Encuentro de Pastoral Vocacional de los Jesuitas en España. Muro en Facebook de Vocaciones Jesuitas
Política
De 700 alumnos en 1.558 a tres sacerdotes que actualmente forman la Orden
Carlos Iserte/Toledo 03/julio/2011
La crisis azota también a la Iglesia española, pero más que en su cuenta de resultados económicos, le afecta en la penuria de vocaciones. Ya pocos jóvenes quieren ser curas; pocas chicas piden el ingreso en conventos y órdenes religiosas. Los seminarios están vacios y muchas iglesias rurales abren una vez a la semana por falta de párrocos. La situación es tan alarmante, que la mítica Compañía de Jesús ha decidido abandonar la capital de Toledo 500 años después de su llegada a la Ciudad Imperial. La razón: la falta de vocaciones.
Era un secreto a voces: los jesuitas abandonan Toledo, se marchan de la Ciudad Imperial, donde llegaron hacía el 1.500. Y se marchan no porque los vuelvan a expulsar de España. No, su renuncia a seguir en la capital de Castilla-La Mancha es fácil de vislumbrar, la falta de vocaciones ha conseguido más que Carlos III, por lo que nada tienen que hacer en la que en otro momento fue la urbe más importante del mundo.
La soledad de una gran Orden
Y es que la Compañía de Jesús, tan comprometida con las sociedades más desfavorecidas en países latinoamericanos, no ha logrado superar el envite de la crisis de vocaciones, como lo prueba los 700 alumnos que llegó a tener su colegio toledano en 1558. Ahora, cinco siglos después, solo tres curas deambulan por los pasillos del emblemático edificio que ocupan los jesuitas en las laberínticas calles que confluyen entre Alfonso XII y el callejón de Jesús y María de la capital castellano-manchega.
Residentes de peso
Tres curas, pero tres curas de peso, como Luis María Mendizábal, de 84 años de edad, director espiritual y fundador de congregaciones repartidas por media España, que comparte todavía edificio con los también padres Ricardo Rodrigo, padre superior, y Máximo, el mayor de los tres que ya requiere atenciones y cuidados. Aún así, este trío de jesuitas llevan el peso del culto de la iglesia de San Ildefonso, para todos los toledanos la “iglesia de los jesuitas”.
14 novicios
La propia orden reconoce en su página web “jesuitas.es”, a través de su campaña vocacional “vocaciones 2.0” la disminución de adeptos que ha afectado a la Iglesia entera en los últimos decenios, y que también se ha hecho patente en la compañía. “Aún así, en 2007 habían entrado en nuestra institución 486 nuevos novicios (el 40% de ellos en Asia)”, añaden, “en España, el noviciado, ubicado en San Sebastián, acoge este año a 14 de ellos”. Solo 14 para una compañía, hoy por hoy, la primera orden religiosa masculina mundial en cuanto a número de miembros.
Política
De 700 alumnos en 1.558 a tres sacerdotes que actualmente forman la Orden
Carlos Iserte/Toledo 03/julio/2011
La crisis azota también a la Iglesia española, pero más que en su cuenta de resultados económicos, le afecta en la penuria de vocaciones. Ya pocos jóvenes quieren ser curas; pocas chicas piden el ingreso en conventos y órdenes religiosas. Los seminarios están vacios y muchas iglesias rurales abren una vez a la semana por falta de párrocos. La situación es tan alarmante, que la mítica Compañía de Jesús ha decidido abandonar la capital de Toledo 500 años después de su llegada a la Ciudad Imperial. La razón: la falta de vocaciones.
Era un secreto a voces: los jesuitas abandonan Toledo, se marchan de la Ciudad Imperial, donde llegaron hacía el 1.500. Y se marchan no porque los vuelvan a expulsar de España. No, su renuncia a seguir en la capital de Castilla-La Mancha es fácil de vislumbrar, la falta de vocaciones ha conseguido más que Carlos III, por lo que nada tienen que hacer en la que en otro momento fue la urbe más importante del mundo.
La soledad de una gran Orden
Y es que la Compañía de Jesús, tan comprometida con las sociedades más desfavorecidas en países latinoamericanos, no ha logrado superar el envite de la crisis de vocaciones, como lo prueba los 700 alumnos que llegó a tener su colegio toledano en 1558. Ahora, cinco siglos después, solo tres curas deambulan por los pasillos del emblemático edificio que ocupan los jesuitas en las laberínticas calles que confluyen entre Alfonso XII y el callejón de Jesús y María de la capital castellano-manchega.
Residentes de peso
Tres curas, pero tres curas de peso, como Luis María Mendizábal, de 84 años de edad, director espiritual y fundador de congregaciones repartidas por media España, que comparte todavía edificio con los también padres Ricardo Rodrigo, padre superior, y Máximo, el mayor de los tres que ya requiere atenciones y cuidados. Aún así, este trío de jesuitas llevan el peso del culto de la iglesia de San Ildefonso, para todos los toledanos la “iglesia de los jesuitas”.
14 novicios
La propia orden reconoce en su página web “jesuitas.es”, a través de su campaña vocacional “vocaciones 2.0” la disminución de adeptos que ha afectado a la Iglesia entera en los últimos decenios, y que también se ha hecho patente en la compañía. “Aún así, en 2007 habían entrado en nuestra institución 486 nuevos novicios (el 40% de ellos en Asia)”, añaden, “en España, el noviciado, ubicado en San Sebastián, acoge este año a 14 de ellos”. Solo 14 para una compañía, hoy por hoy, la primera orden religiosa masculina mundial en cuanto a número de miembros.
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