Saturday, February 22, 2014

Los jesuitas aseguran que Francisco está despertando “el deseo de espiritualidad”



Izuzquiza, Verdoy y Cebollada



“La Iglesia española tiene que apostar por la renovación”

Piden políticas más solidarias y el control de las fronteras respetando los derecho humanos 


José Manuel Vidal, 12 de febrero de 2014 a las 18:50



“La elección de un Papa jesuita no nos hace caer en el triunfalismo ni en el ahora nos toca a nosotros”




Daniel Izuzquiza, Alfredo Verdoy y Pascual Cebollada






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Restauración de la Compañía de Jesús


(José M. Vidal).- La Compañía de Jesús celebra los 200 años de su restauración (1814-2014) y quiere seguir siendo fiel a sus señas de identidad espirituales y sociales. Para hacer frente a los "enemigos invisibles actuales", que son la secularización y el relativismo, los jesuitas piden políticas sociales más solidarias, mayor comunión eclesial, la puesta en marcha de la "renovación" que la Iglesia española necesita y aprovechar la oleada de entusiasmo espiritual que está despertando Francisco, el primer Papa jesuita.

Los jesuitas españoles quieren aprovechar la efemérides del bicentenario de su restauración, para "aprender de la historia" y reafirmarse en su carisma de "obreros evangélicos y eclesiásticos" y "remeros experimentados y robustos de la Santa Sede, de los Papas y de la navecilla de Pedro que navega por mares encrespados". Así reza el acta de restauración, promulgada por el Papa Pío VII, el 7 de agosto de 1814. La Compañía había sido suprimida por el Papa Clemente XIV el 16 de agosto de 1773. Estuvo, pues, extinguida, 41 años y sus 5.000 miembros desterrados y refugiados en Prusia o en Rusia.

En la rueda de prensa de presentación del bicentenario de la restauración estuvieron presentes Alfredo Verdoy, director de la revista 'Razón y Fe', Pascual Cebollada, coordinador del bicentenario en España, y Daniel Izuzquiza, director del Centro de Reflexión Alberto Hurtado. Precisamente este último aseguraba que, en la actualidad, los jesuitas siguen "en proceso de renovación" espoleados por la llegada al solio pontificio de un Papa de la orden. "El liderazgo de Francisco nos lanza de una manera más ilusionada a las periferias existenciales".



Esta salida a las periferias se enmarca dentro de la conservación de las cuatro áreas organizativas clásicas de la Compañía: el apostolado social, las universidades, los colegios y la pastoral. Y con dos ejes vertebradores: la denuncia social y el cultivo de la espiritualidad ignaciana.

Políticas solidarias

En el ámbito de lo social, los jesuitas españoles piden políticas mucho más solidarias con los que más sufren la crisis y con los emigrantes. Y es que, según Izuzquiza, "la gestión de la crisis, dominada por el dogma de la austeridad, castiga a la gente más humilde".

El jesuita asegura que "la emigración está aquí para quedarse" y sin ella "no puede entenderse la sociedad española ni ahora ni en el futuro". De ahí que señale que los emigrantes tienen "derecho a no emigrar" y "derecho a emigrar". Estos dos derechos fundamentales tienen que conjugarse con otro derecho subsidiario, el del "Estado a controlasr las fronteras siempre respetando escrupulosamente los derechos humanos".

En este terreno y tras denunciar los "sucesos de Ceuta", lo que quieren los jesuitas es "reforzar la hospitalidad". Por eso, Daniel Izuzquiza asegura que "las cuchillas, las vallas o las pelotas de goma solo crea más hostilidad y sólo levanta muros emocionales", pero no ayudan a solucionar los problemas migratorios, porque "no se le pueden poner puertas al mar".



"La Compañía no se siente perseguida"

Como institución, la Compañía de Jesús, a diferencia de hace 200 años, "no se siente perseguida" y "no tiene enemigos declarados", como explica Alfredo Verdoy. Pero también es consciente de que la vida y la acción de los jesuitas "hoy no vende", porque "ya no se tienen en cuenta los valores evangélicos". Fruto de esa situación es la propia escasez de vocaciones. "Tener jóvenes en los noviciados se ha convertido en un sueño casi imposible. Solemos tener unos 5 o 6 al año, en un presente de zozobra".

Y eso que los tres jesuitas reconocen que su orden se encuentra en un momento dulce, aupada por el Papa. "A mí, Francisco me supuso un subidón", explica Verdoy. Y es que, "después de décadas en las que la vida religiosa estuvo castigada y postergada por parte del propio Vaticano, va el cónclave y elige un Papa religioso y la opinión pública lo refrenda".



Además de agradecer los detalles que el papa tiene con la Compañía, como la elevación a los altares de Pedro Fabro, Verdoy asegura que los beneficios del Papa en la Iglesia se están "notando ya en todas partes". Por ejemplo, en que la gente "se confiesa de estar triste", porque el Papa dice que los creyente no pueden ser pepinillos en vinagre.

O, como dice Pascual Cebollada, "se está notando mucho la afluencia a los cursos de espiritualidad, duplicada en gran parte por el efecto Francisco". Porque está claro que el Papa rezuma espiritualidad ignaciana, basada, como explica Izuzquiza, en "la pasión por Cristo, en la libertad y en el discernimiento" y "encarna en sí mismo que eso es algo que se puede vivir".



Aún así, los jesuitas no quieren caer "ni en el triunfalismo" ni "el ahora nos toca a nosotros". Eso sí, siguiendo al Papa, reivindican que "lo social es el corazón del Evangelio" y piden que la nueva primavera de Francisco cale ya en España.

"En nuestro país, los Gobiernos siempre se han caracterizado por enfrentarse abierta o ladinamente a todo lo que venga de la Iglesia, mientras los propios católicos españoles se enfrentan entre sí y, mientras tanto, la casa sin barrer", explica Verdoy.

De ahí la mayor dificultad para que también en España se 'franciscanice'. "La Iglesia de España tiene que hacer una apuesta grande por la renovación de sus estructuras de gobierno, para poder actuar con pasión, con discernimiento y con libertad", concluye el director de 'Razón y fe'.




Fuente
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