Wednesday, December 23, 2015

Los Jesuitas: Ignacio nos fundó y Arrupe nos renovó (II)



Renovación con fidelidad creativa


"La nueva renovación tomará cuerpo visible en la propuesta concreta de la Congregación General 36"
Román Espada, 17 de diciembre de 2015 a las 10:30

Los jesuitas: Historia y retos actuales (I)

¿Cómo reflejará, expresará y participará nuestra Congregación General 36 en la evolución creadora y transformadora que la Iglesia?





Arrupe en la portada del Time


(Román Espada sj).- Hace unos años, siendo el P. Pedro Arrupe nuestro Superior General, un grupo de jesuitas, enfermos de miopía histórica y disgustados con el modo y con el contenido de la renovación de la vida y obra de los jesuitas, liderada por el P. Arrupe, según el Vaticano II y las Congregaciones Generales 31 (1965-66) y 32 (1974), orquestaron, ayudados por algunos obispos, portadores del mismo virus letal, una campaña de refundar la "verdadera" Compañía de Jesús a su imagen y semejanza (Ver Gianni La Bella (ed.), La Crisis del Cambio, pp. 843-911, en Pedro Arrupe: General de la Compa- ñía de Jesús).

Se llamaron "jesuitas en fidelidad". Podemos preguntarnos: en fidelidad, ¿a qué y a quién? Veamos la otra manera de ser jesuitas en fidelidad: la de Ignacio y sus primeros compañeros, continuada históricamente hasta el P. Adolfo Nicolás, nuestro actual Superior General que liderea la nueva renovación de la vida y obra de los jesuitas, con fidelidad creativa:

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a) Al Jesús de los Evangelios, expresado por Ignacio en los Ejercicios Espirituales,
b) A la Iglesia de Jesús, especialmente como aparece en el Concilio Vati- cano II y en la propuesta de nuestro hermano Francisco,
c) Al carisma fundacional (Ignacio y los primeros compañeros),
d) A nuestra historia ignaciana (1540-2015), y
e) A nuestra realidad actual ("personas, circunstancias y lugares").


Nueva renovación que tomará cuerpo visible en la propuesta concreta de la Congregación General 36 (2-10-2016) a toda la Compañía de Jesús y a cada jesuita.
De nuevo acudimos a la sabiduría histórica e ignaciana del P. John O'Malley, S.J. para acercarnos al proceso histórico de fundación y de re- novación experimentado por la Compañía de Jesús a lo largo de sus casi cinco siglos (1540-2015) de existencia histórica.

En el Epílogo ("Mirando al pasado y al futuro") de su Historia de los Jesuitas, O'Malley sintetiza esa larga y compleja historia como movida por un continuo proceso de "adaptación a las personas, lugares y circunstancias" con cuatro etapas fundacionales más señaladas:






1) "La primera fundación. En 1540, los primeros compañeros (Ignacio. Javier, Fabro, Laínez...) se vincularon entre sí de forma permanente como miembros de una orden religiosa reconocida oficialmente por la Iglesia. De un grupo de diez amigos ("amigos en el Señor"), habían pasado a convertirse, a la muerte de Ignacio (1556), en un grupo cien veces más numeroso.

2) "La segunda fundación. En torno a 1550, Ignacio, tras consultar a sus compañeros, dio el paso decisivo de comprometer a la Compañía con la formación académica reglada (los colegios) como su ministerio prioritario.

"Fue una decisión de enorme importancia para el futuro de la Compañía de Jesús. La idea original de un grupo de misioneros y predicadores itinerantes tuvo que ser modificada para incluir en la definición de la Compañía a los maestros y profesores con residencia fija.

"Además, la decisión de Ignacio produjo un cambio profundo en la cultura de la Compañía, puesto que hubo jesuitas especialistas en cualesquiera ramas del conocimiento y formas culturales, incluidos el teatro, la música y la danza.

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3) "La tercera fundación. En virtud del breve papal, Dominus ac Redemptor ("...para la paz de la Iglesia"), del 21 de julio de 1773, la Compañía dejó de existir.

"Cuarenta y un año más tarde, y por obra de una bula pontificia, la Sollicitudo omnium ecclesiarum, del 7 de agosto de 1814, la Compañía de Jesús fue restablecida (restaurada), como parte de una oleada de restauraciones conservadoras. La forma en que la Compañía se entendía a sí misma comenzó a reflejar tal hecho.

"En su identidad esencial, era la misma Compañía que antes de la supresión; pero su mentalidad cultural, política e incluso religiosa era reflejo de la restauración dominante en el catolicismo de aquel período.



4) "La cuarta fundación". Dos importantes factores:

a. Una comprensión de la primitiva Compañía y sus documentos normativos(Formula de vivir y Constituciones) de una manera más flexible y menos moralista que la que había imperado desde su restauración en 1814.

b. Aplicar los ideales y la visión del Concilio Vaticano II, dio a la Compañía el mandato de promover la comprensión y el diálogo entre personas de todas las religiones, tuvo en cuenta los grandes cambios culturales que se habían producido desde su restauración en 1814...

"Resulta evidente que la Compañía está evolucionando hoy hacia nuevas formas en un mundo que parece estar evolucionando de un modo incluso más veloz" (pp. 151-153).

En este momento:

a) de nuestra Iglesia: clericalismo, patriarcalismo y paternalismo, legalismo y burocratismo, secretismo, autoritarismo, dogmatismo, verticalismo, eurocentrismo, resistencia a las propuestas reformadoras del Papa Francisco, con muchos cristianos y cristianas queriendo vivir y obrar según el Evangelio...

b) de nuestra historia jesuítica, especialmente la vivida durante estos úl- timos, complejos y difíciles, cincuenta años (1965-2015): grandes y profundos cambios (educativos, pastorales, organizativos, vivenciales...), conflictos internos y externos ("jesuitas en fidelidad", intervención papal de Juan Pablo II, jesuitas asesinados y perseguidos...);

c) de la actual situación mundial: posmodernidad, globalización, migra-
ciones masivas, fundamentalismos y terrorismos, pobreza, miseria y 3
hambre, la degradación humana acumulada en África, conflictividad política, narco cultura, sexualismo, lo femenino, las comunicaciones verticales y la comunicación dialógica, escolaridad convencional y edu- cación liberadora, crisis ecológica y cumbres ecológicas...; y

d) de la propuesta evangelizadora y ecosocial de nuestro hermano Francisco: alegría y esperanza existenciales, humanización fraterna, casa común...
parece válido y deseable preguntarnos con esperanzada profundidad y con mirada larga y tierna de jirafa, según nos ha propuesto el P. Adolfo Nicolás:

¿Cómo reflejará, expresará y participará nuestra Congregación General 36 en la evolución creadora y transformadora que la Iglesia, nuestro mundo y los jesuitas estamos experimentando y viviendo actualmente?

¿Podremos desear, siguiendo al P. O'Malley, que la Congregación General 36, con fidelidad creativa al carisma fundacional, a nuestra historia ignaciana y a nuestra realidad actual ("personas, circunstancias y lugares"), nos proponga a los jesuitas de hoy una nueva y radical renovación (fundación) de la Compañía de Jesús, de la Curia Generalicia, de cada Provincia y Asistencia, de la vida y obra de cada jesuita, de cada comunidad, de cada obra apostólica?





Fuente
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Compañía de Jesús acciona contra Jesuitas Plaza




NACIONAL

miércoles 23 de diciembre de 2015, 16:11

La Compañía de Jesús, más conocida como la congregación Jesuita, comunicó este miércoles que inició acciones judiciales y un pedido de nulidad contra del shopping Jesuitas Plaza S.A., situado en Alto Paraná. Señalan que el nombre podría relacionar a la Compañía con actividades de fines lucrativos.




Vista exterior del Shopping Jesuitas Plaza de Ciudad del Este. Foto: Archivo ÚH

Además, se promovieron acciones contra dos registros de la marca Jesuita, uno para alimentos y otro para medicamentos naturales.

"El propio Gobierno General de la Orden ha expresado desde Roma su preocupación por el uso irregular del nombre y ha dado instrucciones de defenderlo ante la Justicia, en resguardo de la imagen de la Compañía y a fin de evitar confusión en los fieles", refiere el comunicado.

Según los argumentos expuestos por los jesuitas, causa sorpresa y serios perjuicios a la Orden el empleo indebido de su denominación por parte de terceros que "no solo no tienen derecho alguno de utilizar ese nombre, sino que lo emplean para promocionar servicios de venta de artículos y productos diversos, servicios de comidas y espectáculos, entre otros. Una persona desprevenida identificará a la Compañía de Jesús de los Padres Jesuitas con estas actividades comerciales", justifican.

El comunicado recuerda que la Compañía de Jesús tiene registradas marcas que incluyen la denominación Jesuita, que la identifica. Estos registros demuestran que no ha habido despreocupación en salvaguardar el nombre de la Orden.

El pasado mes de noviembre, en el Este se habilitó oficialmente el Shopping Jesuitas Plaza, construido con capital paraguayo-español, en la zona del kilómetro 8 Monday de Ciudad del Este. La obra demandó aproximadamente USD 30 millones y se destaca por los diseños inspirados en las Misiones de Jesús de Tavarangué, convirtiéndola en una estructura única en su tipo en la región. Además, es el primer centro comercial al aire libre del país.


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Monday, December 14, 2015

Perspectiva / El Papa Francisco y el regreso de los jesuitas



Por Enrique Gómez Orozco / Publicado 14/12/2015



Pocos imaginamos hace cuatro décadas que un jesuita sería Papa y menos latinoamericano. Entonces el líder de la Compañía de Jesús es Pedro Arrupe, un sabio liberal que contrarresta la tradición conservadora de la Iglesia.

Animados por los cambios en el Concilio Vaticano II y por la ola de la ideología marxista de la época, un puñado de jesuitas descontentos con las élites nacionales decide cerrar su principal centro de enseñanza, el Instituto Patria. Tienen en la mira hacer lo mismo con el Instituto Lux en León y otras escuelas del País. Por fortuna, el Padre Jorge Vértiz Campero intercede y lo evita.

Con una cruda moral y una crisis ideológica, los jesuitas creen que es contradictorio dedicar sus vidas y afanes a educar a quienes serían los capitalistas del futuro. Lo cristiano: vivir y luchar por los pobres y desposeídos, tal como lo había enseñado Cristo.

Nace la Teología de la Liberación en el hemisferio y la lucha de la Compañía de Jesús acompaña de la mano la “lucha de clases”. El mal, el pecado, el alejamiento de Cristo está en la explotación del hombre por el hombre, en la plusvalía extraída a los trabajadores por el sistema capitalista. Aturdidos por las diferencias sociales, por la miseria de las chabolas, los campesinos sin tierra o los obreros sin esperanza, los jesuitas cambian, desde Argentina y Brasil, hasta México y emprenden una transformación que saca a muchos de las aulas y los lleva al servicio en colonias populares. Algunos tienen oficios manuales, otros van a misiones a Chiapas y a la Tarahumara, donde “está la verdadera redención”.

En la cúspide de su lucha se confunden con los rebeldes de una huelga en el Tecnológico de Monterrey. Don Eugenio Garza Sada y los empresarios de Nuevo León ven de cerca el peligro para su institución y los destierran.

Son perseguidos por sus ideas radicales, por pensar más allá del círculo “burgués” de quienes patrocinan y pagan su educación. Los jóvenes que estudiamos en sus colegios y universidades somos llamados “burgueses”.

Los extremistas como Rubén Aguilar (ex vocero de Vicente Fox), van a Centroamérica a participar con la guerrilla. Otros, como Javier Ávila, dan la vida por los olvidados de la Tarahumara.

Su postura en general es un error histórico de grandes dimensiones (lo dijo el tiempo). Dejan el camino abierto para que competidores tomen su lugar en la educación de las élites.

Personajes siniestros y corruptos como Marcial Maciel comienzan una guerra poco santa para tenerlos a raya en El Vaticano, para disminuirlos. Lo dicen en voz queda y lo muestran en la compra de funcionarios en Roma. Los Legionarios de Cristo y el Opus Dei los suplen, con otros valores y otra dimensión intelectual.

Afortunadamente, los jesuitas terminan su “cruda social” cuando inicia una diáspora de vocaciones. Muchos salen de la orden, se casan o se olvidan del celibato. Algunos de sus alumnos, como Sebastián Guillén, el Subcomandante Marcos, radicalizan su lucha y la llevan a levantamientos armados.

La Compañía de Jesús prevalece y resurge de esa etapa, como resucitó después de su expulsión de España y de México en el Siglo XVIII.

(Continuará)


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Las Reducciones Jesuíticas de América del Sur Cap. 4: "Los Jesuitas y las Reducciones"






Published on Jul 30, 2014

Después tantos abusos, los jesuitas son llamados a las Reducciones de América del Sur para arreglar los errores cometidos por los doctrineros y reconciliarse con los indígenas. Última parte de este interesante documento histórico.


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Monday, December 7, 2015

La CIA reconoce que la Orden de los Jesuitas es el mas grande Servicio de Inteligencia!



La CIA reconoce que la Orden de los Jesuitas es el mas grande Servicio de Inteligencia! YouTube




Published on Jan 14, 2014

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Los jesuitas en la palestra de la paz



Por: Alonso Ojeda Awad diciembre 6, 2015

Guardo un recuerdo remoto y gratificante de los sacerdotes jesuitas que me inculcó mi padre quien ...


Guardo un recuerdo remoto y gratificante de los sacerdotes jesuitas que me inculcó mi padre quien tuvo el privilegio de estudiar bajo sus pedagógicas enseñanzas cuando ellos regentaron el Colegio José Eusebio Caro de Ocaña. Hacía muy pocos años se había sido creado el departamento de Norte de Santander (1910) separándolo de la provincia de Santander el grande y en el año de 1919, por falta de maestros, el gobierno departamental en Cúcuta, su capital, decidió celebrar un contrato educativo con la Compañía de Jesús que se prolongó hasta el año de 1934 cuando fue cerrado por disminución de la partida presupuestal y el inicio de la república liberal “cuya ideología no compaginaba con los criterios de los jesuitas”. (1)

Mi padre recibió en ese emblemático colegio una esmerada educación que le dio una visión amplia del mundo y le permitió desempeñarse con solvente criterio formativo en las múltiples actividades de su vida comercial. Siempre me habló del respeto y el cariño que guardaba por sus viejos y sabios profesores jesuitas. Y se quejó todo el tiempo, que nosotros sus hijos, no hubiésemos tenido esa inmensa fortuna de haber sido educados por ellos. La guerra que se desató con el Perú en el año de 1932 sacó a mi padre, abrupta y definitivamente del Colegio Caro y fue enviado como combatiente hasta las profundidades de la selva amazónica, donde participó en enfrentamientos armados, como miembro del Ejército Colombiano que combatía bajo las órdenes del General Vásquez Cobo y quienes pudieron recuperar a Leticia de las manos del ejército Peruano.

Por muchos años solo conocí de los jesuitas las ideas nobles y agradecidas hacia la Congregación que me transmitió mi padre hasta que en el año de 1983, la vida me puso en contacto con el padre jesuita Javier Sanín Arango que a la sazón dirigía los estudios políticos en la Universidad Javeriana. Impactado por mis relatos de lucha y cuando se iniciaba el gobierno de Presidente Betancur, comprometido con los diálogos y la Paz con las Farc, me invitó a escribir en la Revista Javeriana, de la cual era su Director. Allí participé como columnista al lado de inolvidables escritores que hacíamos ingentes esfuerzos por la Paz y la construcción de una “Democracia más ancha y profunda”, como la llamábamos. Sobresalían en esa pléyade los nombres del sacrificado ministro de justicia Rodrigo Lara, del fundador y presidente del C.P.D.H. Alfredo Vásquez Carrizosa, el general Joaquín Matallana, entre otros. Desgraciadamente, todos estos esfuerzos por la reconciliación se fueron a pique y con dolor volvimos a ver el reinicio de la guerra y la violencia.

Pasaron los años y a mi regreso al país, después de renunciar como Embajador de Colombia, en Budapest, tuve la grata oportunidad de conocer a otro jesuita muy comprometido con la Paz, el padre Gabriel Izquierdo. Venía el, de la dirección del CINEP y resistía contra viento y marea las múltiples agresiones y persecuciones desde los sectores más reaccionarios de la sociedad colombiana. Eran los finales del siglo XX y gustoso lo acompañé en su meritoria tarea de constituir una Red de Universidades por la Paz, la que busca vincular de una manera serena y académica, la Universidad Colombiana a la Paz y el posconflicto. En pos de estos ideales viajamos a muchas ciudades Colombianas para incentivar esta magnífica idea que ya ha prendido con fuerza en el corazón de las Universidades de nuestro país y se aprestan a entregar lo mejor de su bagaje académico- investigativo y de su larga y prolífica experiencia en el estudio y tratamiento de la delicada problemática colombiana. Después, las nuevas circunstancias de la vida me llevaron a conocer a Francisco de Roux, sacerdote jesuita y provincial de esta emblemática congregación que en momentos realmente muy graves de violencia en Barrancabermeja, Santander, asumió la tarea de luchar por la Paz, en el martirizado territorio del Magdalena Medio. Las veces que estuvo en riesgo la vida de este fiel seguidor de Cristo, fueron realmente muchas. Pero desde allí, desde esas martirizadas tierras, todos los días nos enviaba, con su ejemplo, el verdadero compromiso de un hombre identificado con el dolor y las esperanzas de su pueblo que desde décadas pasadas arrastra, como una pesada cruz, la violencia que ha destruido el alma genuina de nuestra nación.

Su profunda autoridad ética y moral lo convirtió en un faro que irradia luz en medio de tanta oscuridad y confusión. Desde su autorizada columna periodística de “El Tiempo”, el jueves 3 de diciembre, pidió por la libertad de “Ramón José Cabrales, “Moncho”, secuestro conocido por TV desde hace semanas y del que se sabe hoy que es de autoría de un frente del Eln, la guerrilla “en lucha por la vida amenazada en el planeta”, según “Pablo Beltrán” en su mensaje a la Asamblea Nacional por la Paz. Lo hago por todos los secuestrados, no importa su clase social o su género”. Y continua el artículo de prensa titulado “Destructores de la vida”del sacerdote jesuita Francisco de Roux: “Me importan, en este caso, los niños y el sufrimiento de la esposa a quien quitaron la alegría del hogar y a quien, más allá de todas sus posibilidades, obligan a someterse a una extorsión de miles de millones. Me interesa que se haga pública la verdad, aunque el torpe negociador guerrillero exigió desde el principio el secreto, cuando los colombianos hoy gritan la injusticia por todos los medio, y cuando la reconciliación exigirá de los victimarios que declaren todo el mal hecho a las víctimas. Me duele la puñalada de este frente guerrillero al proceso de Paz. Me importa mostrar que estación arrasa con el reconocimiento que necesita el Eln para sentarse a negociar”. Hasta aquí el sacerdote Francisco de Roux. Yo acompaño esta justa y perentoria solicitud y pido la libertad inmediata de “Moncho” para tranquilidad de sus afligidos padres que claman al cielo por el pronto regreso, sano y salvo, de su hijo.

De esta congregación religiosa, con la dimensión ética y humana de estas proporciones de compromiso con la vida y con la Paz, es cómo podemos entender la llegada de su Santidad el Papa Francisco, un sacerdote jesuita, a la silla de San Pedro, en Roma.

(1)Raúl Pacheco Ceballos en “Historia de los colegios de Ocaña”. Revista Hacaritama. # 277.

NOTA: Quiero expresar mi gratitud al escritor y amigo Luis Eduardo Páez García, Presidente de la Academia de Historia de Ocañaquien me suministró la información de los jesuitas, en Ocaña.

EX.EMBAJADOR DE COLOMBIA EN EUROPA

VICEPRESIDENTE DEL COMITÉ PERMANENTE DE DEFENSA DE LOS DD.HH. (CPDH).


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