Friday, November 13, 2009

La Verdad Total Sobre las Universidades Jesuitas

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La Verdad Total

Sobre las Universidades Jesuitas
y sus directivos

Documentos para un retazo de Historia

Luciano F. Correa Sagavia


Primera edición, 1998. Título Algunas verdades sobre la Universidad Iberoamericana y sus directivos

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Segunda edición, 2000. Título La verdad total sobre las Universidades Jesuitas y sus directivos
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Queda autorizada su reproducción total o parcial recomendándose la más amplia difusión.


NUESTROS MOTIVOS


La paralización y saqueo de la Universidad Nacional Autónoma de México por más de nueve meses, seis años de ocupación de una parte de Chiapas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, las emboscadas terroristas del Ejército Popular Revolucionario y del Ejército Popular Revolucionario Independiente en Guerrero, la presencia de grupos armados clandestinos en 16 estados del país señalada recientemente por la Secretaría de la Defensa, el ir y venir de los enmascarados del EZLN incitando a levantamientos como el suyo, la escalada del crimen organizado en delitos con repercusión político-económica como invasiones, homicidios y secuestros y la zozobra en que viven las familias constantemente amenazadas, son sólo las manifestaciones más visibles y violentas de una extensa conspiración contra un Estado Mexicano que ejerce cada vez menos su soberanía, que se sabe desbordado por fuerzas que escapan al Sistema, que vive sujeto a chantajes partidarios y extrapartidarios y, lo que es peor, que ignora o finge ignorar cuáles son las verdaderas raíces de tan intensa subversión.

¿Y cuáles son éstas? Años de estudio sobre la cuestión nos llevan a la conclusión de que el foco conspirativo contra México se encuentra en la alianza de los nuevos marxistas con los teólogos de la liberación cuyo motor y cerebro son los Nuevos jesuitas. De eso trata este libro en su segunda edición corregida y aumentada.

El año pasado, bajo el título «Algunas verdades sobre la Universidad Iberoamericana y sus directivos», relatamos hechos que comprueban la total incorporación de los jesuitas al activismo marxista y su retiro creciente de la ortodoxia y moral católicas. En esta reedición agregamos un exordio y un capítulo final que presenta evidencias flagrantes de agitación política y búsqueda de poder de los jesuitas del ITESO de Guadalajara.

La Compañía de Jesús, cuyos miembros tuvieron periodos de expulsión de nuestro país lo mismo en la Nueva España que en el México independiente, es desde hace al menos treinta años una congregación religiosa en estado de guerra. Al interior, contra todos aquellos jesuitas que aún se resisten a traicionar al Papa, a la Iglesia y a Dios mismo con su rechazo a la impostación materialista y terrenal impuesta a su Orden por la Congregación General XXXII de diciembre de 174; y hacia el exterior en guerra contra lo que llaman la «justicia institucionalizada» que se encuentra «incrustada en las estructuras económicas, sociales y críticas que dominan la vida de las naciones y de la comunidad internacional», aún dice textualmente el Decreto número 4 de la citada Congregación, proclamado personalmente por el entonces Padre General Pedro Arrupe.

Ya antes de la redefinición de la identidad jesuita de 1974 como luchados sociales, centenas de ellos habían sido autorizados a enfrentar la injusticia social y la esclavitud política en el Tercer Mundo mediante la promoción de un cambio de estructuras, lanzándose lo mismo en Asia que en América Latina a la formulación de grupos revolucionarios que buscaran el poder de manera violenta. Nunca declararon verbalmente, ni aún a la fecha, en qué consiste tal cambio, qué sustituiría a lo actual, pero sus prédicas, sus métodos, sus alianzas, sus estrategias, lo aclaran: se trata de cambiar el sistema de libertades democráticas y de gobiernos legítimamente constituidos por un sistema colectivista y totalitario al más puro estilo marxista-leninista.

Lo que no significó que en el Primer Mundo sí respetaran los poderes instituidos, pues a guisa de ejemplo vale recordar que en 1971 el jesuita Daniel Berrigan y algunos de sus compañeros estuvieron involucrados en un complot para secuestrar al Secretario de Estado Henry Kissinger y bombardear instalaciones federales en Washington, como protesta por la guerra anticomunista de Vietnam. Tendencia que provocó también en la propia Unión Americana la formación del grupo de «Jesuitas cristianos maoístas» que publicó en una revista de Compañía un amplio documento titulado «Planificación nacional y necesidad una estrategia social revolucionaria» propugnando la eliminación del sistema capitalista como vía para el desarrollo internacional. ¿Cómo reaccionó el padre Arrupe? Como si nada hubiera pasado. Todos los involucrados, pertenecientes a varias provincias, siguieron en sus puestos sin reclamo ni sanción alguna.

Y así como Mao -dice el sacerdote Malachi Martin en su obra «Jesuitas»- tenía sus vociferantes discípulos entre los jesuitas de la década de los setenta, Marx no estaba abandonado ni mucho menos. Un íntimo amigo del padre Arrupe, el jesuita español José María Díez Alegría, se mantenía en contacto con los grupos extremistas de España, Italia, Alemania Occidental y otros países, sobre cuyo activismo escribió el libro «Yo creo en la esperanza» con un credo opuesto al de la Iglesia al confesar que Marx lo había «llevado a redescubrir a Jesús y el significado de su mensaje... la lucha de clases y la necesaria destrucción de la propiedad privada como medio de producción, en ningún modo se opone a la Fe y a los Evangelios... debemos hacer causa común con todos aquellos que se comprometen a la causa revolucionaria del socialismo».

Bullía también ese marxismo jesuítico en América Latina desde antes de su institucionalización en la CGXXXII de 1974. El movimiento estudiantil revolucionario de México en 1968 vio marchar juntos a las juventudes comunistas de la UNAM y del Politécnico con alumnos y profesores jesuitas de la Universidad Iberoamericana, que con los padres Felipe Pardinas y Enrique Maza a la cabeza se hermanaron en las calles bajo las efigies de Mao y del «Che» Guevara. Ahí están las fotografías y las películas que lo comprueban.

Fue Centroamérica, sin embargo, el primer gran terreno de experimentación jesuita para la aplicación de un apostolado de la justicia social, como lo llaman, convertido en el instrumento más eficaz de la revolución socio-económica, socio-política, socio-moral y socio-religiosa que ha empantanado a nuestros pueblos en un mar de sangre, odios, venganzas y traiciones efectuadas en nombre de un nuevo cristianismo.

En escenarios de México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua los nuevos jesuitas, con el nombre de Jesús en la boca, se convirtieron en promotores de la resistencia anticapitalista y formación de cuadros guerrilleros, transformando sus universidades (Centroamericana de El Salvador y de Nicaragua, Universidad de San Carlos de Guatemala, Universidad de la Laguna en Torreón, Universidad Iberoamericana de México e Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Guadalajara) en cuarteles generales donde se pregona la desestabilización y el cambio de poder.

Desaparecieron los revolucionarios teóricos, como Felipe Pardinas que cuelga la sotana, se amanceba y tiene un hijo al que pone por nombre Juan Ernesto, por Juan XXIII y Ernesto «Che» Guevara, y surgen jesuitas más jóvenes, sin la menor apariencia de sacerdotes, que se afilian a partidos marxistas y a grupos guerrilleros o terroristas, cuando no los crean ellos mismos.

En el México de los años setenta figuraron jesuitas en la fundación y alta dirigencia del Partido Socialista de los Trabajadores, como Ricardo Gobela, Ignacio Medina y Jorge Alonso quien es, a la fecha y ya sin sotana, uno de los más envenenados asesores de David Fernández Dávalos, Rector del ITESO de Guadalajara. Otros se camuflaron en la psicología o el ecologismo para torcer mentes o captar voluntades para la revolución; y ya en esta década muchos se agrupan en tomo al PRI) de Cuauhtémoc Cárdenas en su afán por participar del gobierno, aunque los más conservadores lo han hecho a través del PAN, como el mador ex jesuita Enrique Brito. Pero eso si, si en la oposición al PRI, al Sistema, al Ejército y al presidente en turno.

En esta acción revolucionaria continental para instaurar el reino de Cristo en la tierra se encuentra a los jesuitas, como el vasco Ellacuría en El Salvador, en relación directa con prófugos de la ETA que organizan secuestros en República Dominicana, México, Centroamérica y Colombia; en los Andes rapan indios de la sierra y los obligan a enfrentarse al Ejército; en Chile crearon la organización «Cristianos por el Socialismo» en su Instituto Belarmino donde los asesoró personalmente Fidel Castro durante el régimen de Allende a quien ayudaron a encumbrarse y en El Salvador, Nicaragua y Guatemala organizan personalmente los cuadros guerrilleros, soliviantan a los pueblos para alzarse en armas contra el gobierno, financian la compra de armas y participan en los enfrentamientos armados, siendo abundantísima la documentación y testimonios que lo prueban, aunque ellos lo nieguen por sistema.

Sobresale entre los testimonios el del padre jesuita Carlos Eduardo Pellecer Faena, dirigente del Ejército Guerrero de los Pobres de Guatemala, quien detenido por el Ejército en acción de armas optó por revelar la verdadera naturaleza del movimiento subversivo «al comprender que había tomado un camino equivocado» según dijo personalmente el 30 de septiembre de 1981 ite la prensa y cuerpo diplomático acreditado en Guatemala.

Dijo Pellecer: «En perfecto uso de mis facultades físicas y mentales, con plena libertad y espontáneamente declaro que estoy muy arrepentido de haber contribuido y participado en acciones subversivas que han sembrado la violencia en el país... estudié ingeniería civil y filosofía en México y participé en las guerrillas de Nicaragua y El Salvador .. ». Luego agregó que «la teología de la generación consiste en la presentación al pueblo pobre de un nuevo Jesús rebelde, revolucionario, opositor al sistema capitalista... un Dios parcial, el Dios de los pobres, que únicamente aseguraba la salvación para el pobre y marginaba al rico y al hombre que se encontraba al frente del gobierno... la nueva iglesia, o iglesia popular establece que como los poderosos han permanecido explotando al pueblo económicamente por varios siglos era necesario que el pobre tomara el poder .. ». Dijo también que «las actividades religiosas son la base inicial para los movimientos subversivos, porque la palabra de los sacerdotes y de las monjas tiene mayor credibilidad entre los campesinos y obreros... Los jesuitas de mi generación efectuamos en México cuatro años de estudio de marxismo-leninismo. Pero se llegó a la conclusión de que no podía ser sólo un marxismo teórico, técnico, sino un leninismo práctico y esto sólo puede lograrse por medio de la incorporación a la guerrilla». Y ante la pregunta de los periodistas ¿?Mientras fue miembro del EGP utilizó algún seudónimo? ¿Cuál fue? El jesuita Pellecer contestó secamente: Era conocido como «Marcos». Nombre de batalla que casi trece años después reaparece en Chiapas, utilizado por Rafael Sebastián Guillén Vicente, ex alumno de colegios y universidades jesuitas de Ciudad Victoria, Ciudad de México y Guadalajara... ¿Pura coincidencia o simbolismo revolucionario?

El padre Pellecer ha sido amenazado de muerte por sus antiguos compañeros de guerrilla que lo llaman el «Judas del Cristo de los pobres» o el «Judas de los Pobres» pero él mismo ha dicho que se parece más a San Pedro, que negó a Jesús pero supo arrepentirse y volver a la Iglesia.

Sería prolija la narración en esta exposición de motivos de las efemérides de la revolución marxista-jesuítica en toda América, porque se trata de miles de células muy dinámicas y en permanente efervescencia, lo mismo públicas que secretas, pero no se pierda de vista que son ellos los que retomaron la bandera de la hoz y el martillo entre nosotros, con nuevo lenguaje social entremezclado con religión, desde que se vio venir el desplome de la Unión Soviética. El padre Arrupe corresponde a la figura siniestra de Andropov pero su sucesor Hans Kolvenbach no corresponde a la de Gorbachov, porque mientras el ruso se negó a ser un tirano más y reventó al comunismo con su perestroika, el holandés comanda a cerca de veinte mil jesuitas que tienen la orden de presentarle al pueblo un Cristo revolucionario que ordena el exterminio del capitalismo y la reimplantación del socialismo.

Lo lograron temporalmente en Nicaragua cuya revolución sandinista y acceso al poder del FSLN se fraguó en la Universidad, las Comunidades de Base y organismos de desarrollo humano bajo dirección jesuita, con el padre Fernando Cardenal a la cabeza, bastándoles diez años de gobierno, nutrido de Jesuitas y otros sacerdotes marxistas, para destrozar la economía, la educación y as instituciones nacionales. Convocaron a elecciones por presión de la ONU pero el voto mayoritario del pueblo los rechazó aunque desde muchos púlpitos, sobre todo jesuitas y maryknoll, se hizo abierta propaganda a favor de Daniel y Humberto Ortega Saavedra, quienes para entonces ya se habían hecho multimilonarios en dólares, igual que los demás comandantes.

A la Nicaragua sandinista acudían constantemente los jesuitas del «Grupo de Reflexión Pastoral» César Jerez (guatemalteco marxista que fue provincial y consejero especial en Roma del padre general Pedro Arrupe), Francisco Estrada, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró, Jesús Bengoechea, Francisco Javier Ibisate, Rafael Moreno, Juan Hernández Picó, Rutilio Grande, Segundo Montes y otros de menor jerarquía, que se convirtieron :n los organizadores directos del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional para la toma del poder en El Salvador. Para 1982 el Grupo tenía enrolado al menos el 20% del clero salvadoreño y su influencia llegó a ser decisiva en torno al arzobispo Oscar Romero al que hicieron llegar al cargo para manipularlo (el padre Ellacuría le escribía sus incendiarios sermones) y lo abandonaron cuando monseñor Romero intentó defeccionar de la acción revolucionaria luego de una entrevista personal con el papa Juan Pablo II. Abandono que en el lenguaje comunista significa «pena de muerte». Meses después fue asesinado mientras celebraba misa, retomando la izquierda su figura para lanzar el mito del obispo mártir. La guerrilla salvadoreña de los jesuitas causó al menos 80,000 muertos, entre ellos el propio Ellacuría y otros cinco jesuitas presuntamente asesinados por militares de los que piensan, equivocadamente, que muerto el perro se acabó la rabia».

El prestigiado escritor español Ricardo de la Cierva, autor de seis libros en los que denuncia con amplia documentación la participación de la Compañía de Jesús en la revolución comunista latinoamericana, particularmente los titulaos «Jesuitas, Iglesia y Marxismo», «Oscura Rebelión en la Iglesia» y «La Hoz y la Cruz», hizo público un documento secreto enviado al Vaticano por monseñor Freddy Delgado en el que narra con todo detalle la acción subversiva de los jesuitas de El Salvador hasta el asesinato del obispo Romero. Sólo ellos lo han desmentido diciendo ¡Mentira! y tildándolo de antijesuita, loco, tradicionalista, etcétera, como hacen con todos los que presentan evidencias de su acción defectuosa. Igual viene ocurriendo en México con su participación dentro del EZLN y demás acciones violentas que sistemáticamente niegan diciendo que a ellos lo único que les importa es la causa de los pobres y la defensa de los derechos humanos de los indios y de los luchadores sociales. Son maestros expertos en tirar la piedra y esconder la mano. Y muchos les creen o reaccionan como si les creyeran.

En México, según datos comprobados de diversas fuentes, y sin que la lista sea exhaustiva, hay miembros de la Compañía de Jesús en la primera línea de las siguientes organizaciones de inspiración marxista revolucionaria: IDO-C, Centro de Reflexión Teológica, (con sede en Coyoacán, D.F., dirigido por ellos), Centro Antonio Montesinos, Centro de Comunicación Javier, Centro de Estudios Ecuménicos (Yosemite 45, colonia Nápoles en ciudad de México), Servicios de Información Procesada o Prodato, Movimiento Nacional de Comunidades Eclesiales de Base, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia, Movimiento Ciudadano por la Democracia (MED), Movimiento de Cristianos Comprometidos en las Luchas Populares (MCCLP), Movimiento de Pueblos y Colonias del Sur, Foro de Apoyo Mutuo (FAM), Partido Revolucionario Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP) Unión de la Revolución Armada Zapatista de Liberación Mexicana.. Organización Revolución Zapatista, Organización La Radio, Asociación Nacional Campesina En Emiliano Zapata (OCEZ) y un sinfín de organizaciones indigenistas y de pandilleros urbanos contando todos con publicaciones que expanden la más aguerrida lucha de clases y odio visceral al gobierno y a los patrones. La mayoría son cercanos al PRI) y otros nutren la izquierda radical extrapartidista.

Es ahí y en sus universidades donde los jesuitas se vuelcan con extraordinario celo en el adiestramiento de líderes revolucionarios, mientras que son minoría los que siguen en las Iglesias para oficiar misas, impartir sacramentos, justificar en los sermones las acciones subversivas de sus colegas y, sobre todo, para mantener el contacto con las damas y señorones de la sociedad adinerada a la que son maestros en aliviar la conciencia extrayéndoles cuantiosos donativos para los «pobres»...

Se acabaron las grandes obras formativas, como el Instituto Patria y la Editorial Buena Prensa cuyo último director, el padre Wilfredo Guinea Ramos, fue misteriosamente secuestrado y asesinado haciéndose luego presentes, por la Compañía, los padres Enrique González Torres y David Fernández Dávalos, rectores de la Iberoamericana y del ITESO, para hacerse cargo de la investigación del crimen y del patrimonio de la institución.

Denuncias presentadas por el diputado Ramón Mota Sánchez en el Congreso de la Unión, por el señor Cuauhtémoc: López Sánchez, por diversos diarios de la capital y del interior y por un congreso expresamente dedicado por la Universidad Autónoma de Puebla a la implicación de religiosos en las guerrillas y acciones desestabilizadoras de tendencia izquierdista, precisándose nombres de cabecillas, operaciones de tráfico de armas, centros católicos de financiamiento como las organizaciones alemanas Misereor y Adveniat, lugares de adiestramiento, etcétera, seguramente han sido registrados por los órganos de inteligencia del gobierno mexicano y gobiernos de los Estados, pero inútilmente hasta ahora, porque jamás se toma una acción directa contra nadie y siguen actuando con total impunidad. «Si hemos visto que a los guerrilleros en armas ¡el EZLN no se les toca, puesto que las batidas militares son sólo contra el ERP y el ERPI, es ingenuo pensar que lo harán con los jesuitas», dijo un catedrático presente en el congreso poblano.

De ahí la razón de preparar la segunda edición de este libro, corregida y documentada, incluida una modificación en el título. De ahí también que su circulación se concentre en las personas que en nuestra modesta opinión deben recibirlo y conocerlo, como responsables que son de la conducción de una sociedad que está seriamente amenazada por una revolución que siendo marxista se le enmascara como cristiana; y que exactamente igual a como se hizo en Centroamérica, con pérdidas de casi 200,000 vidas y el cautiverio temporal de Niicaragua, está fraguada y siendo preparada en Universidades jesuitas de México a las que familias honorables siguen enviando a sus hijos e hijas.

El homenaje masivo a decenas de zapatistas encapuchados en el ITESO de Guadalajara en marzo pasado y el establecimiento ahí mismo en septiembre le la cátedra Paulo Freire por los jesuitas sandinistas Fernando Cardenal y Xavier Gorostiaga, no dejan ninguna duda sobre lo que se fragua en nuestras propias narices. Y no crean los políticos y empresarios que los ayudan que están comprando su seguridad por si llegara a producirse el proclamado «cambio de estructuras» porque para ellos el odiado rico sólo sirve como financiero de la toma del poder desapareciendo después en la tumba o en el exilio, como se vio con claridad en Cuba, en Nicaragua y en todos los países donde se ha impuesto la tiranía marxista-leninista.

Las reformas al artículo 130 de la Constitución le dieron a la Iglesia y a las órdenes religiosas reconocimiento de todo derecho para el libre cumplimiento de su misión espiritual, pero también establecen, como lo hace la norma eclesiástica, que los religiosos tienen vedada su intromisión en política de partidos y obviamente la acción contra la integración del Estado y sus instituciones, lo que los jesuitas no cumplen, de manera que son omisas, con grave riesgo para la nación, conductas de Secretarías de Estado, como Gobernación, que una y otra vez que aparecen jesuitas u otros clérigos como cerebros o ejecutores de crímenes o acciones disolventes no les aplican la ley; como Relaciones Exteriores para quien pasan de noche los Cardenal, los Gorostiaga, los Casaldáliga y muchos otros subversivos extranjeros de altos vuelos y como Educación Pública que no vigila ni en la UNAM ni en las Universidades jesuitas la impartición de cátedras que educan para la revolución y que planifican abiertamente el cambio institucional y la implantación del socialismo, aun por la vía violenta. Olvidan todos ellos que la primera obligación del Estado es protegerse a sí mismo de quienes amenazan su estabilidad y existencia dentro del sistema de libertades democráticas.

Todos somos responsables, además, de que nuestras omisiones y tolerancia permitan a los conspiradores seguir ondeando falsas banderas, como las de la redención de los «indios» y de los «pobres», cuando quedó plenamente comprobado, durante todo el siglo veinte y en todos los continentes, el fracaso de los colectivismos económicos de corte marxista implantados desde la URSS hasta Chile y desde China hasta Cuba, pasando por la Nicaragua gobernada por jesuitas comunistas. Nadie como ellos llevó hambre, mortandad y terror a los pueblos que gobernaron. ¡Que no vengan entonces a causamos el mismo daño! Ley en manos tenemos derecho a la legítima defensa.

El autor
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3 comments:

  1. y que tiene ud. que decir del Opus Dei???

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  2. Anita,

    Hola,Gracias por su interes.

    Tengo unas cosas que decir sobre ellos.
    Sin embargo, en esta pagina solo trato con los Jesuitas. Tratare de incluir informacion sobre ellos en la pagina Ultima Advertencia.

    Sin mas,

    Arsenio,

    Maranata.

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  3. Anita,

    Mas info.:

    Para los no españoles, el problema no interesa más que en sus líneas generales. Por consiguiente, de ordinario se liquida con unas breves líneas, lo que ha hecho posible que la sombra de «filofranquismo» haya terminado por marcar al Opus Dei con una mancha viscosa, difícil de lavar. Diccionarios y enciclopedias salen del paso con unas cuantas generalidades: «tiene filiales en 73 países, pero es especialmente poderoso en España: a pesar de la autonomía nominal que la asociación reconoce a sus miembros en la acción política y civil, es considerada un grupo de presión dentro del régimen franquista y portavoz de los ambientes liberal‑tecnocráticos»[1]. ¿Fuente de esta información? Otro diccionario, que había dicho más o menos lo mismo poco tiempo antes. Vienen ganas de preguntar: quién define como «nominal» la autonomía de los miembros del Opus Dei? ¿Quién «considera» al Opus Dei un grupo de presión?


    Fuente: http://www.opusdei.es/art.php?p=36416

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