenal Lercaro dijo dos meses después de comenzado: “Todos sentimos que al Concilio le ha faltado hasta ahora algo. Hoy la Iglesia es especialmente la Iglesia de los pobres”, recuerda Jon Sobrino.

Pronto lo captaron algunos obispos latinoamericanos, y de otras latitudes, que se reunían en secreto en Domus Mariae: “El 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura, 40 Padres conciliares celebraron la eucaristía en las catacumbas de santa Domitila, y firmaron el Pacto de las Catacumbas, siendo Hélder Camara, uno de los principales animadores del grupo. Se comprometían a vivir personal e institucionalmente en pobreza y a servir a los pobres”. Lo llamaron el pacto de las catacumbas.

Finalmente, fue en América Latina donde la Iglesia de los pobres se hizo realidad, tras las conferencias episcopales de Puebla y Medellín. A esa Iglesia los pobres la ponen ante el Evangelio: que opte por ellos. Y la confrontan con su identidad. “Los pobres son su principal sujeto y su principio de estructuración interna”, escribió Ellacuría. Sobrino lo sigue: “Y cuando la Iglesia sale en defensa de los pobres, entonces ex opere operato se enfrenta con los ídolos que dan muerte. Y se convierte en una Iglesia perseguida, sobre lo que el concilio solo habló genéricamente: “La Iglesia va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios”.

Ante ese legado del puño y el verbo jesuita se definirá el cardenal Bergoglio, desde ahora el papa Francisco.

(*) Corresponsal de ContraPunto en México. Artículo exclusivo para Milenio y ContraPunto




Red Jesuita con Migrantes: Necesitamos humanizar la Conferencia sobre Prosperidad y Seguridad en Centroamérica



Publicada en 14 · jun · 2017












Compartimos con ustedes un Comunicado de la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica:



A los gobiernos que participarán en este espacio, les pedimos que adopten un enfoque integral, más allá de los temas económicos y de seguridad

Como red de instituciones y obras Jesuitas en Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá que acompaña a población migrante, desplazada y refugiada, investiga las causas y los efectos que originan las migraciones y promueve políticas a favor de los derechos humanos de estas personas, expresamos hoy nuestras profundas preocupaciones por la conferencia que convocan los gobiernos de Estados Unidos y México, y en la que participarán gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador. Una Conferencia que busca tratar la prosperidad desde un encuadre exclusivamente económico, a partir de los compromisos del sector privado, y abordar la seguridad desde un enfoque de securitización que ignora los derechos humanos y promueve la militarización de las fronteras.



1. Más diálogo, menos represión, más inversión social…

Valoramos que el sector privado quiera sumarse a las grandes problemáticas que enfrentan nuestros países, no obstante, en esta discusión deberían estar representados otros sectores de la sociedad civil. Nos inquieta que el enfoque de este Congreso esté centrado en una mirada que no responde a los problemas estructurales que afectan los países del Norte de Centroamérica. Estas políticas económicas y de seguridad, en vez de aportar a su desarrollo y a la disminución de la migración forzada a causa de la pobreza y la violencia, contribuyen a la implementación de políticas de represión y militarización, bajo un supuesto principio de seguridad. Sostenemos que apoyar acciones de carácter represivo o militar no son una solución al fenómeno de la migración, y peor aún, invertir en las fuerzas de seguridad del Estado de nuestros países con sus deficiencias y corrupción puede incluso resultar en riesgos y peligros para la población. Por tanto, en vez de responder a las raíces de las migraciones, el efecto es agudizar la vulnerabilidad de las comunidades.

Por ello, consideramos que el compromiso de nuestros gobiernos debe ser el de incrementar la inversión en el gasto público social destinado a la educación, la salud y la protección social. Y la ayuda económica que recibimos del gobierno de los Estados Unidos de América debería destinarse a apoyar nuestros esfuerzos para atacar las causas estructurales que promueven la migración forzada. Creemos que el crecimiento y la prosperidad económica sólo serán posibles si se fortalece la inversión social que amplía el acceso a los derechos de las personas más vulnerables, y las políticas de inversión privada no responden a estas necesidades. Estamos conscientes, además, que simultáneo a un incremento del gasto prioritario es urgente el fortalecimiento de nuestras instituciones estatales, incluyendo un esfuerzo decidido y efectivo en contra de la corrupción que las aqueja, así como una tributación más justa, la eliminación de incentivos fiscales y mayor transparencia de la inversión pública y privada.



2. Protección internacional: responsabilidad compartida e ineludible

Vemos también con mucha alarma las acciones de los gobiernos de Estados Unidos y México por frenar la migración de personas que están huyendo de la violencia de sus países para salvar sus vidas. Es conocido que la región centroamericana sufre flagelos que no son del todo generados en sus territorios, sino que responden a dinamismos internacionales como el crimen organizado, el narcotráfico y las pandillas utilizadas por estos efectos. Por ello, brindar protección internacional a las personas que huyen por violencia es una corresponsabilidad de los Estados que se ven directa o indirectamente impactados por las demandas de asistencia humanitaria y políticas efectivas de acogida.

Los planes que se han implementado después del 2014 para detener la migración, como el Plan Frontera Sur, solo dejan en mayor vulnerabilidad a las personas migrantes y solicitantes de refugio frente a estos grupos criminales. A lo que debe sumarse, que las medidas de detención por las fuerzas armadas y migratorias de los países, se prestan a corrupción y abusos de toda índole. Ninguno de estos planes impide la migración, sólo crea más vulnerabilidad y violencia. Lo que puede mitigar el aumento de los flujos migratorios es que las condiciones de vida, seguridad humana y bienestar mejoren en los países de origen.

Hacemos un llamado a los gobiernos de México y Estados Unidos a tener presente que la protección internacional a las personas que huyen por violencia es un deber ético y de responsabilidad de los Estados que están bajo las convenciones internacionales de derechos humanos.

A todos los gobiernos involucrados, les demandamos reconocer la complejidad de las realidades de las cuales huyen estas personas, que abran y amplíen los espacios de discusión y consulta para conocer estas realidades y juntos buscar soluciones. Hacemos un llamado para que, entre conversaciones sobre la inversión privada y la seguridad, no pierdan de vista su obligación y responsabilidad de velar por los derechos humanos de las personas.



Para leer el comunicado, haz clic aquí.




Saturday, June 10, 2017

Jesuitas dicen que están horrorizados por la miseria y persecución en Venezuela



“Lo que necesita y reclama el pueblo, en primer lugar, es comida, medicinas, seguridad, paz y elecciones justas”, remarcó el padre Rafael Garrido, Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela.


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Por: ANF | noticiasfides.com | 08/06/2017 | 14:56



CRISIS VENEZOLANA . FOTO: ARCHIVO

El provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, padre Rafael Garrido, aseguró que los religiosos se encuentran horrorizados por la miseria y persecución que se registra en medio del prolongado conflicto social y político que vive ese país.“Junto con la inmensa mayoría de los venezolanos, nosotros religiosos de la Compañía de Jesús en Venezuela estamos horrorizados con la realidad de miseria, persecución, exilio y muerte que estamos viviendo. Ante Jesús crucificado y el pueblo crucificado nos preguntamos ¿qué hemos hecho y hacemos por Venezuela y qué debemos hacer para que los venezolanos cuanto antes superemos esta situación y emprendamos el camino de vida para todos?”, manifestó Garrido.

Asimismo agradeció a los Obispos de ese país, que junto a la Santa Sede, manifestaron “con claridad y valentía su voz de venezolanos (…) para exigir un rápido y profundo cambio de una realidad que han calificado como de muerte causada por el empeño en imponer un proyecto totalitario que ha fracasado en todas partes”.

“Nuestros obispos subrayan que no saldremos de la ruptura democrática mientras no sean respetadas la Constitución y los derechos humanos, se mantenga anulada a la Asamblea Nacional electa, sigan y se incrementen el número de presos, exiliados y perseguidos políticos, y no se realicen elecciones libres para que el pueblo soberano elija sus representantes en todos los niveles e instancias, como lo exige la Constitución", comentó.

Además exigió la inmediata apertura de la ayuda humanitaria internacional en medicinas y alimentos junto al inicio de todas las iniciativas que busquen la reactivación de la economía productiva de ese país.

Recordó las palabras del Papa Francisco, quien hizo conocer su dolor por los familiares de las víctimas en Venezuela y realizó un llamado al gobierno de Nicolás Maduro para que se deponga “la violencia” y “sean respetados los derechos humanos y se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está agotando a la población” venezolana.

Remarcó que prolongar la actual “dramática situación” en Venezuela, con jóvenes sin esperanza, exiliados y perseguidos, “resulta criminal”.

Apuntó que urge buscar la transición a una Venezuela “reconciliada e inclusiva", ya que, "cada día que se demora aumenta la muerte y la miseria, el éxodo y la desesperanza”.

En las últimas horas un joven de 17 años murió en medio de una nueva protesta callejera y con él suman 67 las víctimas fatales registradas desde abril.




(VIDEOS) Envían carta al Superior Gral de los Jesuitas, padre Arturo Sosa, para su participación en Comisión Pro-Diálogo


Por iniciativa del Primer Encuentro Contra Toda Violencia y por la Participacion Democratica


Por: Aporrea.org | Jueves, 08/06/2017 03:11 PM |



Vocería de la rueda de prensa del espacio Contra Toda Violencia y Por la Participación Democrática, y otras personas adscritas a dicha iniciativa, auspician otro diálogo nacional inclusivo y anuncian envio de carta al padre jesuita Arturo Sosa para que integre una Comisión
Credito: Yolvik Chacón


Caracas, 8 de junio de 2017.- En rueda de prensa ofrecida hoy, el grupo promotor del 1er Encuentro contra toda violencia y por la participacion democratica anunció la creación de una Comisión facilitadora del dialogo nacional integrador y la invitación, mediante misiva, al padre Arturo Sosa, para prestar su concurso.

Abrió la rueda de prensa uno de los promotores de esta iniciativa, Enrique Ochoa Antich, quien declaró que, "si alguna duda quedaba de la trascendencia de este esfuerzo, señaló Enrique Ochoa Antich, los acontecimientos de ayer nos dan dolorosamente la razón: otro joven, casi un niño venezolano ha perdido la vida".

Y expresó que "cada vez que muere un manifestante; cada vez que muere un policía o un militar; cada vez que muere un transeúnte ajeno a los acontecimientos, se pone de bulto el fracaso de un liderazgo político que ha sido incapaz de dialogar para resolver civilizadamente nuestras diferencias".

Ochoa resaltó que Arturo Sosa es, no solamente conocedor de nuestra historia contemporanea, sino que ha tenido el roce popular suficiente como para saber las necesidades y sueños de la Venezuela de hoy.

Jesuitas japoneses evangelizarán en compañía de monjes budistas



Cavernicola, el 8.06.17 a las 3:16 PM




(ECOS de la CAVERNA) En una multitudinaria rueda de prensa celebrada ayer en la salita B-3 de la Universidad Sofía de Tokio, un grupo de padres jesuitas ha anunciado públicamente una iniciativa evangelizadora revolucionaria. El proyecto lleva ya algunos meses de andadura, pero solo ahora se hace público, para evitar que “algunos rígidos y fariseos lo torpedearan”.

La iniciativa se ha titulado “Budistas y católicos, como hermanos, evangelizando juntos” y se ha convocado un concurso internacional para diseñar el logotipo. Su autor es el P. Fastletzte SJ, de origen alemán y superior de la comunidad jesuita de Hosaka. El Padre Fastletzte explicó en la rueda de prensa que la novedosa iniciativa estaba destinada a convertirse en el buque insignia de la llamada Nueva Nueva-EvangelizaciónTM, que, según el propio jesuita, “es completamente distinta de todo lo que se ha hecho hasta ahora”.

El proyecto evangelizador se basa en la intuición del anterior Prepósito General de la Compañía de Jesús, que declaró que “no hay evangelización posible sin alianzas con el budismo o el sintoísmo”. Al enterarse de estas palabras por los medios de comunicación, el superior de la comunidad de Hosaka, en ejercicio de la máxima ignaciana sobre la obediencia tantum si vis, se puso inmediatamente a estudiar cómo aplicar esa intuición del Prepósito a las periferias japonesas. Tras al menos dos horas de trabajo (incluidos el almuerzo y el aperitivo), elaboró la iniciativa de evangelización conjunta católico-budista.

“Siguiendo el mandato evangélico de ir de dos en dos a predicar”, explicó el P. Fastletzte, “cada sacerdote jesuita se unirá a un monje budista para ir por las casas de Tokio y otras ciudades. Cuando lleguen a una casa, después de tomar educadamente el té, hablarán con los residentes sobre la importancia de la multiculturalidad, la espiritualidad y la ecología. Según los casos, también pedirán humildemente perdón por los pecados de la Iglesia y por la heteropatriarcalidad que el cristianismo introdujo en el Japón”.

“Es estupendo”, declaró el P. Pallà SJ, que ha participado desde el principio en el proyecto. “Todo el mundo nos abre sus puertas, porque saben que no vamos a imponerles una ‘verdad’ ni una ‘moral’, sino a conversar con ellos y decirles cosas que les resultan familiares, porque ya las saben y son las mismas que pueden ver cada día por la televisión”.

El monje ZHum Bao, Maestro Zen de la Tercera Estrella, que también participa en la iniciativa, se muestra muy satisfecho. “¡Estos cristianos sí que nos gustan! No se parecen en nada a Francisco Javier y otros colonialistas europeos. Lo que quieren es que los japoneses sean mejores budistas y nosotros, en el monasterio, estamos completamente de acuerdo”.

Otro de los jesuitas de Hosaka, el P. Sugehizkuntza SJ, que también es Maestro Zen de la Tercera Estrella, puso el broche de oro a la rueda de prensa señalando que, si la iniciativa prosperaba, en algunos años no sería necesario que hubiera más jesuitas en el Japón, porque “los propios japoneses serán capaces de ser buenos budistas sin ayuda”. “Así pues, podemos deducir”, terminó el Padre, “que la falta de vocaciones es una forma que tiene Dios Padre-Madre de decirnos que los jesuitas hemos hecho bien nuestro trabajo y ya podemos descansar”.