Friday, January 19, 2024

Superior jesuita pide investigar a profundidad la muerte del P. K´Okal


Por Alexander Medina
-4 enero, 2024

El Superior Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, padre Alfredo Infante Silvera sj, exigió que se investiguen a profundidad las causas y las circunstancias que rodean la sorpresiva muerte del religioso Josiah K’Okal, registrada este 2 de enero en una localidad rural ubicada entre Delta Amacuro y Monagas.

Infante consideró que el fallecimiento del sacerdote, perteneciente a la congregación religiosa Misioneros de la Consolata, y con más de 15 años sirviendo a las comunidades indígenas Waraos de Delta Amacuro, “llena de muchas interrogantes” por ser la muerte de una persona con el perfil evangélico y defensor de derechos humanos como el padre K’Okal, “en un contexto tan complejo y adverso, donde están amenazados los derechos humanos de la población Warao”.

“Todos damos fe de la calidad humana del padre K’Okal y de su trabajo cercano y valiente de solidaridad con el vulnerado pueblo Warao. Necesitamos que haya una investigación sería hasta llegar a la verdad, todo está muy borroso”, expresó.

El jesuita venezolano destaca que en una homilía que compartió en una eucaristía en Caracas, el pasado 15 de abril de 2018, en el tercer domingo del tiempo de Pascua, según la liturgia católica, el religioso demostró ser “testigo de la resurrección”, y cuyo contenido marcó lo que siempre fue una línea denunciativa del sacerdote sobre las condiciones deplorables, vejaciones y maltratos que sufren los Waraos y que los siguen obligando a dejar sus territorios ancestrales y huir hacia Brasil.
¿Qué dijo el padre K’Okal en esa homilía y qué denunciaba desde su misión pastoral?

En la capilla del colegio San José de Tarbes, El Paraíso, Caracas, al momento de su reflexión sobre la resurrección de Jesús, Josiah K’Okal, en franco diálogo con los participantes de la misa, preguntaba qué han hecho, cuáles son sus testimonios para que fuesen testigos de la resurrección del Señor.

Parte de las respuestas indicaban que las principales señales de la resurrección del Hijo de Dios en sus vidas eran su bondad, su protección, su cuidado, además de rememorar escenas del Evangelio como la sacada del templo de los mercaderes que lo estaban profanando. Literalmente decía, en tono jocoso, “sacó a esos muérganos del templo, sanó a los enfermos, le dio vista a los ciegos…”.

Pero a la audiencia les planteó este dilema: todo lo que había hecho el Señor fue antes de su muerte. Ahora resucitado no hace milagros. Idea que provocó una participación más activa con ejemplos claros afirmativos de la propia vida de las personas, a lo cual refrendó diciendo que todo eso son signos como testigos de la resurrección “y son los que ahora van a hacer esos milagros”.

Y desde esa línea inspiradora, que complementó con un repaso del libro de los Hechos de los Apóstoles, del Nuevo Testamento, K’Okal preguntó: ¿Qué significaba en ese momento ser testigos de la resurrección?

Y finalizaba interpelando a los presentes en qué posición se encontraban, hace un poco más de 5 años, frente a la situación del país, del contexto de ese entonces, de la sociedad toda. Se trataba para el padre K’Okal de estar al lado de lo justo, de lo bueno, de lo que Jesús aprobaría hoy.

Para quien se ganó la confianza del pueblo Warao, el Señor Resucitado no es un fantasma, es quien nos da la fuerza de su Espíritu, nos da vigor, nos da el don de la paz, nos da alegría, nos da coraje.



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