Mauricio Cabrera Galvis
Los jesuitas y los derechos humanos
Javier Giraldo está amenazado de muerte. Esta noticia podría pasar desapercibida en un país donde hasta los candidatos presidenciales reciben las mismas amenazas, pero es necesario destacarla por lo que es y representa esta persona en la lucha por los derechos humanos y contra la barbarie de los paramilitares.
Javier Giraldo es un sacerdote jesuita, y a quienes les sorprenda que en nuestra Colombia tan devota del Sagrado Corazón un sacerdote pueda estar tan amenazado, hay que recordarles que 6 jesuitas fueron asesinados en El Salvador, o que el padre Tiberio Fernández fue asesinado y descuartizado en Trujillo (Valle), en ambos casos por las bandas paramilitares que denunciaron en defensa de los mismos ideales de justicia y paz.
Javier empezó a trabajar con lo sectores populares desde que se ordenó como sacerdote en los años 70, pero fue en medio de la cruenta represión del gobierno de Turbay y su Estatuto de Seguridad, que se vinculó al tema de la defensa de las víctimas; primero en el Cinep y después en otras organizaciones como la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.
Sus denuncias contra las alianzas entre organismos del Estado y paramilitares le han generado amenazas, que ya en 1989 lo obligaron a salir al exilio.
Sin embargo, regresó al país y persiste en su lucha en casos tan sonados como la masacre de la Comunidad de Paz, de San José de Apartadó, en el que Javier ha denunciado con pruebas fehacientes la participación de altos oficiales del Ejército, sin que se haya hecho justicia.
Frente a las falsas acusaciones de marxista y guerrillero se podrían decir muchas cosas en defensa de Javier y su trabajo, pero mejor es leer lo que escribió el padre Francisco de Roux, superior de los jesuitas en Colombia, cuya carta de apoyo a Javier me tomo la libertad de transcribir:
"Durante treinta años, con entrega incondicional a las víctimas y con rigor impresionante para demostrar la evidencia de sus afirmaciones, Javier Giraldo S.J. ha estado denunciando a los violadores de los derechos humanos.
Ha acompañado esas denuncias con todas las pruebas y pedido a la justicia colombiana que actúe. Ha sido testigo extraordinario de la manera como esta justicia ha dejado en la impunidad a los criminales.
Frente a la campaña en grafitis para destruir el nombre y la persona, queremos dejar claro que nosotros vemos en Javier Giraldo S.J. un hombre del más alto valor moral, un serísimo buscador de la verdad, un luchador incansable al lado de los excluidos, un defensor sin condiciones de la dignidad humana, un convencido de que el Estado y sus fuerzas de seguridad deben estar al servicio de la vida y de la integridad de todos y de todas.
Queremos dejar claro que Javier Giraldo S.J. no es ni ha sido jamás guerrillero como pretenden señalarlo sus detractores. Javier no tiene más armas que convocar a que se diga la verdad sin ofrecer recompensas a nadie para que sea fiel a su conciencia.
Por eso, ha rechazado con decisión la compra de testigos en la justicia colombiana. Por eso, jamás ha aceptado que lo cuiden con armas de ninguna clase. Javier Giraldo S.J. es un hombre de fe. Un seguidor, hasta la muerte, de Jesucristo. Un auténtico jesuita de profunda vida interior. Un compañero incansable de las comunidades pobres y desplazadas por la guerra.
Como Provincial de la Compañía de Jesús, reitero el reconocimiento a la grandeza moral de Javier Giraldo S.J. e invito a todos los hombres y mujeres que entre nosotros buscan la verdad y la justicia, a que rodeemos con nuestro apoyo moral a un hombre que nos ha enseñado con el mensaje de su vida a ser consistentes con Dios y con nosotros mismos".
macabrera99@hotmail.com
Mauricio Cabrera Galvis
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