Los ejercicios espirituales para familias, organizados por el Centro de Espiritualidad de Loyola, tuvieron lugar desde el 30 de abril al 3 de Mayo. Participaron 34 adultos y 32 hijos, procedentes de Durango, Tudela, Oviedo, Gijón, Albacete, Barcelona, Madrid y Murcia. Algunos, relacionados con obras de la Compañía, otros no; algunos con experiencia de ejercicios y otros que los hacían por primera vez. Matrimonios jóvenes de 30 años con sus primeros hijos y otros de 50, con los hijos en plena adolescencia.
De los hijos, 9 eran bebés y 23 entre 6 y 15 años, dos de ellos con síndrome de Down. La coordinación estuvo a cargo de Damián Picornell sj, con la ayuda de un equipo de nueve acompañantes y monitores venidos de Salamanca, San Sebastián, Albacete, Valladolid y Barcelona: Alberto Cano sj, Mertxe Martín, Begoña Antolínez mdm, Julia Blázquez aci, Carlota Ciudad, Beatriz Bendito, Ivana Murinova, Adelaida Andrés cvx y Garazi Murgialdai se implicaron muy a fondo para sacar adelante la iniciativa.
El objetivo era proponer unos ejercicios espirituales ignacianos con la familia como destinatario y sujeto de la experiencia, a partir de la imagen del camino: somos caminantes hacia Dios, caminamos en familia, caminamos como peregrinos al estilo de Ignacio de Loyola. Las diferentes actividades de los hijos y los puntos dados a los padres se han ido enlazando en torno a esta idea.
Cada día el gran grupo se dividía en tres: los bebés se quedaban en la guardería montada en la Sala Izarraitz, los niños y adolescentes tenían sus actividades en el albergue y los adultos hacían sus ejercicios en silencio. Por la tarde siempre había una experiencia común a todos: el concierto oración animado por Maite López, la visita teatralizada a la Casa Natal de San Ignacio, guiada por Alberto Cano y Mertxe Martín (interpretando a San Ignacio y su cuñada Magdalena) y la Eucaristía final con la bendición a las madres y la entrega de una sandalia como recuerdo y signo para continuar caminando.
Enfocar los ejercicios desde este punto de vista ha requerido adaptar temáticas y prácticas que son habituales en otros formatos más clásicos. Por ejemplo, leer el Principio y Fundamento en clave de familia, hacer el examen del día incluyendo un tiempo de diálogo en pareja o emplear el tercer modo de orar como recurso para orar con los hijos. Todo ello ha generado un proceso de reflexión para evaluar la experiencia y facilitar su difusión en otros lugares de la provincia.
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