Sunday, January 4, 2015

Los jesuitas y las ciencias



Christoph Scheiner, sacerdote Jesuita, físico y astronomoFoto (Cortesia) http://www.historyofinformation.com/expanded.php?id=1555


Jueves, 1 enero 2015

La espiritualidad religiosa y las ciencias son dos visiones complementarias del mundo, llamadas desde siempre a entenderse para el bien del hombre. Pero al coincidir el inicio de la ciencia moderna, la dilatación del mundo por los descubrimientos y la fundación de la Compañía de Jesús, se despertó en ésta un nuevo interés por la ciencia.

Desde su fundación se interesaron por las matemáticas, la astronomía y otras ciencias en sus colegios, creando en Europa más de 30 observatorios astronómicos, y desde el 1720 y luego en 1814 crearon otros 70, que florecieron a finales del s. XIX hasta mediados del s. XX. La dedicación de algunos jesuitas a las ciencias, es una “actividad apostólica” centrada en su espiritualidad que implica el “conocimiento como camino de salvación,” y hacen una estima de la educación en sus colegios y universidades, como “santificación del saber.”Es aplicar su actividad según las Constituciones y los Ejercicios espirituales: “hacerlo todo para la mayor gloria de Dios”(AMDG) Así enseñar matemáticas, observar las galaxias o levantar mapas desconocidos, era “contemplar las obras de Dios” y realizar una de las más nobles tareas del espíritu, buscar y ver a Dios en todas las cosas.

Otra nota de la espiritualidad ignaciana es adentrarse en situaciones y temas de “frontera” En lugar de dedicar sus esfuerzos hacia dentro, lo hacen hacia fuera y en temas pastorales no convencionales. “La Iglesia os necesita, cuenta con vosotros y confía en vosotros, para alcanzar aquello lugares físicos y espirituales a los que otros no llegan o es difícil hacerlo.”(Benedicto XVI a la Congregación general 35) El P. Matteo Ricci y sus compañeros en el siglo XVII, llegaron a la Corte Imperial China como astrónomos y sus sucesores fueron astrónomos del Impero y hasta responsables del calendario anual, y también diseñaron y dirigieron la fundición de 500 cañones para el ejercito imperial. Desde el siglo XIX y mitad del XX, la ciencia era considerada como ajena y hostil a la religión, y los jesuitas asumieron el mostrar en campos aparentemente profanos, que también desde ellos se podía encontrar a Dios. A la comunidad científica alejada de Dios, la consideran su parroquia, rompiendo barrera e incomprensiones. El sacerdote Linchan sismólogo y explorador, grabó en pié de su cáliz: “Primera misa en el polo Norte en 1954 y 1958 la del polo Sur”

Los jesuitas científicos vieron sus actividades normales. “La verdadera fe no es hostil a la ciencia, son rayos de un mismo sol, que deben iluminar la inteligencia con la verdad. Para Teilhard de Chardin, la ciencia en el pensamiento es una función tan vital, como la nutrición y la reproducción. La investigación es como la punta de lanza para participar en ella, desvela cómo actúa el poder de Dios en la naturaleza. Por ella hay nuevo aumento de conciencia en el mundo. Para avanzar en el Reino de Dios hay que conjugar la dos polos: la fe Dios y fe en el hombre.”Determinadas aberraciones éticas, piden ser erradicadas desde una mística humano-cristiana completa. Del P.Teilhard en la “Misa sobre el mundo” se conoce una ofrenda-oración en viaje por el desierto sin poder celebrarla. Consagra a Dios los trabajos y sufrimientos humanos como hostia universal. Hay cierta conexión entre los que buscan la estructura de la materia y el origen del mudo, y una cierta analogía entre los fiscos que buscan la estructura de la materia y la búsqueda de Dios. Para algunos teólogos “experiencia trascendental” en si mismos y un “conocimiento anónimo” de Dios. El apóstol científico debe estar presente en los confines entre la Iglesia y el mundo de la ciencia, dando testimonio de que no existe verdadero conflicto entre ellas. Valen para el bien la ascesis y los trabajos. Pero la salvación viene de Cristo y no de la ciencia, ésta ayuda a encontrarla en Él.

Vicente Langreo- 23 – XII- 2914


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