Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Mateo 10:26
Monday, March 24, 2025
Tuesday, March 11, 2025
Tuesday, March 4, 2025
Wednesday, February 26, 2025
Todos somos jesuitas
Todos somos jesuitas
Signs of the Times (Señales de los Tiempos) #89
What in the world? (¿Qué está pasando?)
20 de febrero de 2025
Citas para el momento:
“Hay algo que une a los líderes de la Unión Europea: crea lazos irrompibles”. Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, Diálogo Interreligioso, Florencia, septiembre de 2012.
“Una traición de EE. UU. es surrealista para los europeos”. Farah Stockman, New York Yimes, 19 de febrero de 2025.
Los líderes de Europa sufrieron recientemente un doble golpe colectivo a sus sueños de convertir a Europa en Europestan, por parte de dos emisarios del nuevo sheriff en Washington DC. El primer discurso, de Pete Hegseth, les hizo perder la cabeza. El segundo discurso, de J. D. Vance, les hizo estallar en lágrimas.
El primer golpe tuvo lugar en Bruselas, el 12 de febrero, en la reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania. Pete Hegseth dijo a los defensores de la “democracia” ucraniana allí reunidos que la guerra en Ucrania debe terminar, que Ucrania no volverá a sus fronteras anteriores a la guerra, que Ucrania no se unirá a la OTAN, que hay que decirles la verdad a los ciudadanos y que la defensa de Europa ya no es la prioridad de los EE.UU.
Unos días después, los mismos perpetradores recibieron su segundo golpe en el Consejo de Seguridad de Munich, donde J. D. Vance les dijo que eran hipócritas, que en lugar de defender la democracia actuaban como la ex Unión Soviética, que cancelaban elecciones legítimas, que asaltaban las casas de la gente por la temeridad de criticar a los políticos, que encarcelaban a la gente por su libertad de expresión y que estaban inundando el continente con migraciones masivas que causaban daño a sus propios ciudadanos. Al final del discurso de Vance, el presidente de la conferencia dijo que había tenido un ataque emocional de “miedo” y que se echó a llorar.
¿Por qué estos eurócratas están tan fuera de sí con rabia apopléjica, dolor y desconcierto? Respuesta: es porque estos dos emisarios del nuevo sheriff de Washington DC acaban de derribar la fachada cuidadosamente construida, de modo que si uno mira con atención, verá el imperio jesuita detrás de la cortina.
Por sorprendente que pueda parecerle a algunos, la Unión Europea siempre ha sido un proyecto de la Iglesia Católica Romana y sus perros de ataque, los jesuitas. Los jesuitas son una sociedad secreta que se infiltra en otras sociedades secretas, gobiernos, partidos políticos, iglesias, corporaciones, sistemas judiciales, etc., con la intención de restaurar la supremacía religiosa y política que la Iglesia Católica Romana una vez poseyó y quiere poseer nuevamente.
El dominio de los jesuitas fue revelado durante una reunión de los líderes de la Unión Europea, donde Herman van Rompuy soltó la verdad con esta notable admisión:
“Hay algo que une a los líderes de la Unión Europea, crea lazos irrompibles: todos somos jesuitas”.
Por supuesto, esto se suponía que era un secreto bien guardado y, como era de esperar, los medios nunca lo informaron. Sin embargo, hubo una excepción: el periódico oficial de la Iglesia Católica Romana en los Países Bajos no pudo evitar publicar orgullosamente que los jesuitas controlaban la UE, en nombre de la Iglesia Católica Romana, el 9 de septiembre de 2012 (ver lo anterior).
Por eso los eurócratas están perdiendo colectivamente la cabeza y llorando en sus copas de vino, por eso todos están actuando de la misma manera, teniendo la misma reacción, porque todos son jesuitas, y su agenda jesuita se está esfumando. Y su agenda incluía la destrucción de Rusia y de la Iglesia Ortodoxa Rusa, por medio de su poder delegado, Ucrania. Rusia y su iglesia son solo otro de los varios obstáculos importantes que deben eliminarse, para que la cruzada católica pueda continuar hacia la tierra prometida.
Pero el nuevo sheriff en Washington DC, ya está trabajando para hacer un trato con los rusos para poner fin a la guerra en Ucrania. Y se niega a permitir que los eurócratas y los jesuitas tengan un lugar en la mesa de negociaciones, lo mismo ocurre con el títere en Kiev, Zelenski. Sin embargo, esto no detendrá a los jesuitas, que ya han sido frustrados antes, pero siempre vuelven más fuertes que nunca (han estado haciendo esto durante casi 500 años), son oponentes formidables: si el plan A no funciona, simplemente sacan el plan B, el plan C, etc. Los jesuitas también son conocidos por infligir una terrible venganza a todos aquellos que frustran sus planes. Si fueron ellos los que intentaron asesinar a Trump, y fracasaron, antes de que se convirtiera en presidente, ahora estarán doblemente motivados. El nuevo sheriff en Washington DC, tendrá que ser muy cuidadoso con quién elige para ser sus adjuntos: uno de los medios favoritos de los jesuitas para deshacerse de la oposición es por medio del veneno.
Nota: La parte occidental de Ucrania, llamada Galicia, es un bastión jesuita (cuando los jesuitas fueron expulsados de Rusia en 1820, se trasladaron a Galicia). Una de las razones por las que se trasladaron a Galicia fue porque Galicia también es el bastión de la Iglesia greco-católica ucraniana (comúnmente llamada Iglesia Uniata). Esta iglesia es católica y reconoce la supremacía del Papa, pero aún practica los ritos de la iglesia.
(Traduccion de Google Translate con ajustes minimos.)
Bruce Telfer, Autor.
Wednesday, February 12, 2025
'Sherrys', jesuitas y aristócratas: así decidieron en Londres en el 36 que Franco ganara la guerra
'Sherrys', jesuitas y aristócratas: así decidieron en Londres en el 36 que Franco ganara la guerra
En su nuevo ensayo, 'La pérfida Albión' (Debate), el hispanista Paul Preston revela que, pese a su aparente neutralidad, Gran Bretaña jugó un papel fundamental en la Guerra Civil española
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Por
Julio Martín Alarcón
02/02/2025 - 05:00
En el largo y sangriento verano del 36, mientras la República intentaba desesperadamente el apoyo de Gran Bretaña y Francia, nadie reparó en que la moda entre las familias adineradas de Sevilla, Málaga, Jerez o el Puerto de Santa María de educar a sus hijos en los exclusivos colegios católicos de Inglaterra como Stonyhurst y Beaumont College, de la orden de los jesuitas o Ampleforth y Downside, serían claves para el desarrollo de la guerra y para la victoria del bando franquista.
Una clase formada por aristócratas, ricos comerciantes y exportadores de los vinos de Jerez con una larga tradición familiar vinculada a Gran Bretaña, a menudo entremezcladas entre ellas y que habían empezado a enviar a sus hijos a los exclusivos colleges británicos tan pronto como a mediados del siglo XIX. Los Merry del Val, Fitz-James Stuart, Osborne, Zulueta, Larios y otros cuyos vínculos con los conservadores británicos y su apoyo al bando franquista tendrían un peso definitivo en la política exterior británica hacia la Guerra Civil, favoreciendo a los rebeldes.
La historia sale de una frase del historiador Paul Preston recogida en su nuevo libro La pérfida Albión. El contradictorio papel británico en la Guerra Civil Española (Debate): "Era habitual que los aristócratas españoles y los vástagos de las principales familias exportadoras de jerez se educaran en internados católicos ingleses como Beaumont, Downside, Ampleforth y Stonyhurst. Existían, pues, unos vínculos y una amistad entre las clases altas que intensificaban la hostilidad de base de los conservadores británicos hacia la República española". Hablaban el "mismo idioma" según Preston y pudieron influir de forma decisiva en contra de la República.
Una hostilidad que se basó en gran medida en una cuestión de clase y también en unos intereses comerciales entre Gran Bretaña y España —que se habían intensificado a principios del XX— y que serían claves para el Comité de No Intervención impulsado por Gran Bretaña, lo que en la práctica supondría la negativa de auxilio de las democracias a la República y el campo libre para la ayuda de la Alemania nazi y la Italia fascista al bando franquista.
Hablaban el "mismo idioma" según Paul Preston y pudieron influir de forma decisiva en contra de la Segunda República
Aunque Preston no desarrolla la cuestión de los colegios, merece la pena detenerse en los alumnos que pasaron por los colleges británicos, ¿la vinculación desde la infancia a unos principios y valores de una clase y una educación pudo condenar a la República? Según el historiador Bernardo Rodríguez Caparrini, la orden jesuita había inaugurado el Stonyhurst College en Lancashire en 1794 y más tarde el Mount Saint Mary en Sheffield al que se uniría el popularísimo colegio de San Estanislao, más conocido como Beaumont College, en Old Windsor (Berkshire) inaugurado en 1861, momento desde el cual atrajo a alumnos españoles, —lo indica Bernardo Rodríguez Caparrini en Alumnos españoles en el internado jesuita de Beaumont (Old Windsor, Inglaterra), 1886-1892—.
Por las aulas del Beaumont pasaron entre otros Alfonso Merry del Val Zulueta (1864-1943) quien sería embajador español en Londres durante el reinado de Alfonso XIII (1913-1931) y también Jacobo Fitz-James Stuart, el duque de Alba, que se convertiría en el representante oficioso del bando franquista en Londres desde 1937, además de familias hispanoinglesas de la élite financiera como Alfonso María de Zulueta Petre con quienes estaban emparentado los Merry del Val.
En el Stonyhurst College estudiaron Luis Antonio Bolín, quien participaría en la trama para conseguir el Dragon Rapide que llevaría al general Franco de Canarias a Marruecos para iniciar la rebelión, y también Gonzalo Aguilera Munro, terrateniente, que estaría en la oficina de prensa franquista bajo las órdenes de Bolín y junto a Pedro Merry del Val, uno de los hijos de Alfonso y otro alumno del Stonyhurst.
Existía, pues una vinculación importante desde hacía muchos años y un sentimiento antirrepublicano arraigado entre esos conservadores británicos y que según Preston venía de muy lejos: “El sesgo implícito en la no intervención se remontaba a la caída de la monarquía española en abril de 1931. La coalición liberal-progresista entre republicanos y socialistas constituida el 14 de abril se consideraba análoga al impotente Gobierno de Kérenski que precedió a la revolución bolchevique. Los funcionarios del Ministerio de Exteriores británico no ocultaban que la nueva administración republicana les parecía un caballo de Troya controlado por la Comintern”.
Existía una vinculación importante desde hacía muchos años y un sentimiento antirrepublicano arraigado entre esos conservadores británicos
Hay que tener en cuenta que fue precisamente ese momento, con la proclamación de la II República cuando cesaría como embajador en Gran Bretaña Alfonso Merry del Val, en donde había tenido y seguiría teniendo una enorme influencia, como también lo haría Jacobo Fitz-James Stuart, ‘Jimmy Alba’, el caballo de Troya, en ese sentido, no era tanto el de la Comintern en Madrid como el de los monárquicos en Londres.
El hispanista británico, que ha recopilado para esta obra gran parte de sus estudios anteriores con el objetivo de mostrar un cuadro más completo de la decisiva actitud británica durante la Guerra Civil, desgrana la tesis de que el Comité de no Intervención se formuló, de hecho, como instrumento velado para favorecer directamente al bando franquista y de forma conjunta a la política de apaciguamiento con Hitler y Mussolini. ¿Cómo se llegó a él? Además de la influencia de los monárquicos españoles, estaban los intereses económicos.
Siguiendo las tesis ya expuestas por el historiador Enrique Moradiellos explica que: "debido a sus considerables intereses comerciales en España los británicos se sentían inclinados a mostrarse hostiles a la República. La comunidad empresarial creía que era muy probable que anarquistas y demás revolucionarios españoles requisara y colectivizaran las propiedades de los británicos", recoge el libro de Preston.
Lo cierto es que las interacciones comerciales entre España y Gran Bretaña se habían intensificado notablemente desde principios del XX y habían tenido su origen en la cuestión cultural y educativa durante la época de la Restauración y en donde habían participado precisamente Alfonso Merry del Val o el mismo Luis Antonio Bolín. Finalizada la Primera Guerra Mundial, las autoridades británicas trataron de estrechar lazos culturales y comerciales con España como vía en parte también para penetrar en el mercado sudamericano.
Así, en 1919 se creó la Anglo-Spanish Society of the British Empire and Spanish-speaking countries en el número 2 de Bloomsbury Square que aunque se presentó como una institución cultural, según el estudio de Luis G. Campos, tenía profundos fines políticos y comerciales. Además, seguía la estrategia marcada desde el Foreign Office. Es decir, trató de aprovechar la relación con España para acercarse a los países sudamericanos, indica Luis G. Campos en La formación del gentleman español. Las residencias de estudiantes en España (1910-1936). La lista de la citada sociedad contaba lógicamente en la junta directiva con Merry del Val que era entonces el embajador y entre sus miembros y colaboradores estaban también Bolín o Ramiro de Maeztu.
Finalizada la Primera Guerra Mundial, las autoridades británicas trataron de estrechar lazos culturales y comerciales con España
Todo este acercamiento cultural y del estudio de la lengua, que desterraban en gran parte esa idea de La pérfida Albión, clásica de la tradición española por la rivalidad durante siglos, fomentó lazos con los conservadores españoles y a su vez una mayor relación económica que, sin embargo, supuso una subordinación de España en términos comerciales a Gran Bretaña: era obvio que la mera idea de un frente comunista y anarquista que pusiera en peligro esa relación comercial predispuso en las islas.
Y además de todo eso, llegó el verano del 36. La realidad es que el estallido de la Guerra Civil tras el golpe de Estado del 18 de julio no pudo esconder el otro estallido de una revolución anarquista en el territorio de la República o la responsabilidad del gobierno en matanzas como la de Paracuellos. Es la parte más condescendiente del libro de Preston en torno a las razones que motivaron al gobierno inglés para la creación de ese Comité de No intervención que beneficiaría a la postre al bando rebelde: "Tras la victoria de la coalición electoral del Frente Popular en febrero de 1936, en los círculos de las clases dominantes británicas, el temor a la inminencia de una revolución social sangrienta en España se vio acrecentado por las exageraciones partidistas de Norman King, cónsul general de Gran Bretaña en Barcelona. Las ejecuciones que siguieron a la derrota de la rebelión del general Manuel Goded en la capital catalana suscitaron una serie de descripciones de Norman King "que rivalizaban con las estampas más horripilantes de Goya". Durante las semanas siguientes, los escabrosos informes que King enviaba a Londres se imprimieron y distribuyeron entre los miembros del Gobierno", se menciona también en La pérfida Albión.
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El hispanista británico incide además en el carácter claramente pro rebelde del embajador británico durante toda la guerra, Henry Chilton, que se habría mostrado abierta e implacablemente hostil ante el gobierno republicano ante el que estaba acreditado y a quien achaca gran parte la responsabilidad de la idea que se formó en Gran Bretaña sobre el carácter revolucionario y bolchevique del bando republicano y que ayudarían a amplificar los aristócratas y terratenientes educados en los colegios jesuitas ingleses y poco después de que el mismo Manuel Azaña hubiera expulsado a la orden en España en 1931.
Lo cierto es que las noticias del verano sangriento en España llegaron a Londres, que junto a las predisposiciones que existían con anterioridad antirrepublicanas, y el temor a unas consecuencias negativas para sus intereses económicos, provocaron que nunca se considerara la condición de esa "democracia en peligro" que reclamaron con insistencia las autoridades republicanas, sin éxito, a Gran Bretaña y Francia. Otra cuestión es si fue realmente decisivo el bloqueo de la ayuda a la II República, que según esa clásica teoría se tuvo que "echar en manos de traficantes de armas sin escrúpulos", a diferencia de los rebeldes franquistas que recibían la ayuda de Alemania e Italia mientras los ingleses hacían la vista gorda siguiendo la política de apaciguamiento. Hubo otros factores.
Sea como fuere, la batalla política y propagandística en Gran Bretaña la ganaron, más que los franquistas, los monárquicos, por mucho que luego algunos corresponsales británicos tuvieran que salir por patas del frente franquista amenazados, precisamente, por los exalumnos del Stonyhurst, Luis Antonio Bolín, o Gonzalo Aguilera, quien según Herbert Soutworth expulsó a F. A. Rice del Morning Post por escribir en un reportaje: "Veo a Aguilera como a un padre prefecto de Stonyhurst, muy respetado pero no muy popular".