Sunday, January 31, 2021

Los jesuitas en el Capitolio de Biden y las contradicciones españolas





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El mantra de esa derecha de Vox que aplaudía a Aznar y vivió de su mandato hoy sufre un ataque de coherencia y avisa sobre los peligros de Lucifer instalado en el Capitolio

31/01/2021 05:00


Siempre me ha fascinado la rapidez, la claridad y sobre todo la displicencia de ciertos sectores de la sociedad que desde la barrera siempre saben lo que tiene que hacer el torero, pero cuando les toca ponerse delante de él ni hay faena, ni ruedo, ni siquiera arena que pisar y se vuelven hasta comprensivos con los antitaurinos. Siempre encuentran justificaciones para la propia incompetencia e ineficacia, abusan del victimismo y son implacables con el paisano de enfrente. Esquizofrenia compleja.

Leía esta semana cómo, por tercera legislatura, exalumnos educados por los jesuitas representan el diez por ciento del Congreso americano. Entre los 535 miembros del 117º Congreso de los Estados Unidos, 55 se graduaron en colegios y universidades jesuitas: 13 ocupan puestos en el Senado y 42 en la Cámara de Representantes. Este año, como novedades, han sido elegidos en 2020 el representante Mike García (republicano por California), Chris Jacobs (republicano por Nueva York) y August Pfluger (republicano por Texas). Asimismo, el senador Jon Ossoff (demócrata por Georgia) fue elegido en enero y juró el pasado miércoles 20 de enero. Aparte del encanto que tiene en este país reivindicar constantemente los orígenes, me sorprendió ver publicada en varios medios una nota de prensa en la que la asociación de antiguos alumnos de colegios y universidades de la Compañía de Jesús reivindicaban su red en puestos relevantes de la Administración americana. He mirado con detalle la larga lista de miembros y suma cerca de un 11% de los cargos en el Capitolio.


"Tengo la mente abierta y busco la verdad. Esas dos cosas, en las que definitivamente creo, provienen de los jesuitas"

El congresista demócrata por California Mark De Saulnier hablaba hace dos semanas del servicio público, la política y su educación: "Tengo la mente abierta y busco la verdad. Esas dos cosas, en las que definitivamente creo, provienen de los jesuitas. Creo que el servicio público es muy espiritual; lo he dicho a menudo. Creo que la Cámara de Representantes (el Congreso) es un sanctasanctórum de la evolución humana, y una educación jesuita tiene mucho que me ha impactado a mí y a mi sistema de creencias: que lo que hago no es un trabajo. No es solo un servicio público: está conectado con Dios". Como a muchos, me producen cierto pudor las confesiones públicas de este tipo en boca de políticos. Pero aquí, en Estados Unidos, es absolutamente normal, añade valor como dicen los cursis y he empezado a pensar que quizá lo 'anormal' sean las tragaderas relativistas que se han desarrollado entre diferentes sectores de la sociedad española. Y digo relativistas, porque con diferencia de pocos años, demasiado pocos, los púlpitos políticos, laicos y eclesiásticos se han convertido en una especie de selección natural entre los limpios y los impuros. Entre los de derechas 'de verdad' y los 'acomplejados'. Entre los que piensan que para ser español, la bandera hay que llevarla en la muñeca y el papa Francisco es un progre que pronto será sustituido por el cardenal Sarah, en esa suerte de cónclave nacional en el que ponen y quitan credos, fondos europeos y señalan a los tibios. Niegan la pandemia, te explican con una precisión científica al nivel de Lancet cómo con la vacuna van a insertarnos (o ensartarnos) un chip porque Bill Gates, Soros y ahora el 'senil' Biden y la 'maléfica' Kamala Harris están en el poder.


Detalle del templo jesuita de la Compañía de Jesús en Oaxaca México. (iStock)

Y leo y veo a gente de cierto nivel intelectual repetirlo una y otra vez, convertir estos nuevos mandamientos en mensajes de WhatsApp. Poco se habla, por cierto, de esa moda de si no estás en Signal o Telegram te ha poseído el espíritu de Lenin y formas parte de ese grupo de pobre gente manipulada, buenista e ignorante a la que todavía, ellos, no han podido iluminar. Y me quedo alucinada cuando me dicen por mensajes (anónimos o privados) que el confinamiento es una maravillosa experiencia familiar, que no valoro el regalo de poder ser la maestra de mis hijos; y así, como una butifarra eterna de chorradas, me reprenden y de paso hacen que se me caigan las pestañas de dos en dos cada vez que leo esas estupideces. Y empiezo a darle vueltas y vueltas y acabo siempre en un bucle en el que me siento como quieren que me vea: una rata de laboratorio, indefensa dando vueltas mientras el nuevo orden mundial dirige mi vida.

Confieso que he llegado al tope de gilipolleces. Con la edad me sube la tensión y al mismo tiempo la intolerancia a los profetas que se santiguan y aplastan. Cogen el incienso y con caídas de ojos y en medio de un éxtasis místico hablan de la manida unidad de España y señalan al católico Biden (y san Donald Trump) como la nueva clase política vendida al sistema imperante. El tema es que si él está de saldo, cómo estaba todo el gabinete de Gobierno de José María Aznar, todos a una, aquellos católicos del Majestic de 1996 reconvertidos en una aplastante mayoría absoluta que no hizo absolutamente nada en ese campo moral que ahora le exigen al presidente de Estados Unidos. Me pregunto por qué a toda esta nueva generación de seguidores de la cruzada de Vox no se les atragantaban las nóminas de entonces mientras nada de lo que supuestamente creían se materializaba en política. Y no hablo solo de ministros, diputados, sino de obispos y de laicos que entonces montaron sus grandes chiringuitos mediáticos y ahora escupen en la Cadena Cope sin ningún rastro de memoria ni pudor. Me irritan los sermones de los que miden los tiempos y juzgan según les sople el viento del éxito mundano. Y es que cuando se está fuera del terreno de juego, no hay nada más fácil que titular o escribir en las redes sociales. La gestión de lo público no ha sido, es ni será nunca un estado de pureza, primero por la condición humana de los que la protagonizan y segundo porque el poder suele, por lo general, corromper. Antes para conseguirlo y después para mantenerlo. Y no se me pongan las mantillas, se arrodillen y agarren los misales como si fuera esto el apocalipsis, porque esto es una realidad tan antigua como el Imperio romano. San Ignacio decía de manera demoledora que "mucha sabiduría unida a mediana santidad es preferible a mucha santidad con poca sabiduría". Urge, más que nunca, rescatarla.


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Tuesday, January 26, 2021

Los jesuitas indemnizarán a las víctimas de abusos cometidos por miembros de su orden en España


PEDERASTIA EN LA IGLESIA ESPAÑOLA

Los jesuitas indemnizarán a las víctimas de abusos cometidos por miembros de su orden en España


Es la primera vez que una institución religiosa del país afronta el reto de que salgan a la luz todos los casos del pasado. Pondrán en marcha un sistema de compensaciones que aplicarán caso por caso


Participantes en la concentración para denunciar la pederastia en los colegios en Barcelona, en 2016.ALBERT GARCÍA

IÑIGO DOMÍNGUEZ|JULIO NÚÑEZ
Madrid - 25 ENE 2021 - 09:13 CET


La Compañía de Jesús en España ha decidido pagar “compensaciones” económicas a las personas que hayan sido víctimas de abusos sexuales por miembros de su orden, en un paso sin precedentes en la Iglesia española, que hasta ahora se ha negado tanto a investigar los casos del pasado como a asumir el pago de indemnizaciones. El único caso puntual registrado hasta ahora fue el acuerdo de los Maristas de Cataluña con las familias de 25 víctimas de abusos en colegios, que pactaron el pago de 400.000 euros el mes pasado.

IN ENGLISH
In a first in Spain, Jesuits to pay compensation to victims of sexual abuse

La trascendencia de este paso estriba en que la congregación afronta, por primera vez en la Iglesia católica española, la vertiginosa posibilidad de que este anuncio haga salir a la luz numerosos casos que hasta ahora permanecían ocultos, como ha ocurrido en Estados Unidos y otros países. Varias diócesis norteamericanas han quebrado por hacer frente a las indemnizaciones y han tenido que vender edificios y propiedades. También los boy scouts de EE UU anunciaron hace un año su propósito de indemnizar a víctimas de abusos y en diez meses recibieron denuncias de 92.000 personas.

Los jesuitas, que en la actualidad gestionan 68 colegios y centros educativos en España, han sido los primeros y los únicos hasta ahora en hacer una investigación interna en profundidad. La presentaron el jueves tras dos años de trabajo y admite abusos sobre 81 menores y 37 adultos desde 1927.

Pidieron perdón a las víctimas y han puesto en marcha un plan de medidas para que no vuelva a ocurrir, llamado Sistema de Entorno Seguro, pero están dispuestos a ir más allá: “Estamos trabajando en cómo establecer un sistema de reparación, que esperamos tener listo próximamente, para ofrecer una compensación económica. Hay personas cuyos casos han prescrito y no pueden acudir a la justicia civil, y en ese caso estudiaremos caso por caso cómo hacerlo, con un abanico de opciones que se ajuste a las indemnizaciones de la justicia civil”, explica un portavoz.

Los jesuitas han reconocido que en siete casos ya han aportado “ayudas económicas” —prefieren esta expresión a “indemnizaciones”, más propio de una resolución judicial—. En uno de ellos, desvelado por este periódico, pagaron 72.000 euros en 2002 a Ángel Plaza, una víctima que sufrió abusos en Salamanca en los años ochenta. Es la única compensación cuya cuantía ha trascendido, y el importe lo fijó la propia víctima. Calculó dos millones de pesetas por gastos de terapia y 10 millones de indemnización, según su relato.

En los otros seis casos, asegura la orden, ya no se trató de desembolsos directos, sino que costearon terapias psicológicas. En la orden admiten que aún están ultimando la fórmula y resolviendo las dudas sobre cómo gestionar las solicitudes, ante la perspectiva de que surjan casos muy antiguos y difíciles de verificar. También se pretende actuar en casos en que las víctimas “no puedan o no quieran acudir a una reclamación judicial, de acuerdo con un convenio específico”. El correo electrónico de los jesuitas a disposición de las víctimas es: proteccion@jesuitas.es.



EL PAÍS contabiliza por primera vez los casos de abusos conocidos, lo que incluye sentencias, investigaciones periodísticas y denuncias públicas que hayan destapado los posibles delitos de un religioso español.

Ángel Plaza, aquella primera víctima indemnizada en 2002 por los jesuitas, valora así el anuncio de la congregación: “El daño del abuso no se puede reparar con dinero, es para toda la vida. Una vez que hemos perdido la infancia y la inocencia, ya no son recuperables. La capacidad de tener una vida normal para una persona que ha sufrido abusos sexuales en la infancia depende de muchos factores, su entorno, su capacidad de resiliencia… pero tenemos que aceptar que nunca será la misma vida que hubiera sido sin el abuso. Esto es fácilmente comprensible en el caso de personas que sufren accidentes que les dejan con minusvalías físicas, pero más difícil de entender cuando los daños son en la personalidad y en la psique. Los daños no son los mismos para todas las personas porque dependen de muchas circunstancias, por tanto, las indemnizaciones no deberían ser las mismas necesariamente”.

En cuanto a la investigación interna, opina que “desde 1927 son muchos años para pensar que nadie nunca supo nada en la orden”. “Los jesuitas deberían no solamente hacer un ejercicio para contar casos de abusos, sino un verdadero examen de conciencia para saber qué ha pasado en sus conciencias para no escandalizarse de lo que muchos superiores, y muchos jesuitas con un poco de inteligencia y perspicacia, podían observar todos los días sentados en su mesa de comunidad. Sin duda no todos los jesuitas son unos pedófilos, sin duda hay verdaderos santos, pero ha llegado la hora de siega, que cuenten con calma sus depravados, y cuántos santos quedan”, concluye.

Para Juan Cuatrecasas, padre de una víctima en el caso del colegio Gaztelueta del Opus Dei, en Bizkaia, y presidente de la asociación Infancia Robada, la decisión de los jesuitas es un paso muy grande en la lucha contra la pederastia en la Iglesia, “que deben imitar otras instituciones religiosas, como el Opus Dei o la propia Conferencia Episcopal (CEE), que hasta ahora han guardado silencio sobre este tema”. Cuatrecasas, no obstante, insiste en que la entrega de estas ayudas debe estudiarse de manera individual y según la situación de cada afectado: “No es lo mismo una víctima de 20 años que una de 80. La primera aún tiene la vida por delante y necesitará de un apoyo constante. De ahí que sea necesario un seguimiento continuo de su situación. La indemnización, más allá de un dinero equis, debe incluir otros elementos que faciliten la integración social, laboral y emocional de las víctimas”.
“ES JUSTO QUE ALGUNAS VÍCTIMAS PIDAN AHORA CANTIDADES ASTRONÓMICAS”

Los jesuitas ya han pagado al menos una vez, según han admitido, una compensación económica a una víctima. Fue en 2002 y abonaron 72.000 euros a Ángel Plaza, que hoy tiene 51 años y sufrió abusos en Salamanca del jesuita José María Sánchez Nieto (en la imagen). En otros seis casos han admitido que han costeado las terapias de las víctimas. En el caso de Plaza, fue su psicóloga la que le sugirió que debería pedir una compensación, como una forma de que los jesuitas asumieran su responsabilidad. Que lo hicieran tuvo un efecto terapéutico, le ayudó en su recuperación: “El hecho de pedir una indemnización es una forma para la víctima de reconocer interiormente la importancia del daño y la capacidad de enfrentarlo. Si los jesuitas reparten limosnas sin que las víctimas hayan participado en ese proceso de forma activa, no creo que el proceso vaya a ser curativo. La pregunta que me hizo mi terapeuta fue: ¿cuánto dinero pedirías por el daño sufrido? Creo que es justo que algunas víctimas pidan cantidades astronómicas, porque el daño es fundamentalmente irreparable y en algunos casos les ha conducido al suicidio”.“La primera vez que un jesuita habló de dinero conmigo fue en Salamanca, en 1996. Me dijo: “Estas cosas se solucionan como en EE UU, con dinero”. A mí me pareció una reflexión obscena viniendo de un jesuita que se había significado por la opción preferencial de los pobres. Pero en 2002 empecé una terapia. Mi terapeuta vivía en otro país y la factura era considerable. Yo pensé que todos esos gastos deberían de ser pagados por los jesuitas, siendo ellos los únicos responsables de todo aquel lío”. Su terapeuta le pidió que calculara una cantidad que considerara justa y pidió 12 millones de pesetas, unos 72.000 euros. Pero pidió tres cosas más: una carta oficial escrita por la Compañía donde reconocieran los hechos; otra del agresor en la que le pidiera perdón a él y a sus padres; y por último, que le informaran de lo que iban a hacer con el religioso a partir de ese momento y que no estuviera nunca más en contacto con menores. “Solo se ocuparon del punto 1, el dinero”.

Las cifras del estudio suponen que el 1% de los jesuitas que han pasado por la orden desde 1927 en España cometieron abusos, pero las asociaciones de víctimas las consideran “ridículas”, aunque sea el primer paso en la buena dirección. El informe se basa en la revisión de archivos, con casos que fueron encubiertos en su día, y los testimonios de víctimas y testigos que han acudido a la congregación. En todo caso, la investigación ha hecho saltar las escasas estadísticas de abusos en la Iglesia española. El recuento que lleva este periódico, ante la ausencia de datos oficiales y solo a través de sentencias conocidas y hemerotecas, contabiliza únicamente 123 casos desde 1986, con cerca de 400 víctimas. La gran mayoría han salido a la luz en los últimos dos años, a partir de octubre 2018, cuando empezaron las investigaciones de EL PAÍS. Se estima que ocho de los casos del informe, con 11 víctimas, ya habían trascendido, luego la investigación de los jesuitas, por sí sola, dispara los datos en un 56%.

Las contadas indemnizaciones de la Iglesia que se conocen en casos que han llegado a los tribunales han sido variables. En 2007, el Tribunal Supremo condenó al arzobispado de Madrid como responsable subsidiario en el caso del cura pederasta del barrio madrileño de Aluche a pagar una multa de 30.000 a la víctima. Respecto a las 70 diócesis españolas, solo la de Cartagena anunció en mayo de 2020 que pagará indemnizaciones a las víctimas de abusos de casos prescritos. Las cantidades, precisó, no serían impuestas por la diócesis, sino que se establecerían tras un acuerdo entre el abogado del obispado y el de la víctima. Otros obispos, como el de Bilbao, Mario Iceta, han declarado que ven “valioso” que la Iglesia española estudie indemnizar a sus víctimas con fondos propios. Pero son casos aislados. Es Francia, los obispos aprobaron en 2019 entregar compensaciones económicas con una cuantía fija, aunque no precisaron la cifra. Para ello, pidieron a los fieles ayudar con donaciones.

En EE UU, algunas diócesis y asociaciones han recibido una avalancha de peticiones tras el anuncio del pago de indemnizaciones. Las cantidades pagadas son heterogéneas. Una de las más altas es la promesa de la diócesis de Brooklyn en Nueva York de 27,5 millones de dólares (unos 22,5 millones de euros) a cuatro víctimas de un profesor laico de religión contratado por la parroquia de St. Lucy-St. Patrick. Cifras millonarias que han llevado a otros obispados estadounidenses a la quiebra, como los de Portland (Oregón), San Diego (California) o la diócesis de Rockville Centre (en Nueva York) que no puede hacer frente a las demandas de más de 300 víctimas.
La Conferencia Episcopal se niega a investigar el pasado

La Conferencia Episcopal Española (CEE), a diferencia de la Iglesia de Irlanda, Francia o Alemania, se ha negado hasta ahora tanto a emprender una investigación interna y revelar la verdad de lo ocurrido, como a asumir compensaciones. Tampoco ninguna otra orden religiosa, al margen de los jesuitas, ha querido hacerlo. El único precedente es el de los Maristas de Cataluña, que constituyeron en febrero de 2020 una comisión independiente junto con la Fundación Mans Petites, creada por Manuel Barbero, padre de una de las víctimas. Investigaron caso por caso y establecieron los daños sufridos, las secuelas y el derecho a recibir indemnización. Acordaron pagar unos 400.000 euros a 25 antiguos alumnos que fueron abusados por miembros de la congregación en colegios catalanes. Algunos de los casos se remontan a 1960 y todos estaban prescritos en la justicia civil. Un total de 18 profesores o monitores de colegios Maristas habían sido denunciados por abusos cometidos desde los años 60, tras una investigación de El Periódico, pero solo uno de ellos, el profesor de Educación Física Joaquín Benítez, fue condenado a 21 años de cárcel el año pasado.

Expertos canónicos han explicado que las diócesis tienen la obligación de informar a las víctimas de que tienen derecho a pedir una compensación económica antes de que se inicie el proceso eclesiástico. Sin embargo, la mayoría de las víctimas entrevistadas por EL PAÍS aseguran que nunca se les habló de esta posibilidad.

Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos con su denuncia a abusos@elpais.es


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Los jesuitas admiten abusos a 81 menores desde 1927



5. 26-01-2021 08:59
Kiko Neville
Yo recomiendo desconfiar del cura progre y del demasiado conservador. Y sobre todo del plumas. Hay aves que vuelan en cuanto pueden. Enciérrate en un palomar.

4. 25-01-2021 13:59
ANTONIO MORALES
Malo sera que las indemnizaciones no las termine pagando el estado como los IBI,los sueldos de los curas y maestros de religion y los despidos improcedentes.La iglesia en España siempre se va de rositas.

3. 25-01-2021 11:22
ECOS ECO
La actual Iglesia Católica está podrida, es un nido de víboras, un foco de degeneración y abusos, gobernada desde el Vaticano. Que paguen indemnizaciones está bien, pero también la sociedad debe exigir que asuman responsabilidades ante la justicia terrenal como todo hijo de vecino, pues como tal se han comportado.

2. 25-01-2021 08:10
Carlos Martinez
Demostrarán que las victimas son los abusadores, y para entonces habrán prescrito. Lo que leyeron de que "lo que hagáis a uno de estos niños, me lo hacéis a mi" dicho por el mismo Jesucristo no lo han entendido.

1. 25-01-2021 07:16
Fernando Torres
En cierta manera el verdadero problema no son los abusos en sí mismos (siempre ha habido y siempre habrá, como siempre ha habido criminales). El otro problema, tan grande o más que el anterior, es la capa de encubrimientos y mentiras que han hecho las instituciones para proteger su imagen pública y para protegerse a sí mismas en la persona de sus responsables. Han sido años de encubrimientos y poner difícil la vida a las víctimas, años en los que las víctimas han sido revictimizadas, mareadas, ignoradas, escondidas. Y eso no por obra de aquel abusador de su infancia sino por obra de la institución. O las instituciones religiosas (o de cualquier tipo) se enfrentan a este segundo aspecto del problema o lo que estarán haciendo es simplemente buscar un chivo expiatorio (el abusador) para no pensar en esos años y acciones directas de encubrimiento.




Saturday, January 23, 2021

Los jesuitas, la orden del papa Francisco, pidieron también el juicio político de Donald Trump


La publicación “America”, la voz de la Compañía de Jesús en los Estados Unidos, solicitó en un editorial que el Congreso someta a un proceso de impeachment al presidente por haber “incitado” a “una turba sediciosa” a irrumpir en el Capitolio el 6 de enero, cuando se realizaba la certificación de Joe Biden

11 de Enero de 2021


"Minutos antes de esta calamidad previsible, el presidente Donald J. Trump dio uno de sus habituales discursos demagógicos en un acto frente a la Explanada Nacional", describió la publicación de la Compañía de Jesús al acto "Save America" del 6 de enero. (Eric Lee/Bloomberg)

Donald J. Trump debería ser sometido a juicio político, destituido y excluido de cualquier cargo federal futuro, inmediatamente”: en un artículo firmado por el conjunto de sus editores, America, la publicación semanal de los jesuitas en los Estados Unidos, se sumó a las voces que solicitan que el Congreso someta a impeachment al presidente por haber “incitado” a “una turba sediciosa” a irrumpir en el Capitolio el 6 de enero, en el momento en que se realizaba la certificación de Joe Biden como presidente electo.

La publicación de la orden religiosa a la que pertenece el papa Francisco subrayó que “el asalto a la capital nacional será recordado como uno de los acontecimientos más viles de la historia estadounidense” y que “no deberían quedar dudas sobre por qué sucedió y quién lo causó”.

Con el título “Someter a juicio político y condenar, ahora mismo”, el editorial de la publicación que dirige Matt Malone —que está asociada a la web The Jesuit Post y al podcast Jesuitical— recordó en su primer párrafo que “al menos cinco personas han muerto, incluido un policía del Capitolio que fue apaleado mientras defendía la casa del pueblo” y que “un segundo oficial de la policía del Capitolio, que respondió al salto, se suicidó el 10 de enero”.


“Donald J. Trump debería ser sometido a juicio político, destituido y excluido de cualquier cargo federal futuro, inmediatamente”, demandaron en el editorial de America los jesuitas de EEUU

Tras calificar de “insurrectos” a los fanáticos de Trump que forzaron la evacuación de los legisladores a un lugar seguro, el editorial de la Compañía de Jesús en los Estados Unidos destacó que muchos de ellos llevaban “equipo de combate y armas automáticas” y que aun aquellos que no llegaron así preparados “convirtieron las vallas metálicas, los escudos de la policía, las astas de las banderas y los extintores de incendios en armas improvisadas, que esgrimieron con ferocidad mientras gritaban invectivas racistas y antisemitas”.

El ataque, “horrible y repugnante”, según el medio de noticias y opinión sobre catolicismo y política en los Estados Unidos, “podría haber sido peor”. Desarrolló: “Docenas de los sediciosos que rondaron por el Capitolio también llevaban bolsos de lona, cualquiera de los cuales podría haber contenido los medios para asesinar a la rama legislativa del gobierno federal en su conjunto, incluidas las primeras tres personas en la línea de sucesión presidencial. Algunos de ellos cantaban ‘Cuelguen a Mike Pence’; otros habían erigido una horca improvisada cerca del estanque reflectante del monumento a Lincoln”.

El semanario fundado en 1909 argumentó: “Minutos antes de esta calamidad previsible, el presidente Donald J. Trump dio uno de sus habituales discursos demagógicos en un acto frente a la Explanada Nacional. Más de una docena de veces en apenas 90 minutos, el presidente afirmó, osadamente y sin fundamento, que le habían robado las elecciones presidenciales de 2020: la misma mentira que ha repetido a diario desde el 4 de noviembre”.


El ataque, “horrible y repugnante”, según los jesuitas de los Estados Unidos, “podría haber sido peor”: recordaron que muchos asaltantes iban armados y gritaban "Cuelguen a Mike Pence". (REUTERS/Leah Millis)


Con la inclinación política liberal que los identifica, los editores de America acusaron: “Para avivar la ira de la multitud con su deshonestidad calculada, Trump dijo a la turba que ‘nuestro país ya ha tenido suficiente, no lo aguantaremos más’. Luego animó a la multitud a marchar hacia el Capitolio para darles a los republicanos que allí estaban ‘la clase de orgullo y audacia que necesitan para recuperar nuestro país’”.

Para argumentar que no se trataba de un mero ejercicio de la libertad de expresión, los jesuitas agregaron que el presidente “organizó un grupo de oradores que a sabiendas gritaron ‘fuego’ en un teatro lleno”. Aludieron así al famoso fallo de la Corte Suprema estadounidense, Schenck v. Estados Unidos, que estableció: “La protección más estricta de la libertad de expresión no protegería a un hombre que gritara falsamente fuego en un teatro y causara pánico”, por lo cual las acusaciones engañosas no cuentan como expresión protegida por el derecho.

“Momentos antes de la presentación de Trump, su abogado personal y ex alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudolph W. Giuliani, se dirigió a la misma multitud y pidió un ‘juicio con combate’ contra los demócratas: una referencia escandalosamente abierta a resolver una disputa mediante la confrontación física”, siguió el editorial. “El hijo del presidente, Donald J. Trump Jr., usó la misma plataforma para hacer pública una advertencia a los miembros del Congreso republicanos indecisos: ‘Vamos a por ustedes’. Junta a todas estas frases provocadoras, la sugerencia dudosamente sincera y efímera de Trump a la multitud, de ‘hacer escuchar sus voces pacífica y patrióticamente’, fue manifiestamente insuficiente en el mejor de los casos”.


“Para avivar la ira de la multitud con su deshonestidad calculada, Trump dijo a la turba que ‘nuestro país ya ha tenido suficiente, no lo aguantaremos más’. Luego animó a la multitud a marchar hacia el Capitolio", expresó el editorial de los jesuitas (Bloomberg)


El editorial —promovido en Twitter por James Martin, consultor del Dicasterio para la Comunicación de Vatican News y una firma habitual de America— recordó también el uso que el presidente saliente dio a su cuenta de Twitter, luego suspendida.

“En un mensaje grabado que se difundió esa tarde, Trump dijo a la turba amotinada ‘los amamos’ y repitió una vez más la mentira de que le habían quitado su victoria electoral con un engaño. Sin dudas, el presidente dijo palabras bonitas en Twitter y en el video para pedir paz, pero cualquier persona razonable habría visto allí el guiño que eso fue en realidad. Y aun si finalmente, a regañadientes, reconoció que el 20 de enero asumirá un nuevo gobierno, Trump no ha asumido la responsabilidad ni ha expresado su arrepentimiento por instigar el asalto, y ha confirmado que él no asistirá a la toma de posesión de su sucesor debidamente elegido”.

Tras señalar que en los 244 años de historia estadounidense no sucedió un hecho como el del 6 de enero de 2021, el editorial concluyó: “Donald J. Trump debería ser sometido a juicio político, destituido y excluido de cualquier cargo federal futuro, inmediatamente”.


The Jesuit and lay editors of America Media @americamag add our voices to the chorus: "Impeach. Convict. Now." https://t.co/Qls5cEzWUE— James Martin, SJ (@JamesMartinSJ) January 11, 2021

Los jesuitas reconocieron que el impeachment y la condena de Trump son algo improbable dados los escasos días que restan del gobierno del republicano. “Pero tal resultado no es imposible”, agregaron, “y cualquier demora, sea cual sea, sería una sustitución profundamente insensata de un cálculo táctico en lugar de un principio constitucional. El daño que Trump ha causado no tiene precedentes y nuestros legisladores no deberían demorarse en hacerle rendir cuentas y establecer así una norma de conducta aceptable para los presidentes futuros”.

La revista de la orden religiosa del papa Francisco cerró su editorial urgiendo al Congreso a actuar de inmediato, “sin otra razón que registrar ante el tribunal superior de la historia la repugnancia colectiva de la nación” y asegurar que “semejante abuso depravado y pérfido del cargo presidencial” no vuelva a “mancillar el carácter” del país.

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“Quedé impactado”: el papa Francisco condenó a quienes actúan contra la democracia tras el asalto al Capitolio de EEUU

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Saturday, January 9, 2021

Jesuita Leo O´Donovan bendecirá el comienzo de la era Biden



Por: Christian Redondo - Enero 08, 2021 - 08:33 p.m.

INTERNACIONAL


Foto: @jesuitswest


El padre jesuita Leo O´Donovan, expresidente de la Universidad de Georgetown, y amigo de la familia Biden, será el encargado de hacer la oración de la inauguración presidencial de Joe Biden el 20 de enero.

De acuerdo con el portal estadounidense, National Catholic Reporter, Biden lo llamó personalmente y le ofreció ser la persona encargada de realizar la oración del inicio de la Presidencia del segundo católico que se va a sentar en el despacho oval en la historia de Estados Unidos.

O´Donovan ha estado muy de cerca con la familia Biden, incluso en 2015, presidió la misa fúnebre del hijo mayor de Biden, Beau, después de fallecer de cáncer cerebral a la edad de 46 años.

Además, a Biden se le ha visto con frecuencia en la iglesia de la universidad jesuita de Georgetown, donde estudió otro de sus hijos. Estando allí, O´Donovan lo invitó a ofrecer su testimonio como católico cuando éste era senador por el estado de Delaware.

O´Donovan es ahora director en el Servicio Jesuita a Refugiados, donde también Biden ha colaborado recaudando fondos.