Que busca pastorear el mundo actual
Los fieles católicos lo veneran. La prensa laica lo respeta. Los no católicos lo admiran. Pero su franqueza y declaraciones sin filtro también le han valido detractores que lo acusan de ser “muy moderno” Cosas analiza la figura de Franciso, el revolucionario.
"Si el Papa sigue hablando así, volveré a la Iglesia”, fueron las declaraciones del actual presidente cubano, Raúl Castro, líder de un régimen que no se caracteriza necesariamente por su fe católica. Este tipo de comentarios se han convertido en algunas de las noticias relevantes del primer Papa latinoamericano, Francisco.
Como buen jesuita, su convicción es pastoral: busca liderar, guiar y lograr la adhesión de más personas a su fe católica, de Jesucristo. Entre líneas, cada movimiento, cada declaración, cada foto es un esfuerzo para generar empatía entre quienes lo contemplan y, así, evangelizar.
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina el 17 de diciembre de 1936, en medio de una familia católica y muy unida. Fue a los 21 años cuando tomó la decisión de convertirse en sacerdote, con una formación jesuita desde sus inicios, lo que marcó una forma de vida humilde y de evangelización.
Lo que hace, lo que dice, lo que calla, lo que viste, lo que no lleva encima… todo genera noticia y siempre, comunica. Por ejemplo, en la cruz de hierro que carga en su collar no aparece Jesús crucificado, sino la imagen de un rebaño y el buen pastor, que tiene sobre sí una oveja descarriada. Fue justamente durante sus primeros días como Papa en 2013 cuando la imagen se viralizó en redes sociales, generando cuestionamientos pues Francisco se negó a usar la cruz de oro pontificia (reconocida por su lujo) que sus antecesores cargaron. Así mismo, dio un mensaje contundente: el Vaticano, tal como se conocía, iba a cambiar. Y claro, los mensajes de apoyo surgieron con efervescencia también.
Y si bien ha podido ganar la empatía de líderes cuestionadores del cristianismo, como Castro, y de la prensa y redes sociales, más laicas que cualquier cosa, a Francisco se lo acusa de ser “muy moderno”.
Fue recién en abril de este año cuando, lejos de cualquier protocolo y diplomacia, con mucha vehemencia, acusó al mundo de mantenerse en silencio ante el asesinato de cristianos en Kenia, y menos de una semana después, denominar como genocidio la muerte de 1.5 millones de armenios en Turquìa, que en 1915 era el imperio Otomano. Las reacciones no se hicieron esperar, y el gobierno turco llamó de forma inmediata a su embajador en el Vaticano.
“Parece que la humanidad es incapaz de poner un alto al derramamiento de sangre inocente. Parece que la familia humana se ha negado a aprender de los errores causados por la ley del terror, por lo que hoy en día hay quienes tratan de eliminar a los demás con la ayuda de unos pocos, y con el silencio cómplice de otros que simplemente se dedican a observar”.
También ha estrechado lazos con otras tendencias del cristianismo, como la Iglesia protestante. El Papa Francisco destacó que católicos y evangélicos son hermanos, no adversarios. Aunque marcó distancia ante temas más sensibles como la inclusión de mujeres sacerdotes y el divorcio (figuras a las que el Vaticano se opone), pidió no condenar a los divorciados.
Y aquí surgen las paradojas y una distancia visible entre la tradición del Vaticano y Francisco. “La Iglesia no debería temerle al cambio”, declaró alguna vez el Papa, quien ha expresado su deseo de tener una iglesia más compasiva y menos rígida. Sin que esto implique una posición a favor del divorcio “Tenemos que acercarnos a los conflictos sociales, a los nuevos y viejos tiempos, y tratar de dar una mano de consuelo, no de estigmatización e impugnación”, dijo en el Sínodo celebrado ante 200 obispos en octubre de 2014.
Sus declaraciones trascienden el espectro de relaciones diplomáticas y sin ningún reparo ha tocado temas sensibles como el lujo del Vaticano. Fiel devoto a la virgen Dolorosa, Francisco desde su formación tiene la sencillez marcada en su frente y en la punta de la lengua. Uno de sus comentarios más recordados fue cuando lanzó sus dardos a la propia Iglesia católica “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres!”
Pero aunque puede ser acusado de “moderno”, en algunas ramas del sector GLBT (Gay, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros) las críticas en su contra son intensas. “Si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla”, fueron de las primeras declaraciones que trascendieron del sumo Pontífice. Y si bien su tono pudo ser interpretado como conciliador, ya en varias ocasiones se ha manifestado en contra del matrimonio gay al considerarlo una amenaza contra la familia. “Es bien conocido que la perspectiva de la Iglesia sobre la familia es que la misma está basada en la unión del matrimonio de un hombre y una mujer. Para los católicos es la unión del hombre y la mujer, y los hijos que vienen de esta unión. Si hay personas que desean tener comunidad de otras formas, no es una familia para nosotros”, fueron las declaraciones más recientes que encendieron el debate y la oposición contra el líder del catolicismo desde algunos grupos GLBT, quienes lo acusaron de difundir un discurso de confrontación que no ayuda a promover la inclusión.
A pesar de esto, su imagen tiene un poder de atracción que no se desgasta. Incluso en las redes sociales ecuatorianas se dieron publicaciones memorables que se viralizaron con facilidad, como la foto en plano abierto de la plaza de San Pedro con el Papa de fondo, y una bandera del equipo ecuatoriano Club Sport Emelec. Y unos años después, para seguir los pasos de su rival de barrio, un hincha le entregó la camiseta de Barcelona de Guayaquil al santo pontífice, convirtiéndose en noticia en medios tradicionales y un boom en redes sociales.
Hoy en día, sus selfies no son sorpresa; por el contrario, se las considera normales, sin embargo no dejan de ser noticia. Su nivel de popularidad y posicionamiento positivo lo coloca en un status de rockstar. A diferencia de los dos últimos Papas, Francisco no solo ha aparecido en medios influyentes como TIME, Forbes o Le Monde, sino en otros asociados a un público más alternativo, alejado del catolicismo, o en su defecto, al show bizz, como The New Yorker, MTV, Esquire o Rolling Stone. Su mérito, sacar la Iglesia a la calle.
El papa Francisco se adapta a la época sin desentonar. Sus acciones, sus declaraciones, su look, el look del Vaticano… todo forma parte de un discurso que trasciende las palabras, y promueve una imagen refrescada de una institución tan acartonada como el Vaticano. Francisco recupera la sencillez de la palabra que predicó Jesús, y no le teme a la política (y a lo políticamente correcto). Características que pueden provocar roncha en ciertos sectores, pero que en definitiva, le han valido reconocimientos y buena onda entre católicos y no católicos.
Directo, sin filtro, amable, carismático, con sentido del humor, polémico y cercano… es por eso que Francisco es el papa Rockstar digno de estos tiempos.
Por: María Luisa Carrión. Fotos: Sipa Press
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